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3.100 vidas por detrás del virus

José Juan Zaplana. Portavoz de Sanidad del PPCV

Nunca antes la palabra ‘récord’ había tenido tantas connotaciones negativas. El Covid19 nos ha acostumbrado, lamentablemente, a que la Comunitat Valenciana sea una comunidad de récord: en contagios, en ingresos hospitalarios, en brotes. Una situación a la que se ha llegado por una serie de decisiones en las que se han concatenado la inseguridad, la falta de valentía, la inoperancia, la falta de gestión y la ausencia de altura de miras del Gobierno que encabeza Ximo Puig.

La primera ola del Covid nos llegó como un bofetón al que no se le quiso dar más importancia. Cierto es que era difícil prever lo que se nos venía encima, pero nadie en el Consell quiso prestar atención a las noticias que llegaban desde China o desde Italia. Frases ya antológicas como la de un alto cargo de la Conselleria de Sanidad –“no me gusta el fútbol”- para excusar por qué no conocía que más de 2.000 valencianos habían viajado a Milán –donde la pandemia ya era evidente- fueron la primera alarma de la poca importancia que se estaba dando al Covid desde el Gobierno valenciano.

La radiografía de la primera ola nos dejó un panorama desolador: social, económico y sanitario. Con un President titubeante, con una consellera de Sanidad absolutamente quemada por la situación, con una vicepresidenta
–Oltra- que prefirió poner tierra de por medio y desaparecer pese al drama de las residencias de ancianos. No aprendieron nada y así ha sido durante meses, en los que la Comunitat ha ido por siempre por detrás del virus. Más de 3.100 vidas por detrás del virus. El Consell es como el coyote que nunca consigue alcanzar al correcaminos. Solo que en este caso y a diferencia de los dibujos no tiene gracia. Ninguna.

Diez meses después del inicio de la pandemia Puig y su Gobierno siguen sin entender nada. Últimos en realización de PCR, con una vacunación de la que se desconoce el plan, hospitales saturados. Nada se sabe de los test en farmacias y en cambio algo sí se sabe de la investigación de Antifraude por los contratos de aviones para traer material y de la de los hospitales de campaña en los que se gastaron 16 millones de euros que se sepa y que están aún hoy sin usar. No sabemos si el jefe del Consell en estas fechas navideñas ha compartido mesa y mantel con su hermano, pero lo que ya empezamos a saber es cómo hace negocios desde que es President.

La mochila del President de la Generalitat empieza a pesar demasiado, cargada de las quejas de sectores duramente golpeados por esta crisis como la hostelería o el turismo y por unos kilos de soberbia. Porque solo unos días después de alardear de que la Comunitat estaba bien, el virus se giró como un bumerán y nos ha golpeado más duro que antes, más duro que a nadie. Y porque Puig no ha aceptado en ningún momento la ayuda que se le ofrecía, que ha sido mucha por parte del Partido Popular de la Comunitat Valenciana.

Desde el primer momento nos pusimos a disposición del Gobierno valenciano. No por Puig. Por los valencianos. Pero la respuesta recibida no ha estado a la altura de lo que requiere una situación extrema como esta. A lo largo de meses la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, ha propuesto a Puig la realización de planes de antígenos en las farmacias, de refuerzo sanitario, blindar el presupuesto de Sanidad, ayudas directas a pymes y autónomos o un plan de un plan de colaboración público-privada que es esencial. La saturación de sistema por el Covid ha provocado un cuello de botella que se ha llevado por delante tratamientos, citas médicas y operaciones quirúrgicas. Algún día Puig tendrá que explicar por qué no quiere ni oír estas propuestas.

No quisiera acabar sin hacer mención a las imprudencias de esta Navidad tan reciente, como el caso de la cabalgata de Reyes de Valencia. Lo que ha ocurrido es muy serio, y hay responsabilidades múltiples; del alcalde Ribó, del concejal Galiana, del PSPV como socio de Gobierno de Compromís en el Ayuntamiento, de la Generalitat. La dejación de funciones de la consellera y del President, que debían salvaguardar la seguridad de los ciudadanos, no pueden saldarse con un “fue un error de protocolo” o “no debía haberse realizado”. Fue una imprudencia que ha puesto en riesgo la vida de los valencianos. ¿Dónde estaba Salud Pública? ¿No hay responsabilidad política de nadie? Dentro de 15 días veremos las consecuencias de su incapacidad.

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