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Incorrecciones históricas en la rotulación de las calles con sus nombres antiguos

Tribuna de Domingo Martínez Verdú (Licenciado en Matemáticas)

Mantener viva la historia de un pueblo y, en particular la de sus calles y plazas, es una acción laudable; pero no menos importante es hacerlo con rigor histórico y de forma documentada a partir de fuentes fidedignas.

El jueves de la semana pasada, una noticia anunciaba que el Consejo Municipal de Cultura había dado el visto bueno al proyecto de recuperar y rotular los nombres antiguos de diferentes calles. En el artículo se aportaba una relación de trece calles y para cada una de ellas se facilitaba una breve explicación histórica. Lamentablemente, dichas notas aclaratorias contenían, en su mayoría, inexactitudes que tergiversan la realidad histórica.   

Por el espacio disponible y para no cansar al lector, nos ceñiremos a dos de las incorrecciones que aparecen en el artículo. En primer lugar, nos ocuparemos de la “Calle de la Cova”; en segundo lugar, nos referiremos a la “Plasseta de «Ysabel 2» (mitad del siglo XIX)”.

La primera referencia que analizaremos será la de la “Calle de la Cova”. De ella, se decía: «Su denominación se debe a que debajo del desnivel había unas cuevas. Actualmente se denomina calle Sol – plaza del Pilar». Veamos. La “Calle de la Cova” o “Calle de la Cueva” o “Calle Cueva” no es la que actualmente se denomina Sol, sino que era una calle que estaba por debajo de ésta última, se trataba de una calle cerrada, sin salida; o sea, un ‘cul-de-sac’, de aquí el origen de su nombre en singular (Cueva), y no porque existiese un desnivel y debajo de él cuevas.

En 1923, en sesión de 29 de diciembre, fue aprobado por el Ayuntamiento el denominado Plano de Urbanización de terrenos de Don Fernando Antón y de Ensanche hasta enlazar con la carretera, diseñado por el arquitecto Juan Vidal Ramos (1888-1975). En dicho plano, aparece claramente escrito el nombre de la “Calle Cueva” y es continuación de la “Calle de los Montoyos”, después de que ésta cruce la “Calle Mayor” hasta llegar a la “Calle del Horno”. Además, en otro plano de la época, pero perteneciente a la Distribución de la red de aguas en San Vicente del Raspeig, también aparece trazada la “Calle Cueva” como un cul-de-sac.

Cuando en 1924 empezó el desarrollo del plan de Ensanche de la “parte sur de la población”, la “Calle Cueva” se abrió y dio lugar a la calle que el Ayuntamiento designó, en sesión de 5 de abril de 1930, con el nombre de Maestro Chapí: «la que une la calle Pi y Margall con la de Aviación». Aunque, como podemos comprobar, es más larga porque ha sido prolongada desde Pi y Margall hasta la calle Mayor. Asimismo, en aquel plan de Ensanche de 1923 se proyectaron, entre otros, los trazados de las futuras calles Velázquez, Maestro Chapí, Plaza Reina Victoria, Torres Quevedo, Pintor Murillo o Jorge Juan.   

Pasemos a la segunda referencia, la de la “Plasseta de «Ysabel 2» (mitad del siglo XIX)”. El artículo publicado decía: «Esta plaza tuvo varios nombres: plaza de la Libertad y plaza del Cardenal Segura, pero el original era Ysabel II. Posiblemente se deba a la escala que hizo la reina Isabel II en la estación de tren de nuestro pueblo. Actualmente se denomina plaza Lillo Cánovas». En este caso, lo equívoco está en considerar que el nombre original de esta plaza era el de Isabel II, pues desde mucho antes se venía nombrando como “plazuela de la Carnisería”. Así consta, por ejemplo, en un documento notarial de 1810; y probablemente fuese así incluso desde el siglo XVIII.  

Por otra parte, en otro protocolo notarial de fecha 24 de marzo de 1865 se puede leer: «situada en la Plaza de Isabel segunda antes de la Carnicería del Lugar de San Vicente del Raspeig». Más explícito y determinante resulta el texto de un tercer protocolo notarial fechado el 11 de junio de 1904, donde se dice: «en el pueblo de San Vicente, plaza de la Libertad antes de Isabel Segunda y antiguamente de la Carnicería, esquina a la calle de Salamanca». En la actualidad, casualmente, en esa misma plaza encontramos una carnicería: la de Eduardo Angüis. Así pues, parece que la tradición permanece transcurridos más de 200 años.   

A mi juicio, creo que antes de proceder a la rotulación de las calles con los nombres antiguos, sería conveniente revisar todas las equivocaciones que, en mi opinión, contiene el proyecto presentado y que aquí no las he detallado. Por último, además de las 13 calles que aparecen en la relación publicada, quedan varias más en el tintero.

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