José Enrique Bernabeu Pérez nos envía este artículo

Anda el ciudadano preocupado, enojado, con el desorbitado aumento que se viene produciendo en el coste de algo que hasta hace poco muchos desconocían, el Megavatio. Un coste que viene alcanzando récords día tras día y que llegando a sobrepasar los 200 euros, repercute y de que manera en su bolsillo.

Un ciudadano que recuerda cuando el actual Gobierno, entonces en  la oposición, bramaba contra la subida de la luz un 13%, hablaba de pobreza energética, acusaba al anterior Gobierno de ser muy caro para los españoles y que una vez ellos en el poder meterían en cintura a las Eléctricas. Un ciudadano que observa como los que prometían soluciones son incapaces de encontrarlas, reparten culpabilidades y se contentan con indicarle cuando tiene que poner la lavadora, planchar o disfrutar del aire acondicionado. Como los que abogaban por las renovables abominando de otras energías sin un necesario periodo transitorio, hoy se encuentran con un grave problema ante el que solo la indignación ciudadana ha sacado de su  indolencia. Un problema que no solo afecta a los hogares si no también al comercio e industria que verán aumentados sus costes de producción. Lo que unido a la subida del precio del petroleo y del gas, dañará su competitividad agravando con ello las dificultades por las que vienen atravesando. Lo que desembocará en menos contratación y más paro.

Mas sin discutir la relevancia de lo anterior, son muchas las cuestiones por las que, tiempo ha, el ciudadano viene mostrando su preocupación e indignación.

Así, le preocupa que los presupuestos de España se apoyen en quienes quieren romperla. Que a pesar de los datos de la deuda e inflación que alcanzan el 122% y 4% respectivamente, el Gobierno hable, ante las exigencias de su facción podemita, de unos presupuestos expansivos y mantenga sus previsiones macroeconómicas y datos de crecimiento. Y ello en contra de los facilitados por el FMI, el INE y el Bco. de España que los rebajan sustancialmente. Al tiempo que este último indica que la loable pero inoportuna subida del SMI afectará a la contratación de jóvenes y mayores de 45 años. Unos presupuestos expansivos que apuntan a más deuda y mayores impuestos.

Le preocupa el permanente enfrentamiento del Gobierno con la justicia y su intento de politización que le lleva a que aquella sea cuestionada internacionalmente. Como  le preocupa sus maniobras para que la Abogacía del Estado, olvidando su función, se dedique a defender los intereses del propio Gobierno como sucede en los casos del Procés, del jefe del Polisario o de la vigencia de la Euroorden de extradición del Sr. Puigdemón. O como sucederá en el juicio que se anuncia contra los Sres. Illa y Simón por su gestión de la Pandemia.

Le preocupa que, al igual que la criticada ley Celá, se presente una ley de Universidades sin consenso alguno y donde se pone estas al servicio de la ideología, se desprecia la meritocracia y se aboga por la perspectiva de genero en la enseñanza. Lo que sin duda influirá en el valor de las titulaciones de nuestros estudiantes.

Le preocupa el decreciente peso de España en Europa y en el Mundo que se refleja, entre otras, en el ninguneo que sufre su Presidente. En su debilidad ante la migración y las chapuceras soluciones adoptadas. En la falta de iniciativa mostrada por nuestro Gobierno en el problema de Afganistán donde se actúo a remolque de Países más diligentes e informados. En la falta de respuesta ante los agravios que se vienen produciendo por Gobiernos populistas y totalitarios contra España y su Historia Iberoaméricana, y ante  las afrentas y persecución a la que someten a todo disidente.

Le preocupa la falta de empatía de los representantes públicos para con él , en su propuesta de una subida del 2% en los emolumentos de los diputados. Diputados que desaparecieron del Hemiciclo por razones sanitarias y que aún hoy muchos de ellos durante las sesiones, ofrecen  sus escaños vacíos en una imagen bochornosa. Como le preocupa el despilfarro en Instituciones y Administraciones y la falta de transparencia en todo lo que implica la gestión de un Gobierno llamado a regenerar. Como le preocupa que con cargo a su bolsillo se paguen los sueldos de políticos cuya memez y estulticia son su único mérito. 

Le preocupa que desde el Gobierno se valore la irrisoria y penosa posibilidad del uso de las lenguas cooficiales en el Senado al mismo nivel que la lengua común. Que esa lengua común vaya desapareciendo de las instituciones, centros públicos y educativos en ciertas  Comunidades, e incluso se persiga a quien ejerce su derecho a usarla.

Como le preocupa que, con total desprecio a las victimas, se sigan produciendo homenajes a sus asesinos. Que el Gobierno junto a los chicos/as de Bildu se oponga a que esos homenajes sean sancionados. Que se sigan acercando a las cárceles vascas a quienes ni pidieron perdón ni se arrepienten de sus hechos. Que el Gobierno de España premie al Vasco con la transferencia del régimen penitenciario que llevará a beneficios, al progresivo excarcelamiento de etarras y al blanqueo de su sangrienta historia. Y le preocupa el enfrentamiento, violencia y división cada vez más patente en la sociedad.

Le preocupa que la “okupación” se haya convertido en el deporte nacional y que para los  practicantes no exista la inviolabilidad del domicilio. Que incluso el PSOE y sus socios se nieguen a endurecer las penas contra aquellos. Que se ataque de forma sistemática a la propiedad privada. Que se hable de subir impuestos cuando se bajan en otros Paises  de nuestro entorno. Que solo Italia supere a España en porcentaje de “Ninis”.

Y le preocupa su Presidente. Un Presidente cada vez más radicalizado e intervencionista, incongruente y revisionista a parte. Que miente hasta la saciedad, que está dispuesto a pasar cuantas lineas rojas sean necesarias para mantener su estatus. Que manosea la palabra dialogo para convertirla en sumisión y chantaje. Que amante de fotos, viajes, aplausos, palabras grandilocuentes y promesas incumplidas, huye del Parlamento, de comprometidas preguntas y de cualquier lugar u ocasión donde sea posible el abucheo. Un Presidente que se permite hablar de que la Democracia está en peligro….No, no es solo la luz.