El fervor por la Mare de Déu de Loreto en Mutxamel es algo muy grande. Por eso, desde el día 1 de marzo, fiesta del Miracle de la Llagrima hasta ayer, ocho de marzo, se le rinden honores a la patrona mutxamelera.
La tarde comenzó con una misa en su honor, para pasar a una procesión por la plaza nueva hasta regresar otra vez a la iglesia donde la imagen de la Virgen de Loreto se posó en un atril para que vecinos y visitantes pudieran hacer lo que desde hacía tres años no podían por culpa de la pandemia, besar a la virgen. Los primeros en hacerlo fueron los integrantes de la corporación municipal, los integrantes de la cofradía de la Mare de Déu, los miembros de la Comisión de Fiestas de Moros y Cristianos y los cargos festeros.
La cola para la tradicional besà salía por la puerta de la iglesia y el templo estuvo abierto hasta que el último vecino o visitantes se acercó a venerar a su patrona.
Alrededor de las once de la noche, se subía a su capilla donde descansará hasta septiembre cuando vuelva a bajar para la procesión del 9 de septiembre. Los mutxameleros se despidieron de ella con el tradicional «salut per l’any que ve».