Templando nervios y con la ideas muy claras sobre lo que quería decir, la pregonera de las fiestas de Moros y Cristianos de El Campello, Teresa Planelles, no defraudó a nadie, con un discurso muy emotivo y evocador, nostálgico y plagado de recuerdos que se convirtió en un recorrido por la evolución de estos festejos, desde que no pasaban de un desfile de carrozas y bailes en la plaza de la Iglesia, hasta lo que se han convertido hoy, con actos tan significativos y reconocidos como el desembarco, las embajadas, los desfiles, la música y la pólvora como protagonistas.
Desde la balconada de la plaza de la Iglesia que acoge tradicionalmente el acto, Teresa Planelles no se olvidó de nada ni de nadie desde que hace ahora 35 años desempeñara el cargo de capitana.
Corría el año 1987, de triste recuerdo en El Campello, pues durante el primero de sus desembarcos una explosión en la Torre de la Illeta se llevó por delante demasiadas vidas. “Todos esperando la llegada de las bandas de música, todos respirando ese olor a pólvora y haciendo tiempo para que las Capitanías llegaran y comenzar la embajada… cuando de repente la música festera cambió el sonido por el de las sirenas”, señaló la pregonera,.
“Mucho desconcierto, gente corriendo sin saber adónde ir ni qué hacer. Mucha inquietud y gritos… Evidentemente me embargan muchos recuerdos y aprovecho la ocasión para rememorar esos momentos”, puntualizó Planelles, una festera de pura cepa que nació el día de Santa Teresa, en pleno barrio marinero, en casa de sus abuelos.
“Quizás por eso tengo esa vinculación tan grande por mi pueblo y sus fiestas, ya que lo primero que sentí fueron unas notas musicales y el sonido de la mar”.
El acto arrancó con un pequeño desfile desde el Centro Social El Barranquet hasta la Plaza de la Iglesia, en el que participaron las autoridades locales encabezadas por el alcalde Juanjo Berenguer, el concejal de Fiestas y Tradiciones Cristian Palomares, los integrantes de la Junta Festera de Moros y Cristianos y cientos de festeros, que al son de la música anunciaban por las calles y plazas que El Campello estaba ya en fiestas.
MÁS DE 1.000 DÍAS DE ESPERA
En su intervención, el alcalde recordó que el último pregón se escuchó en el pueblo el 11 de octubre de 2019. “Eso quiere decir que llevamos exactamente 1.095 días esperando recuperar este momento… y más de un millar de días son muchos, demasiados diría yo, para gente como nosotros, los campelleros y campelleras, acostumbrados a hacer vida en la calle, a compartir mesa y mantel, a recibir a amigos y familiares”.
“Hoy toca disfrutar de nuestras fiestas”, añadió el primer edil, “por lo que os invito a que lo hagáis con toda la pasión que seáis capaces, con todas las ganas de pasarlo bien, pero también con responsabilidad, como hemos hecho siempre”.
Por su parte, la presidenta de la Junta Festera, Marga Sebastià, arrancó su discurso con un sonoro “Volvemos” que corearon los ciento de festeros y vecinos congregados en la plaza.
“Demasiado tiempo sin Moros y Cristianos… y se nota que hay ganas”, añadió eufórica y vitoreada por el público.
El acto finalizó con la simbólica entrega por parte de Juanjo Berenguer al capitán cristiano, Rubén Ortíz, de las llaves del municipio, con la encomienda de defender la plaza ante el ataque sarraceno y la expresa solicitud de devolverlas el día 15, cuando se reconquiste el castillo y finalicen las fiestas.