
La propia denominación, Economía Azul, ya nos da algunas pistas sobre el destacado papel del mar y los océanos en este modelo económico. No hay que olvidar que más de dos tercios de la superficie de nuestro planeta están cubiertos por agua
La Unión Europea califica la Economía Azul como aquella que sitúa al mar en el motor de la economía.
Un carácter impulsor que es posible gracias a la suma de diversas actividades económicas interdependientes como la biotecnología acuícola y marina, el turismo, navegación y transporte marítimos, la pesca y la acuicultura.
Estas últimas con un destacado papel estratégico dentro de este modelo económico en el que se reconoce el gran potencial tanto de mares como de océanos para la innovación y el crecimiento.
Así, el llamado Crecimiento Azul está íntimamente vinculado a esta idea, pues promueve un crecimiento inteligente, sostenible e integrador de la mano del fomento de la investigación científica y el desarrollo tecnológico.
Desde la Asociación Empresarial de Acuicultura de España (APROMAR), destacan la esencial aportación de la acuicultura en este contexto: “Es la respuesta ante la creciente demanda de productos del mar y, además, es una práctica sostenible basada en un uso eficiente de los recursos naturales. Una actividad buena para nosotros, para las generaciones venideras y para el Planeta”, afirma el gerente de la asociación, Javier Ojeda.
“La pesca de crianza certificada ofrece otras muchas ventajas entre las que destaca su contribución a la seguridad alimentaria o la importante generación de empleo”, añade Ojeda.
Imitar a la Naturaleza
El primero en referirse a este nuevo modelo económico fue un emprendedor belga, Gunter Pauli, autor del libro “La Economía Azul” en el que defendía la idea de producir bienes y servicios de un modo sostenible y responsable.

Pauli consideraba el respeto al medio ambiente la base de su modelo inspirado por los eficientes procesos que se dan en los ecosistemas naturales, en los que apenas existen desperdicios y en los que todo se aprovecha al máximo.
En síntesis, esta corriente invita a emular a la naturaleza, lo cual implica hacer uso de los recursos más cercanos. Por ello, la Economía Azul defiende el consumo de los productos locales con todas las ventajas que ello conlleva, incluida la reducción de la contaminación atmosférica al eliminar en gran medida el transporte.
La dualidad economía – medio ambiente inherente a este modelo se proyecta, entre otros, en la búsqueda de un doble beneficio: el económico y el social. Por ello, solo las empresas respetuosas con el medio ambiente son capaces de vertebrar un modelo económico basado en la sostenibilidad.
Empresas como AVRAMAR, fuertemente implantada en Alicante, cuyo último centro de cultivos marinos ha sido instalado precisamente en el municipio de El Campello.
Tahiche Lacomba, director comercial de la compañía en nuestro país -y biólogo- afirma al respecto: “La tradición pesquera de España está intrínsecamente ligada a un profundo respeto por los peces, por el mar y por el entorno en su conjunto. Ejercer una acuicultura responsable significa para AVRAMAR producir pescado sano y nutritivo, cultivado de forma sostenible en perfecta armonía con el medio ambiente”.