Por Alex Solar
Como cada tarde, recorro los barrios de Haygón y Santa Isabel acompañado por mi mascota, en nuestro diario paseo higiénico para hacer un poco de ejercicio. Y me encuentro invariablemente con toda clase de residuos alrededor de los contenedores o en las aceras. Algunos dan mucho asco y huelen muy mal, como los nauseabundos contenedores de ciertos establecimientos de hostelería de la Avenida de Haygón y Sol y Luz.
Estas zonas de San Vicente se están convirtiendo en un desastre urbanístico y medioambiental, gracias a la actitud incívica de algunos desaprensivos que han tomado las calles, ya sea para el vandalismo o para convertirlas en vertederos.
Los partes de mantenimiento y aseo que he enviado a los servicios municipales a lo largo del tiempo que llevo residiendo en San Vicente son muchísimos y les consta a los que los reciben en la página que al efecto posee el Ayuntamiento. Yo lamento tener que ser tan insistente, pero mi conciencia ciudadana no me permite permanecer indiferente ante la situación, que calificaría de alarmante.
En primer lugar, porque los residuos electrónicos y de refrigeración o calefacción (neveras, calentadores) tienen la calificación de Residuos Peligrosos. Una vez que aparecen, inmediatamente se convierten en esqueletos desguazados en las aceras.
En zonas apartadas, en ese incomprensible espacio que se encuentra entre el Camí del Rodalet y Villafranqueza, se acumulan los residuos de construcción (ladrillos, bloques, perfiles metálicos, escayola, baldosas, etc.) y al enviar el correspondiente parte se me ha respondido que eso no es de su competencia.
Entiendo que el municipio posee un parque de reciclaje y a través de su página se instruye a los ciudadanos para que gestionen adecuadamente esos residuos, ya sean éstos peligrosos, enseres o restos vegetales de poda. Sin embargo, nada de esto se traduce en una conciencia cívica que impida toda clase de tropelías por parte del vecindario, aunque supongo que también de otros, que vienen desde otros lugares a arrojar los desechos aprovechando la falta de vigilancia.
Y luego vemos que en este medio y en la cartelería municipal generosamente desplegada y en los medios el ayuntamiento que ha tomado la iniciativa de desplazar su eco parque a las calles del municipio, en horas y lugares puntuales, lo cual es loable, pero tal vez e insuficiente como medida para controlar los desaguisados que son responsabilidad de algunos vecinos incívicos.
No, señores. No basta con dar instrucciones en una web que los analfabetos medioambientales no leen ni los sinvergüenzas obedecen. Como diría un cura, “no basta con rezar”. Hay que sacar el mazo.