En tiempos donde estamos alejados de la familia, días como éste en el que nuestras madres son las protagonistas son todavía más especiales. Una lectora de nuestro periódico nos envía este escrito emotivo dirigido a su madre, siempre en su recuerdo:
¡AY, MAMÁ, CUÁNTO ME CUESTA NO TENERTE!
¡AY, MAMÁ, CUÁNTO ME CUESTA NO TENERTE!
Te fuiste, antes de hornear tus dulces mantecados de la Navidad.
Pasan los meses y me vienen tantos recuerdos, tantos momentos, tantos días, tantas fechas señaladas en el calendario.
Tus manos, esas manos, que igual recogían la cosecha en el campo, que bordaban florecillas en sábanas de algodón, que tejían el jersey abrigadito para el invierno, cosían un vestido, o cocinaban un delicioso cocido.
Tus sábados de mercado, saludando a tus amistades, y tomando una tostada recién hecha en una cafetería de la calle Mayor.
Tus aplausos, los días de desfiles de abril, en las fiestas del pueblo ¡Te gustaba tanto la música!
Tus tardes de verano, sentada a la puerta de la casa con alguna vecina, para hablar de cualquier cosa.
Pero sobre todo, recuerdo, tus abrazos, tus besos, tus palabras… Esas pequeñas cosas y a la vez tan grandes, que nos hacían sonreír.
¡AY, MAMÁ, QUÉ LÁSTIMA PERDERTE!
Nos lo diste todo a cambio de nada.
Te queremos y nunca, nunca te olvidaremos.
Desde dónde estés, nosotros sentiremos que estás aquí, MAMÁ, cerca… a nuestro lado.
¡AY, MAMÁ, CUÁNTO ME CUESTA NO TENERTE!
Te fuiste, antes de hornear tus dulces mantecados de la Navidad.
Pasan los meses y me vienen tantos recuerdos, tantos momentos, tantos días, tantas fechas señaladas en el calendario.
Tus manos, esas manos, que igual recogían la cosecha en el campo, que bordaban florecillas en sábanas de algodón, que tejían el jersey abrigadito para el invierno, cosían un vestido, o cocinaban un delicioso cocido.
Tus sábados de mercado, saludando a tus amistades, y tomando una tostada recién hecha en una cafetería de la calle Mayor.
Tus aplausos, los días de desfiles de abril, en las fiestas del pueblo. ¡Te gustaba tanto la música!
Tus tardes de verano, sentada a la puerta de la casa con alguna vecina, para hablar de cualquier cosa.
Pero sobre todo, recuerdo, tus abrazos, tus besos, tus palabras… Esas pequeñas cosas y a la vez tan grandes, que nos hacían sonreír.
¡AY, MAMÁ, Qué lástima perderte!
Nos lo diste todo a cambio de nada.
Te queremos y nunca, nunca te olvidaremos.
Desde dónde estés, nosotros sentiremos que estás aquí, MAMÁ, cerca… a nuestro lado.
Fdo: Tu Familia