Que hablen de mí aunque sea mal (VOX)

OPINIÓN

Ángel Sánchez

Lo ocurrido en Vallecas al inicio de la campaña electoral de la Comunidad de Madrid, y lo acontecido en el debate de la cadena Ser forman parte de una estrategia: que hablen de mi, aunque sea mal. Esta es la táctica de la extrema derecha para potenciar su visualización como “verdadero y genuino partido anti sistema”.  Pero, ¿es la extrema derecha organizada un peligro para la democracia?. Y si lo es (que en mi opinión, lo es), ¿ cómo combatirlo?.

            Que la desafección con la política que sufre nuestra democracia ha ido en progresión, creo que es algo que cualquier analista puede observar a la luz de los datos. Personalmente tomo como referencia los sondeos que periódicamente realiza el Centro de Investigaciones Socialógicas.

            El Barómetro del CIS del mes de enero de 2021, en su pregunta número 14 (¿Cuál es, a su juicio, el principal problema que existe actualmente en España? ¿Y el segundo? ¿Y el tercero? ) y agrupando las respuestas (Los problemas políticos en general con el 17,8% y El mal comportamiento de los/as políticos/as  con el 16,2%) nos encontramos con que el 34% de los y las encuestados y encuestadas asocian los problemas de España a problemas en la política española.

            Y el alejamiento de la política, como en otros momentos de la historia, provoca huidas de votantes a posiciones extremas, como es el caso de la extrema derecha. Pero, ¿porqué buscan los y las ciudadanos y ciudadanas acomodo electoral en posiciones extremistas?.

            Muchas son las teorías, pero personalmente me quedo con las que plantea Ignacio Urquizu en su libro ¿Cómo somos?, cuando habla de la “horfandad” del votante mediano.

            La izquierda política ha ido relegando las referencias clásicas que propiciaron su expansión y su crecimiento entre las capas sociales más populares: las reivindicaciones socioeconómicas transversales que concitaron un acuerdo igualmente transversal entre las clases trabajadoras con mayores y menores ingresos. La preponderancia de reivindicaciones (legítimas) identitarias sobre las que tradicionalmente habían identificado a los y las electores y electoras progresistas ha confundido a los sectores más castigados por las sucesivas crisis económica y sanitaria, “empujando” a esas personas hacia posiciones reaccionarias cuya única base es igualmente identitaria: España como único símbolo de nexo pero, ¿qué España?, ¿la folclorica?, ¿la de tradiciones más rancias?, ¿la España de las oligarquías y aristocracias más individualistas?. Y este recurso está fortaleciendo una base electoral que apoya de forma inconsciente políticas que, basadas en la retórica(también) identitaria, perjudican las libertades y los derechos económicos de los más empobrecidos que, igualmente y de forma poco consciente, se alían políticamente con los sectores más reaccionarios sin que haya una respuesta alternativa con capacidad de volver a ser catalizador de un gran acuerdo social y político.

            La izquierda no ha tenido todavía la capacidad de integrar en su discurso y en su agenda las reivindicaciones socioeconómicas con las identitarias, por lo que el esfuerzo , en primer lugar, debe centrarse en ese objetivo. En segundo lugar está el “blanqueamiento” institucional que la extrema derecha (gracias a la desintegración de los lazos políticos y partidistas) está gozando, hay que analizarlo desde diferentes aspectos.

            La emergencia de las redes sociales (que ha posibilitado la multiplicación la difusión de mensajes de todo tipo) y la posición de los medios tradicionales frente a la extrema derecha merecen una reflexión. Pero existe otra cuestión: el blanqueamiento institucional que, fruto de intereses electorales, cuentan con la formación ultra para alcanzar el poder.

            Respecto a las redes sociales, el trabajo debería centrarse en no “alimentar” a la extrema derecha criticando con vehemencia las posiciones extremistas pues esto hace que se multiplique su impacto. En segundo lugar, el discurso basado en acusar de “fascistas” influye en la visualización; fundamentalmente en otro concepto relevante: la victimización. Aparecer como la victima, es igualmente, parte de la estrategia ultra en la que los “malos” (los que no quieren su modelo de España) actúan de forma conjunta contra ellos, por lo que sólo hay una victima: ellos, como representantes genuinos de una de las

españas.

            En tercer lugar, el blanqueamiento institucional. Lograr el poder no tendría que tener el precio de poner  en peligro los principios de convivencia y las libertades.. Es posible que si se hubiese dado un acuerdo (en la misma línea que se dio respecto al terrorismo) de respeto al debate político, las mayorías y el respecto a las minorías ( como expresión de pluralidad y diversidad), no habría sido necesario recurrir al apoyo tóxico de la extrema derecha. Evidentemente para ello es necesario que exista un compromiso sensato y reflexivo más allá del cortoplacismo electoral, y no se si la clase política española pueda, hoy, estar dispuesta a ello.

            Pedagogía, discurso integrador y propositivo y menos vísceras sobre la mesa de debate. Más ejemplaridad y menos discursos grandilocuentes; más políticas y menos oportunismo para combatir democráticamente a los que quieren, en nombre de la democracia ( de su particular concepto utilitarista) subvertir los valores y principios que deben primar y prevalecer en una sociedad moderna como la que queremos construir.

Somos podcast

Diputación de Alicante

Somos podcast

El tiempo en San Vicente del Raspeig

Punts verds y ecoparc Sant Joan d'Alacant 2024

Cableworld San Vicente

EVEALIA

Cableworld El Campello

Lasaroca

GRUPO
COSTABLANCA HTS

El tiempo en Mutxamel

Cartelería cine La Esperanza

Campaña basura perros gatos Sant Joan

Cableworld Sant Joan

¿Buscas un plan?

OCIO ALICANTE

Somos L'Alacantí

Lo último