Pascual Andres Tévar

En esta vida de contrastes y vaivenes emocionales, cuando transcurre el final del verano de
2023, sumido en intensos calores y contrastes, necesito cada día un despertador de las
emociones, para seguir caminando en todas las dimensiones.

El despertador es, mirar a la mesita el reloj iluminado las horas, y darme cuenta que son
solamente las tres del amanecer, y sentir envuelto en el nuevo día, y darle vueltas a lo que
piensas o sientes, que puedes hacer en el nuevo día que nace. Y te emocionas, y te angustias al
mismo tiempo, porque no estar nada seguro, de conseguir lo que te planteas.
El despertador es, mirar a los ojos de la compañera de la vida, y empezar con un beso
emocionado, que te levante la moral, y te abra el nuevo día, con una dimensión nueva, que no
tienes la seguridad de poder mantener, pero que al menos, tienes buenas sensaciones, y todas
las preguntas en la mente, por descubrir las respuestas a lo largo de la jornada.
El despertador es, empezar temprano, y a mi manera, la jornada de trabajo. Y sentir los desafíos
del nuevo día, y el reto de un nuevo futuro, que con el amigo del alma, empuja para abrirse
paso, en una aventura y un nuevo camino, que como decía el poeta “caminante no hay camino,
se hace camino al andar”. En ello estamos, y no pensamos más que en seguir ilusionados en el
desafío, paso a paso.
El despertador es, esperar el mensaje en el móvil de mi hija desde el piso tutelado en Alicante,
y que me anima cada día con su saludo, y sus emoticonos sonrientes, envueltos en flores y
corazones con sonrisas abiertas, y miradas emocionadas. Ese despertar, se ha hecho
imprescindible, para que el día tenga sentido.
El despertador es, dar sentido a los actos, para sacarlos de la tediosa rutina, para tengan un
argumento positivo cada día, como pasear, saludar a la buena gente, tomar el café mañanero,
para ser capaz de encontrar un pequeño e insignificante detalle, que lo haga distinto, y único,
cada día.
El despertador es, recibir la llamada del hijo, que desde las hermosas tierras manchegas de
Alcázar de San Juan, se interese por la marcha de la nueva aventura de la empresa. Y me arrope,
y me empuje el ánimo, para ganar el nuevo futuro, y ponerle ilusión, que las dudas y ansiedades,
no dobleguen la fe y el coraje que necesitamos.
El despertador es, tener tiempo, para los buenas ratos de las tardes de un verano que se acaba,
y en el restaurante amigo, charlar, y contar cosas de la vida, con los colegas y amigos de la
tertulias improvisadas, abrir el melón, de las libertades y sus limitaciones, pero al menos,
intentar desahogarse, entre las incansables amenazas encorsetadas, en la sociedad que nos ha
tocado vivir, y convivir al fin y al cabo.
El despertador es, la conciencia, en la que debates cada día, tratando, de encontrar
explicaciones, a los pactos y alianzas, para intentar formar gobierno, los partidos del PP y del
PSOE, después de las Elecciones Generales de julio 2023. Y es que, tal vez, la CONSTITUCION de
1978, ya no tiene todas las respuestas, a las dimensiones de los pactos, de los actuales Partidos
Políticos. Y se hace necesario, ponernos a debatir, de verdad, en unas nuevas reglas del juego.
Pero eso sí, la LIBERTAD, solo tiene sentido, cuando genera convivencia pacífica, con sentido
común, y con la responsabilidad individual y colectiva, para entender, y para compartir, la vida,
en todas sus consecuencias y dimensiones.
En definitiva, el despertador, que busco cada amanecer, y, a veces está tan escondido que no
descubro. Pero, como soy consciente de que existe, sigo intentándolo, a mi manera, cada día. Y
tengo el convencimiento, que de alguna forma, me ayuda, y me empuja el ánimo, bajo la
increíble luz mediterránea.