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Se jubila Marino Martínez (jefe de servicio de la concejalía de Bienestar Social y Educación): “Soy un enamorado de este trabajo”

César Ponce (Somos Raspeig)

El próximo viernes 17 de febrero, Marino Martínez irá por última vez a realizar una jornada laboral en el Ayuntamiento de San Vicente, donde lleva trabajando desde 1981. En este periodo ha visto crecer la ciudad y ha contribuido a consolidar un área que ahora es transversal y de una importancia esencial, como se demostró en la pandemia cuando los trabajadores de servicios sociales pasaron a un primer plano. Estos días vienen cargados de emociones, recuerdos y de miradas al pasado pero también al futuro con la tranquilidad de haber puesto en su trabajo hasta el último gramo de energía.

PREGUNTA: ¿Recuerda su primer día en el Ayuntamiento de San Vicente?

RESPUESTA: Fue un 10 de octubre de 1981. Yo tenía 21 años y me apasionaba la psicología clínica. Inicié en periodo de prueba en calidad de psicoterapeuta tras un proceso selectivo durante el mandato de Gabriel Molina Villegas en el gabinete psicopedagógico municipal. Posteriormente aprobé un 2º examen y pasé a convertirme en funcionario interino y en el año 1986 conseguí mi plaza en propiedad como funcionario de carrera. Desde entonces hasta la actualidad.

P: ¿Cómo era San Vicente por entonces, especialmente en su ámbito de trabajo?

R: La psicología ha evolucionado mucho. Por aquel entonces se estaban formando las primeras estructuras sociales de atención a la ciudadanía, implantamos un modelo que funcionó muy bien, especialmente en cuanto a la atención escolar y produciendo un cambio en las estructuras educativas dentro de un momento en el que pasábamos de un modelo dictatorial a un modelo democrático. Poco a poco la psicología se hizo un hueco entre la población, dejando de ser un tema tabú.  

P: ¿Cómo era su trabajo por entonces? ¿Cómo evolucionó hasta la actualidad?

R: Establecimos un gabinete que se hizo un hueco en la comunidad educativa que ha evolucionado mucho desde entonces con la creación de nuevos colegios, la remodelación de otros tantos y el trabajo psicológico que se ha hecho en ellos apareciendo nuevas figuras que han permitido realizar diagnósticos hasta el momento desconocidos. Sobre el año 2000 pasé a ser jefe de dicho gabinete y en ese tiempo se reestructuró el área, englobándose Bienestar Social y Educación.

P: Ha visto pasar muchos alcaldes. ¿es muy difícil trabajar con políticos?

R: Empecé con Gabriel Molina, una persona muy honrada. De aquel tiempo quiero citar también a Antonio Bas y Azucena Díaz, que tenía una gran pasión por la educación. Posteriormente llegaron Fermín Aliaga, Josele Monllor, Jaime Antón, Francisco Canals, Luisa Pastor y ahora Jesús Villar. En un ayuntamiento de un municipio el político convive de cerca con el funcionario, en unas cosas eso afecta para bien y en otras para mal. En mi caso siempre se ha respetado la tarea técnica y no ha habido grandes intromisiones en mi trabajo.

P: Y de repente, llegó una pandemia y todo cambió…

R: Fue muy duro y el papel de Servicios Sociales demostró ser esencial. Todavía recuerdo venir a trabajar solo y tener la gran responsabilidad de no poder ponerte mal porque muchos dependen de ti. Eran momentos en los que había mucha incertidumbre y nosotros no podíamos flaquear ni bajar la guardia. Lo definiría como una película de terror, en la que cada día nos llegaban cifras de fallecidos y tuvimos que afrontar sobre la marcha nuevos retos, crear una red de voluntariado y reinventarnos.

P: Y ahora llega el momento de decir basta…

R: Tras casi 42 años he pedido la jubilación voluntaria. Soy un enamorado de este trabajo pero en los últimos años ha habido mucho desgaste con la pandemia y la situación de déficit que venimos denunciando. En la Comunidad Valenciana se ha ideado el contrato programa que pretende convertir a los servicios sociales en la 4ª pata del estado de bienestar. Es una buena idea pero con muchos problemas para aplicarla y estamos arrastrando una merma de 18 profesionales que está repercutiendo en el servicio y en la ciudadanía. No es una reivindicación salarial ni sindical, sólo pedimos que se cumpla la ley. La aparición de la sede electrónica y la consiguiente brecha digital también ha complicado más las cosas y por ello creo que ha llegado el momento de que otros compañeros cojan el relevo.

“Los Servicios Sociales son fundamentales pero necesitamos el apoyo político y el reconocimiento social que merecemos”

P: ¿Es real lo que se ha difundido en prensa de que ‘los servicios sociales se blindan’?

R: Sí y no. Es cierto que los puestos se crean, pero a la hora de la verdad eso no tiene ningún efecto real porque llevamos dos años y no ha venido nadie, con 400 personas en lista de espera y departamentos como el de absentismo escolar y otros varios desmantelados.

P: ¿Qué se siente en estos últimos días?

R: Mucha emoción y mucho agradecimiento. Es una mezcla de pena y alegría a la vez. Ya me estoy despidiendo de la gente, he conocido a mucha a lo largo de los años, pero nos seguiremos viendo por el pueblo.

P: ¿Qué mensaje le gustaría trasladar?

R: Que el humor es fundamental, al igual que el amor. Debemos cuidarnos unos a otros, aprender a metabolizar la angustia de los demás. En nuestro trabajo estamos acostumbrados a convivir con desgracias diarias (desahucios, trastornos mentales…) y es muy duro en ocasiones, pero la gente es muy agradecida. Es necesario dar a conocer que los Servicios Sociales son fundamentales en la comunidad pero necesitamos el apoyo político y el reconocimiento social que merecemos. Por supuesto, me gustaría reconocer la gran labor que se ha realizado en la comunidad educativa, y por supuesto mi agradecimiento a todos los funcionarios, políticos y a la ciudadanía que siempre me ha mostrado mucho afecto y cariño.

Más de 40 años de trabajo y dedicación

Ahora, Marino Martínez disfrutará de un merecido descanso, pudiendo pasar tiempo con sus tres hijas, visitando a alguna de ellas en EEUU donde trabajan. Seguirá paseando por San Vicente su buen humor, pero ahora sin la esclavitud de tener que mirar continuamente el reloj. Nunca perderá su vocación de ayudar a los demás, pero tras tantos años y tanto desgaste ha llegado el momento de poner el punto y final a una etapa inolvidable. Deja un buen legado, que esperemos sirva de red para quién ocupe su puesto a partir de la próxima semana, en unos momentos donde los servicios sociales municipales se encuentran en la cuerda floja.

Sólo nos queda agradecer a Marino toda su dedicación durante tantos años, así como su gran predisposición a colaborar siempre que se le ha requerido por parte de este periódico. ¡FELIZ JUBILACIÓN!

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