Artículo de José R. Carbonell Beviá en su sección SAN VICENTE, SU MÚSICA Y SUS MÚSICOS EN MI RECUERDO
Nace en San Vicente el 12 de febrero de 1919. Hermano de José Santana Seva. Eleuterio tocaba el violín, el clarinete y la guitarra. Me ha sido imposible saber quién le enseñó. Pienso que tratándose de una familia con gran afición musical, es probable que fuese su constancia, su habilidad, su inteligencia lo que posibilitó el difícil dominio de todos ellos. Pero su verdadera afición, su plano de brillantez artística era su voz. A pesar de sus excelentes dotes para la Música, su vida profesional se desarrolló en el taller de muebles que la familia poseía, concretamente en el pulimentador en donde pasaba horas y horas barnizando y enluciendo los muebles a la vez que escuchaba las emisoras de radio durante todo el día. Cantaba al unísono romanzas de zarzuela, arias de ópera o incluso tangos, con todos los intérpretes del momento. Dos casas más arriba pero en la acera de enfrente vivía Pepita Moltó Peral y algunas tardes acudía quien esto escribe para ensayar algún número musical. En ocasiones acudía demasiado pronto y me tenía que esperar sentado en el escalón de la puerta. Eleuterio, amigo de mi padre y conocedor de mi afición me llamaba para que fuese a la puerta del taller. Acudía y nos poníamos a cantar. Una él, una yo. Mi repertorio, por aquel entonces, era muy limitado y por ello acababa pronto pero él daba un verdadero concierto que finalizaba cuando mi maestra abría la puerta de su casa para que entrásemos a ensayar.

Su voz de tenor lírico, su estilo, su timbre, su claridad de dicción, su rubato, sus peculiares adornos con los que le imprimía un toque personal y genuino. Para mí es una de las mejores voces que ha habido en San Vicente. Como algo extraordinario y rompiendo el molde de tolerancia y empuje hacia la proyección artística de un miembro de la familia, se traslada a Roma para intervenir en un concurso internacional de canto en el que obtiene un merecido segundo premio. Cantó la canción “Granada” de Agustín Lara. Durante la estancia en la Ciudad Eterna llega a cantar ante la presencia del Papa Pío XII y el cardenal correspondiente le extiende un documento que certifica la audiencia con su Santidad.
Aquí en su San Vicente natal, interpretó la zarzuela en dos actos con libreto de Juan José Lorente y música del Maestro Serrano, “La Dolorosa”. No he podido saber con exactitud la fecha de la representación aunque parece ser que fue durante el primer lustro de los cincuenta y en la que intervinieron Isabelita Baño; José Beviá; Eleuterio Santana; Paquita Compañ; José Planelles; apuntador José Rovira; y directora Joaquina Compañ. Voy a relatar una anécdota de esta representación. Se abre al telón y aparece el hermano Rafael que va a ser interpretado por nuestro homenajeado y que está mirando y meditando sobre un lienzo que pretende pintar. Con las premuras y prisas propias del comienzo, nuestro tenor solista se percata de que no tiene a mano la paleta de colores y los pinceles para pintar. En voz baja y muy discretamente, a pesar de que lo oye todo el mundo, reclama Els pincells, els pincells. Por debajo del decorado y empujado por el mástil de una escoba, se le va acercando muy lentamente lo que con tanta angustia reclamaba. Se comprenderá las risas y el jolgorio del público ante un hecho tan jocoso.
Su voz, su forma de cantar tenía mucha similitud con la de otro tenor murciano, Ginés Torrano. Tal era la semejanza que en cierta ocasión durante las Hogueras de San Juan, por los altavoces del distrito fogueril, al que pertenecía en Alicante, sonó el Himno de Alicante y el solo del tenor lo tiene grabado este profesional. Al hijo le pareció tan idéntica voz a la de su padre que subió corriendo a comunicárselo a su madre, que lógicamente le sacó de dudas. Es decir, su canto era tan idéntico al de este profesional que confundió a su propio hijo.

Me consta que Eleuterio Santana Seva fue uno de los fundadores de la Masa Coral la Aurora de San Vicente y en un cuaderno de la Directora en donde figura toda la plantilla por cuerdas, encabeza la lista de tenores primeros. En la fábrica de muebles de su padre cuando llegaba un cliente significativo y que manifestaba su afinidad hacia el canto, se le requería para que con su voz y su guitarra amenizase la tertulia y conseguir por ello que el tracto mercantil fuese provechoso. En cierta ocasión se trató de unos acaudalados clientes de Argentina que estaban muy relacionados con una compañía de canto y se lo quisieron llevar al país andino. También pintaba al óleo y a la plumilla haciendo verdaderas obras de arte de las que he tenido el honor y el placer de ver algunas de ellas.
Ya de mayor estuvo muy ligado al Ateneo Científico y Literario de Alicante, en donde era el tenor solista de la coral de este centro que acompañaba al piano y dirigía el gran maestro de escuela de profesión y músico de vocación, D. Pedro López Escudero.
Viéndose mayores, Eleuterio y su esposa se retiraron a una residencia en Jávea. Él, falleció el 11 de noviembre de 2000 y ella, el 20 de diciembre del mismo año.