Pascual Andrés Tévar nos envía un nuevo artículo propio

Es cierto que la palabra soledad nos asusta, porque de costumbre la envolvemos en angustias y depresiones, de sentirse solo y desubicado, ante los desafíos constantes de la vida.
Pero es necesario plantearse la SOLEDAD, como algo positivo, cuando somos capaces de sacar consecuencias enriquecedoras en nuestras vidas.
En mi vida actual, sin ánimo de protagonismos, he tenido, y sigo haciéndolo cada día, en aprender a transformar los momentos de soledad en energías positiva, porque la alternativa, es conseguir que te domine la depresión, y ser incapaz de reflexionar a tiempo.
En el camino de la soledad, al menos desde mi experiencia personal, no se trata de elegir, sino de enfrentarte, a lo que la vida te impone, y que tienes que saber afrontarlo, para sentirte vivo, y con argumentos y fe suficientes para seguir adelante.
Así que, tenemos que trabajar duro, muy duro, para vencer el camino que nos importa de verdad, o quedarnos anclados en las dudas y sufrimientos, y sin capacidad de superación.
Es necesario, es vital tener claro, que cuando los desafíos de la vida, te exigen reaccionar a tiempo, y por experiencia, he tenido que aprender a convivirlo en familia, y es enriquecedora la vivencia, y hasta las angustias y los miedos, te hacen sentirte lleno de argumentos para buscar el lado positivo de los retos. Porque al final, como decía el amigo psiquiatra, cuando tienes un desafío de por vida, o aprendes a convivir con él, o entras en un túnel sin salida. Y creo, que he sabido asumir como norma de vida el consejo.
Ante estas situaciones, no se trata de aceptar, y claudicar en el conformismo deprimente, sino lo que es vital es buscar el camino, para que la vida tenga sentido. Sabiendo que desde la aceptación de los hechos, salen las confluencias positivas, y existen otras alternativas, en los más insignificantes detalles, que pueden salvar la monotonía y la tristeza, y ser constructivos en cada instante a compartir. Y los amigos están siempre que los buscas de verdad.
En consecuencia, la vida nos marca hechos, que tenemos que afrontarlos, y a partir de ahí, convertirlos en otra forma de convivir, sin pensar en normalidades de horarios, y si en otra forma de vivir, y compartir el día a día.
En mi caso, esta pandemia, me ha servido, para aceptar y superar al mismo tiempo, las soledades transitorias, o sumirme en una depresión, por imposición de las circunstancias. Y tirando de rebeldía interior, he podido sacar, entre otras cosas, que la convivencia no se impone, sino que se construye, y se gana, desde el convencimiento que estás haciendo un buen trabajo, a pesar de todas las interminables amenazas, para dar un nuevo sentido al tiempo compartido. Y hasta atreverte a descubrir las alegrías, bajo la increíble luz mediterránea.