Evaluación

Estamos en el ecuador del mandato municipal ( surgido de las urnas en mayo de 2019), y los vicios del “ir tirando” o de la “patada hacia delante”, siguen siendo (en mi opinión) el paradigma sobre el que se mueve el gobierno municipal de coalición, pero (siendo críticos en sentido amplio), también de la oposición.

            Hay un paradigma que parece pasar desapercibido por la gran mayoría de actores: la administración pública está, cada día, más lejos de la ciudadanía. Se incrementa la impresión de ser un problema y no una institución que pueda mejorar su vida.

            La política se mueve en un escenario diferente respecto a hace unos años: el multipartidismo, la fractura del escenario político, son una realidad que creo que ha venido para quedarse. Y éste nuevo escenario, esta nueva realidad, requiere de un valor que no parece ser una prioridad para nuestros gobernantes :la necesaria cultura del dialogo y el acuerdo ( donde la cesión no es un retroceso, sino una necesidad estratégica en pos del bien común) brilla por su ausencia, imponiéndose la “tiranía”  (la paradoja de legalidad frente a legitimidad ) de la mayoría pese al carácter cada día más contingente de nuestra democracia municipal.

             Cualquier evaluación debe guiarse más que en intuiciones o sensaciones, en dato. Me permito recordar la premisa de Muller (2007) sobre las políticas: las políticas públicas son la forma como se le da coherencia, integralidad y sostenibilidad a las decisiones y acciones de los gobiernos. Por consiguiente, ¿podríamos evaluar o calificar la gestión realizada durante éstos dos años desde la perspectiva de las políticas públicas?. A mi me resulta complicado. No sólo por la falta de datos, sino por la sucesión de “reveses” que importantes actuaciones municipales están teniendo administrativamente.

            La evaluación, como decía, tiene su concreción en los datos: qué hacer, cómo hacerlo, con qué recursos económicos y técnicos y la evaluación ( a quienes ha afectado o implicado y con qué resultados). Y si nos fijamos en algunas cuestiones troncales, a parte del qué, el camino ha sido más bien corto y salpicado de vaivenes . Creo que uno de los motivos del deterioro evidente de la eficacia de la administración ha sido la ausencia de voluntad de resolver el problema organizativo (como hacerlo y con qué recursos económicos y técnicos). Y esto, condiciona rotundamente todo proceso que se pretenda iniciar.  Pero hablemos de cuestiones concretas.

            Nos hemos encontrado con la suspensión (por parte del mismo tribunal administrativo que anuló el procedimiento para la privatización de la piscina en 2017) del procedimiento para la contratación de la limpieza de edificios públicos. Y días después se nos informa que la tramitación del proceso de concesión de la piscina y pistas anexas va a ser externalizado. Los argumentos son los ya conocidos: la carga de trabajo. Pero, ¿porqué tras dos años de mandato no han revisado los recursos humanos para reforzar departamentos que en la actualidad están siendo claramente problemáticos?. Esos departamentos municipales clave para implementar políticas( con garantías) han expresado reiteradamente  la necesidad de reforzar los medios humanos. Frente a ésto, el gobierno ha decidido “revisar” la Relación de Puestos de trabajo (herramienta teóricamente organizativa) sin que se hayan marcado objetivos más allá de los salariales, dejando de lado (patada adelante)aparentemente ( al menos de cara a la opinión pública) los urgentes ajustes organizativos. La elaboración de éste documento se ha encargado también a la Universidad de Alicante pero, ¿con qué objetivos?. Se publicitan actos y eventos pero sobre lo relevante, lo verdaderamente sustancial para el futuro de la propia administración, se pasa de puntillas. Paradójico (o quizá no tanto en una realidad definida por la imagen y no por el contenido).

             La responsabilidad del gobierno es doble ( para entender el contexto) : la política y la administrativa. La cara política intenta salvarse con una estrategia comunicativa invasiva, principalmente a través de las redes sociales. Una estrategia destinada a crear la sensación de hiperactividad cuando políticas como las de recursos humanos sigue siendo un debe que afecta claramente a las arcas públicas y, por ende, a los intereses de toda la ciudadanía. La cara administrativa no se afronta ,asumiendo que la táctica es la “de la patada adelante” sin afrontar los evidentes problemas que nuestra administración tiene y que lastra cualquier política “de enjundia” (por utilizar la misma terminología que el gobierno municipal), porque la actividad municipal se vuelve ineficiente al multiplicar los gastos innecesarios ( como la contratación de asesoramiento legal para el “asunto” piscina por diez mil euros, por ejemplo).

            Como decía, en un escenario de multipartidismo, el dialogo y el acuerdo sobre la organización municipal parece una prioridad, aunque ésta política no sea “vendible”. La responsabilidad de los representantes públicos pasar por afrontar (con urgencia) una reforma de la estructura municipal para que ésta vuelva a ser útil para la democracia municipal. Todo un reto.

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