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El debate interminable

Pascual Andrés Tévar nos manda este artículo de opinión:

En los días del inicio del 2020, reflexionando, desde estar inmersos en el debate de investidura para decidir un gobierno, al mismo tiempo, se hace necesario, someternos, serenamente, con nosotros mismos, al debate en la sociedad de la que formamos parte. O mejor dicho, a redescubrir, que el debate es vital, internamente, y con los demás ciudadanos y ciudadanas, siempre en libertad y tolerancia, para darle sentido a nuestras vidas. Y antes del confinamiento que ha dado un vuelco existencial a nuestras vidas, del que ya reflexionaremos más adelante.

Es debate, levantarse cada mañana, y salvando las monotonías, de los cafés solos, de los cafés con leche, y otras cosas, y, pensar, que hacemos de verdad, para darle sentido a la rutina diaria, y ser capaces de crear nuestro contenido, y entremezclarlo con las conversaciones, y los hechos. Y a todo eso, añadir, nuestra personal manera de hacer el trabajo, de hacer lo que sea, para que sea nuestro, y de nadie más, pero al mismo tiempo compartirlo solidariamente.

Es debate, ser capaces y en verdad, de comunicarnos, poniendo nuestra personal aportación, sin miedo a las dudas, o las opiniones de los demás, para sacar las ideas que llevamos dentro. Y, en libertad, saber exponerlas, y al mismo tiempo, salvando las temidas discusiones sin sentido, ayudar a construir. Es decir a aportar ideas y pensamientos, que por sencillas que sean, salven la crispación, y que al final no conduce más que a ver solo los árboles, que no dejan ver el bosque de la concordia.

Es debate, hablar con tu compañera de la vida, sin medias verdades, y mirándole a los ojos. Y descubrir juntos, las dudas y los miedos, y vencerlos juntos, con las ideas, y en respeto, de hacerlos en libertad, y con pasión, ganando la guerra a la violencia, sin vencedores, ni vencidos.

Es debate, hablar con los hijos y las hijas, sabiendo escuchar sin imposiciones dominantes que siempre nos asaltan, intentar entender, intentar transmitir, y esforzarse para que las ideas fluyan sin cortapisas, cubiertas de humildad y respeto. Y sin caer en la tentación de que la dominación es la meta, sino, que la meta, sea siempre, cueste lo que cueste, el intercambio de pensamientos cubiertos de pasión y valores compartidos.

Es necesario, aceptar, que estamos inmersos en un momento complejo, difícil, que nos exige esfuerzo, sacrificios y solidaridad sin límites

Es debate, en el trabajo, saber intercambiar ideas, con tu compañero y amigo del alma en la aventura de tu trabajo y de tu empresa. Y con los demás compañeros y compañeras del buen equipo que formamos, para que surjan las ideas, y se queden atrás los problemas, que sabemos afrontar juntos, y resolverlos por duros que sean, para saber entender y continuar el camino, y los desafíos.

Es debate, reconocer con valentía, que formamos parte de una sociedad, en esta hermosa tierra en la que vivimos, que la historia nos hace siempre, tener desafíos nuevos, y es vital e imprescindible, en libertad, de encontrar la forma de enfrentarnos a ellos, pacíficamente, para conjugar ideas, sobre los Gobiernos, sobre los Partidos Políticos, sobre la forma del Estado, sobre la forma de los Territorios, todo, con la Constitución, también a debate. Porque no hay nada definitivo y permanente, y todo, se puede cambiar, desde el diálogo, desde la negociación en libertad, y desde la participación de los ciudadanos y ciudadanas para la última decisión.

Así que, es necesario, aceptar, que estamos inmersos en un momento complejo, difícil, que nos exige esfuerzo, sacrificios y solidaridad sin límites. Y que al mismo tiempo es desafiante con nuestra historia, donde se está haciendo necesario hasta cambiar nuestra Constitución, y a través de ella, cambiar todo lo demás. Y siempre, desde el diálogo, desde el consenso, con dudas pero sin miedos, sin imposiciones, sin más vencedores, que todas y todos, protagonizando y trabajando duro, en la libertad ganada cada día.

En definitiva, lanzo esta reflexión, en la soledad del debate interno, y, pensar, que tenemos que ser capaces, salvando la tentación de imponer ideas y pensamientos, que en los tiempos que vivimos, que están sujetos al debate intenso en todos los sentidos, que están sujetos a todas las vicisitudes de Familia, de Gobierno, de Territorios, de Estado, de Constitución, de reinventarnos, en la democracia. Sepamos descubrir, desde la búsqueda incesante de la difícil serenidad, encontrar, salvando miedos, salvando rencores, salvando violencias, en luz infinita de la libertad ganada a pulso cada día, sacar lo mejor de nosotros mismos. Y contagiarnos, en cada instante, la pasión y el desafío, de escribir y compartir nuestra historia, bajo la increíble luz mediterránea.

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