Opinión
Jaime Albero
Alcalde de Sant Joan

Cuando entré a la corporación municipal en 2007 la policía local nos enseñó a mirar debajo de nuestros coches porque todos los cargos públicos socialistas estábamos bajo amenaza terrorista. Obviamente no teníamos el riesgo que tenía un socialista en Euskadi, pero os puedo asegurar que impresiona. Teníamos muy fresco a Pagaza y unos meses después asesinaban a Isaías Carrasco.
Cuando se iniciaron las conversaciones para vencer con la razón en marcha de manera definitiva a la sinrazón terrorista lo apoyamos y muchos nos emocionamos cuando conseguimos acabar con ETA. Por eso las palabras del infame rapero que no lamenta los tiros en la nuca de socialistas me la traían al pairo (bastante habían sufrido compañera y compañeros como para hacer caso de estas cosas) y sus memeces no dejan de ser eso, memeces de niñato que debería repetir curso desde infantil de 3 años. Aunque yo no quepa en su sociedad él cabe en la mía y hay que ayudarle porque tiene problemas (y no me refiero a entrar en prisión). Y me siguen resbalando sus exabruptos. La sentencia fue demencial, fruto de una ley propia de una sociedad poco desarrollada y que hay que cambiar. Otra cosa son las agresiones por las que parece que también se le juzga.
Los disturbios han sido un despropósito y una vergüenza. Lanzar botellas, romper escaparates, quemar contenedores no es defender la libertad de expresión. De la misma manera, a porrazos no se mantiene el orden público. Las cargas y las pelotas de goma generan descontento, violencia y desafecto, fijaos lo que pasó el 1 de octubre en Cataluña. Igual es que he visto cómo enormes profesionales de nuestra policía local han conseguido salvar situaciones complejas con negociación, firmeza y mano izquierda.
«La violencia es el último recurso del incompetente», se puede leer en Fundación de Asimov. Las últimas actuaciones de la policía en diversos territorios merecen una profunda reflexión, porque quiero una policía competente. Todo este rollo os lo cuento porque pienso que los «antifas» no debemos comportarnos como los «fas». El verdadero antifascismo es la negociación y el diálogo, la política. Y no decir tonterías gregarias en unas rimas, en el pleno del Congreso o en Twitter. Y mucho menos quemar contenedores o apedrear a policías.Como tampoco creo que una carga policial sea la panacea para evitar desórdenes, llamadme ingenuo.
Creo que en este país de las Españas ya hemos pasado por demasiada violencia, y estamos en un momento tan delicado, difícil e importante como para dejarnos de barricadas y empezar a trabajar juntos. Y a los violentos, vengan de donde vengan, a repetir desde infantil de 3 años.