Pascual Andrés Tévar nos envía este artículo:

Desde hace unos días en este febrero 2021 de pandemia y sus luchas, nos encontramos con un debate inesperado sobre la LIBERTAD DE EXPRESION con motivo del encarcelamiento del rapero Pablo Hasél. Y nos preguntamos hasta donde llega un debate que acaba con violencia organizada en las calles por grupos de radicales jóvenes, como una guerra desatada contra los bienes públicos y algunos privados, y sobre todo contra su enemigo vital que es la policía del estado represor.
La libertad de expresión de acuerdo con nuestra Constitución de 1978, es un derecho que define a una democracia libre y abierta. Y en este caso, no tiene más límites que el derecho al amparo de las leyes, que la defienden y protegen, en la equilibrada y compleja armonía de los poderes gubernamental, legislativo y judicial.
El equilibrio de los poderes antes citados, tiene que estar bañado por el mar de libertadas públicas y privadas, en consecuencia, es necesario razonar y meditar muy serenos, hasta donde llega la LIBERTAD DE EXPRESION, en todos los sentidos y dimensiones.
En este asunto del rapero Pablo Hásel, el equilibrio de la LIBERTAD DE EXPRESION, parece que lo rompe una ley acerca de la penalización del enaltecimiento del terrorismo, y de las injurias a la corona, es decir, que una ley emanada del parlamento, dice hasta donde llega la libertad de expresión en éste caso.
Por otra parte, ha surgido un intenso debate de que se debe entender si somos una DEMOCRACIA PLENA, y supuestamente, como en el caso que nos ocupamos, se ha limitado la LIBERTAD DE EXPRESION. Y es en este momento, donde tenemos que conjugar como pueden en el marco de nuestra CONSTITUCION DE 1978, la LIBERTAD DE EXPRESION y LA DEMOCRACIA PLENA, porque como reflexión interna, pienso que las leyes no están a la altura del RETO DE AMBOS ASUNTOS, en todas sus inmensas consecuencias.
Aquí lo que se trata, es saber encontrar la convivencia de vivir EN LIBERTAD CON LA LIBERTAD DE EXPRESION, DENTRO DE UNA DEMOCRACIA PLENA, y todo este debate, y toda esta violencia en las calles de las principales ciudades españolas, generan importantes y trascedentes dudas y falta de equilibrio. Y que hace necesario, tal vez, plantearse, si la CONSTITUCION DE 1978, necesita reformarla, con el consenso de los partidos políticos, y los ciudadanos y ciudadanas, en referéndum libre y abierto.
Tal vez, lo de Palo Hásel, ha llevado a victimizarle, en nombre de la LIBERTAD DE EXPRESION, y replantearse, serenamente, que su encarcelamiento, no defiende la LIBERTAD DE EXPRESION, y solo da argumentos a los que piensan que no es TAN PLENA LA DEMOCRACIA que nos hemos dado.
Y porque meter en la cárcel a un señor que merece, que le busquen un buen psiquiatra, y una buena terapia, fuera de cárcel, para ayudarle a ser persona, y libre, en su buen sentido, no es la solución. Y si, reencontrar en libertad, su camino y su arte en la vida. Y no convertirle en un MARTIR, que ni lo es, ni lo siente de verdad.
Todo esto, nos lleva al constante debate que no podemos ser nunca conformistas, en una sociedad libre y abierta, que la DEMOCRACIA PLENA Y LA LIBERTAD DE EXPRESION, son parte esencial de nuestra forma de vivir en libertad. Y la mejor forma de llevarla a cabo, es buscar de forma incansable que es incuestionable en nuestra forma de relacionarnos, respetando las ideas 2 y los pensamientos de los demás, en el debate constante, dentro de la convivencia libre y pacífica.
Así que, toca reflexionar, y trabajar duro, en lo individual, y en lo colectivo, para reconquistar el sano y libre y complejo equilibrios de las ideas, y de la convivencia en LIBERTAD DE EXPRESION y EN DEMOCRACIA PLENA, haciéndolo posible, día tras día, amanecer tras amanecer, bajo la increíble luz mediterránea