Pascual Andrés Tévar nos envía un nuevo artículo propio

En este 2021 navegando en el mar de la pandemia, rodeado de restricciones y protocolos, y a bordo del velero llamado vacuna, ocurre el nacimiento de los días invisibles.

Es cuestión de replantearse como son los festivos, como son los puentes, como son las vacaciones, ya que ninguno de estos enunciados tiene su verdadero sentido, desde hace tiempo. Y especialmente ahora, con los cierres perimetrales, y la anulación de la posibilidad de celebraciones masivas, y motivadas por las queridas fiestas, y celebraciones en todos los puntos de la geografía, de nuestras ciudades, y de nuestros queridos pueblos.

Así que, toca coger el CALENDARIO DE FESTIVOS, y darle la vuelta, y convertir esos días señalados, en INVISIBLES, porque no hay FALLLAS, ni SEMANA SANTA, ni FIESTAS PATRONALES, ni HOGUERAS, ni nada que se le parezca, y tenga sentido celebrar. Por lo que en consecuencia, esos días señalados los hacemos INVISIBLES, y los convertimos en motivo de “descanso” y de reflexión. Y así ser capaces, por mucho que nos cueste, que no nos invadan, las pesadumbres y las melancolías.

Lo que importa, y es de lo que ahora se trata, es hacer, a nuestra manera, un NUEVO CALENDARIO, en nuestros pensamientos y vivencias, con auto convencimiento, de que existen días de trabajo, y días a ocupar con nuestros pensamientos , emociones, pasiones, y descansos salpicados de constantes dudas , entre otras cosas. En definitiva, nos tenemos, que hacer nuestro CALENDARIO PERSONAL, para que cuando nos ataque la ansiedad, de las fiestas, vacaciones, y otras lindezas tengamos respuestas que nos pongan a salvo. Y para que seamos conscientes, que nos han cambiado la película, y que no queda otra, que aceptarlo, y ser capaces de aprender a convivir, con la depresión a cuestas, y sorteando la superación, con nuestra personal forma, de reinventar la necesaria convivencia, y las limitaciones en todos los sentidos.

Con nuestra cultura MEDIETERRÁNEA, que todas y todos, llevamos, aunque lo disimulamos, el calvario dentro, porque a estas alturas de viacrucis de la pandemia, tenemos claro, que no queda otra, que adaptarse y “cuidarse”, o quedar tocado en el intento. Y claro está, no es aceptable, quedar atrapado, con melancolías permanentes, que de alguna forma, no te dejan del todo, seguir adelante.

Somos conscientes, y pobre de él o de ella, que no lo sea, que el túnel es muy largo, pero que nos va la ilusión de vivir y convivir, de ponerle coraje, y de dejarnos ayudar sin complejos, cuando lo necesitemos. Y sobre todo, de estar convencidos, por muchas pesadillas que nos acompañen, que de esta SALIMOS más fuertes, porque hemos aprendido a convivir con el sufrimiento y la lucha de superación permanente.

Así que, toca echar mano de todos los recursos a nuestro alcance, con los argumentos infinitos de tu COMPAÑERA O COMPAÑERO en la vida, de tu FAMILIA, de tus AMIGOS y AMIGAS, de tu TRABAJO, de tu PEÑA, de tu EQUIPO del alma, y de tus AFICIONES PERSONALES, y con todo ello, hacer un coctel, a modo de filosofía de vida, y de moral incansable, más allá de las estrellas.

En esta reflexión, he tratado de olvidarme del calendario y de los festivos, y de todas las celebraciones multitudinarias, y he buscado argumentos convincentes de ilusión, para seguir caminando bajo la increíble luz mediterránea.