Alicante apura hasta la última calada de Los Zigarros en el escenario Vibra Mahou de Muelle 12

Alicante volvió a celebrar el pasado viernes 11 de junio el gran ritual del rock and roll más genuino con un conciertazo de Los Zigarros, más encendidos y humeantes que nunca en el escenario Vibra Mahou en el Muelle 12 de Alicante.
El público alicantino tenía sed de rock y fue saciada con creces por esta banda, y alguna que otra birra, que en poco tiempo y con tan solo tres discos de estudios se han postulado al frente de la nueva generación de bandas de rock and roll, aunque renieguen de ese estatus.

A priori parece muy sencillo y poco original aplicar la infalible fórmula que acuñaron Chuck Berry, Little Richard, Eddie Cochran. Pero no lo es si solo unos pocos merecedores de entrar en el hall o fame patrio del rock español lo han conseguido. Los Zigarros tienen el sonido y la actitud y sobre todo, la energía de un directo arrollador en donde hacen gala de una naturalidad que se agradece en estos tiempos de tanto postureo.

El concierto comenzó si preliminares, “Con las manos rotas”, “Como un puñal”, “Voy hacia el mar” y “Queda poco de mí”, sonaron encadenados y sin apenas tomar aliento volvieron a arrancar con “No obstante lo cual”, “Mis amigos” y “Malas decisiones”. En este punto, llegó el momento de las presentaciones, los hermanos Tormo, Alvaro y Ovidi con sus guitarras, junto a Nacho Tamarit al bajo y Adrián Ribes a la batería.
Entró en escena la impresionante voz de Aurora García que interpretó el tema Dispárame y una potentísima versión del clásico River Deep, Mountain High de Ike& Tina Turner.

Las referencias a los más grandes salpicaban un set list muy compacto. Así, tras “Cayendo por el agujero” y “No soporto esta resaca”, sonó “Con solo un movimiento” con un guiño al “Good Times Bad Times” de Led Zeppelin y tras “Desde que ya no eres mía” interpretaron “A todo que sí” homenajeando a Steven Tyler de Aerosmith.
Y como “no todo va a ser follar”, como soltó Ovidi ante un público que no se aguantaba las ganas de saltar de sus asientos, llegó el momento tranquilo de la noche con un el Blues “Bring it home to me” de Sam Cook, que el vocalista dedicó a su madre, interpretado con una banda sentada al borde del escenario con la ayuda de Aurora García y Nacho Vera y su afilada harmónica.

A partir de aquí todo volvió a subir como la espuma de cerveza, Mahou por supuesto, “Tenía que probar”, “Dentro de la ley” y “Qué demonios hago yo aquí” fueron los himnos que hicieron que el público hiciera amago de desmadre apaciguado sabiamente por la banda. El bis, otro himno imprescindible que contextualizó todo lo ocurrido “My generation” de los Who.