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COMERCIO DE SAN VICENTE

El Campello LOCAL

Incierto futuro

Ángel Sánchez

Opinión

Las elecciones, teóricamente sirven (entre otras cosas) para controlar a los gobiernos. Los electores tienen esa capacidad, aunque en ocasiones no las utilizan. La teoría del voto presupone que el votante, en posesión de ésta facultad, evaluará la responsabilidad (en positivo y en negativo) del partido que gobierna pero, ¿qué ocurre en los gobiernos de coalición?. Y más concretamente, ¿que ocurre en el gobierno de coalición de El Campello?. ¿Es posible que, pese a que tanto Ciudadanos como PP (que forman parte del mismo gobierno al compartir responsabilidades de gestión) quieran endosar la responsabilidad del fracaso (evidente para unos y menos para otros) al adversario/socio?.

Los desencuentros han sido la tónica de la actual coalición, entrando en las trifulcas también el tercer socio de investidura a propósito de las actuaciones que en el área de Bienestar Social (responsabilidad de Ciudadanos) se realizan en materia de igualdad (siguiendo la estrategia frentista y negacionista y reaccionaria que el partido de extrema derecha emplea a nivel estatal) responsabilizando directamente a Ciudadanos del “derroche” e indirectamente al PP por su consentimiento (y, olvidando convenientemente que ese cargo público cobra unas retribuciones superiores a la oposición, además de tener un cargo de confianza pese a no tener delegadas áreas de gestión).

Igualmente, se han producido giros en la estrategia de otros partidos pidiendo en ocasiones la ruptura de la coalición, con la expulsión del “socio desleal” (¿sobre qué premisa se mide la lealtad cuando no existe un compromiso por escrito, sobre el cargo, primando la jerarquía?), e incluso ofreciéndose como interlocutor alternativo. No obstante, ni los ofrecimientos sobre un posible cambio de socio, ni los encaminados a una moción de censura parecen tener eco en los partidos que tienen la responsabilidad, o de mantener el gobierno o en su caso de ponerle fin.

Como ya he mantenido en otras ocasiones, la moción de censura, siendo un instrumento absolutamente legal y democrático, no creo que suscite los acuerdos necesarios (entre fuerzas tan dispares) para descabalgar al PP de la Alcaldía y, vista la situación de la organización municipal, tampoco para enderezar la política de una errática institución que sigue acumulando asuntos de interés general por resolver (Plan de urbanismo, acuerdo sobre la gestión de servicios como la piscina municipal, y otros de menor índole pero no de menos importancia). Un acuerdo, por muy mínimo que fuese, tendría que contar con una estructura burocrática que acumula desajustes suficientes como para hacerla ineficaz e ineficiente, afectando a esos futuros planes que pudieran firmarse.

Políticamente, que el PP abandonase la Alcaldía creo que no afectaría, tácticamente hablando, a un futuro resultado, pues como he comentado en mi blog  (pasionporlapoliticamunicipal.blogspot.com) el voto local se guía por parámetros divergentes tanto a los factores retrospectivos (lo hecho) como prospectivos (lo que se quiera hacer): el peso de los y las candidatos y candidatas tuvo una importancia crucial tal y como indican las cifras del último período electoral, donde el PP demostró una sorprendente fortaleza local frente a la debilidad, por ejemplo del PSOE (que perdió en el mismo día más de 1200  votos en las municipales respecto a las Europeas que se celebraron al unísono en una clara muestra de “castigo” a la candidatura municipal respecto al voto estatal), Podemos (pasó del 7,7 del PDC al 5,4, perdiendo igualmente su “socio” autonómico Esquerra Unida, que se presentó a nivel local en solitario, más de dos puntos respecto a 2015) o Ciudadanos (que perdió más de 500 votos y 4,8 puntos el mismo día de las elecciones Europeas y más del doble si la referencia fuese las Generales de abril del 2019).

Respecto a Ciudadanos, como socio principal del PP en el gobierno de coalición (el partido de extrema derecha es sólo un “gato chino” al no tener, insisto, responsabilidades delegadas de gestión) poco más que decir al estar envuelto en una espiral de autodestrucción tal y como reflejan, tanto los resultados en Catalunya o Madrid, como los datos estadísticos que se van produciendo así como su estrategia electoral de coaliciones futuras, plegándose al PP y aceptando a la extrema derecha como compañero de viaje. El tercero en discordia, simplemente depende de los votos que pueda recoger por influjo del posible crecimiento de la extrema derecha a nivel Estatal. Sea como sea el receptor, nuevamente, del voto de derechas apunta a que será el PP en un resultado de suma cero.

Evidentemente la situación no es inmutable y se pueden dar muchos cambios de aquí hasta mayo de 2023. Pero para construir un mínimo ambiente de cambio, los partidos políticos que hoy están en la oposición deberían (en mi opinión) escenificar, más que una unidad en torno a una posible moción de censura, una convergencia programática clara, amen de realizar una renovación de candidatos y candidatas, pues es un factor que pesa, tanto a favor como en contra.

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