Pascual Andrés Tévar nos envía un nuevo artículo propio:

En estos días de junio 2021 donde la desesperanza infinita sale de Tenerife, con la tragedia indefinida y sin cabida en palabras, tenemos que detener que detener el tiempo, y reflexionar juntos, en lo que hemos fallado como sociedad, como nación, como ciudadanos y ciudadanas, y no por auto inculparnos , sino por buscar respuestas y soluciones, para que nunca se repita que un padre mate a sus hijas y las arroje al mar , y después de arroje también, en una situación para la que no podemos razonar ni explicar con sentido común, y destroza todos los sentidos de la
vida y de la convivencia en familia.

Es de los políticos hacer leyes, y generalizar protocolos, y actuaciones de la violencia de género, y de la violencia vicaria, y como queramos llamarla, pero en un caso como este, tenemos que tratar de entender, que todavía no estamos preparados como sociedad, para actuar y llegar a tiempo.

Entonces, es necesario replantearse, como se puede actuar, con independencia del padre o de la madre, para investigar todas las dudas que se propongan, por cualquiera de las partes, y trabajar, por protocolos serios y rigurosos en todos los ámbitos, para investigar cada detalle por insignificante que sea, y poder llegar a tiempo de evitar tan inmensa tragedia, y la desesperanza infinita.

En esta tragedia de Tenerife, pienso, que ha faltado la prevención de la custodia compartida, para detectar a tiempo, que el día de los hechos, el padre, no tuviera posibilidad de tener a sus hijas ni un minuto.

Sin ánimo de buscar culpables, sí, es cierto que lo se trata, es que todos los protocolos actúen para llegar a tiempo de evitar tan inmensa tragedia.
Es hora de reflexionar, tanto individual como colectivamente, desde todos los niveles, para que todos los medios hagan su trabajo, para llegar a tiempo, y salvar vidas, y futuro.

Las leyes son necesarias, para organizar la convivencia, pero no sirven para evitar esta inexplicable tragedia de Tenerife, sino no pueden actuar a tiempo, y alejar el peligro mortal de un padre transformado en una desenfrenada locura, que solo puede tener el final en tragedia.

Por eso, el alejar a las niñas del círculo de la venganza escrupulosamente programada, hubiera sido el mejor servicio a la convivencia, y a la armonía, que da luz y sentido a la vida.

En un llanto infinito, surcando los mares, desde Tenerife, tenemos que reflexionar, para dar un paso, cada una y cada uno, adelante, para actuar con fe, con coraje, y con sacrificio, para salvar vidas, ganar convivencia , y ser capaces de elevar las miradas de esperanza y de futuro compartido , y caminando ilusionados, bajo la increíble luz mediterránea