El pasado 29 de julio Paula hizo su último lanzamiento. A los 27 años, y tras más de una década asentada en la élite del atletismo, ha decidido poner fin a una etapa de su vida para iniciar otras. Desde aquí no podemos más que desearla lo mejor y agradecerle lo mucho que ha aportado al deporte sanvicentero. Que esta página sirva como homenaje y broche a su gran trayectoria.

Es absurdo repasar su currículum. Desde niña ha sido deportista y atleta y pronto despuntó. Ha logrado estar en grandes citas internacionales y durante algunos momentos tuvo el sueño olímpico en mente. Lo que no hay duda es que no ha escatimado esfuerzo ninguno, entrenando duramente cada día para superar sus propios límites.

En mejores o peores condiciones, con seguramente no las mejores infraestructuras ni herramientas, pero ha paseado el nombre de San Vicente por muchos lugares, haciéndonos sentir orgullosos de ella. Una gran embajadora y siempre con la sonrisa en la boca. Sonrisa que por cierto no ha perdido tras su retirada.

La alta competición supone mucho sacrificio. Hay que invertir tiempo y con el paso de los años cada vez cuesta más mentalizarse y mantener la motivación. Ese proceso lo ha vivido Paula, que afrontó 2023 como un ultimátum. Se decidió a comenzar asesoramiento psicológico para manejar mejor sus emociones como deportista, pero finalmente llegó el momento de tomar una decisión sin vuelta atrás. “No estaba disfrutando ni recogiendo todo lo sembrado. Eran pensamientos que ya me habían venido el año anterior y en abril decidí que lo dejaba”. Su última competición fue el campeonato de España de Torrent. Allí se le escaparon unas lagrimillas tras las gafas de sol y fue una competición muy emotiva. Tras su último lanzamiento, comunicó la decisión a su entrenador y sus familiares, ya que antes sólo la conocía un círculo muy cerrado de personas. Todos la entendieron, la apoyaron y arroparon.

“Me voy satisfecha porque ha sido una decisión propia y muchos deportistas no tienen esa opción”

Por el camino queda un gran aprendizaje, porque deportista nunca se deja de ser. “Mi mejor recuerdo es cuando conseguí por primera vez la mínima internacional en Durango y que me permitió participar en el Mundial de Ucrania”. En esta aventura ha vivido miles de experiencias y conocido muchas personas, y eso es lo que se lleva. Además, a sus 27 años, no se cierra ninguna puerta a volver a competir en un futuro. Por ahora, va a seguir haciendo deporte, porque lo lleva en la sangre, pero de forma más relajada y sin la presión que ha vivido todos estos años.

“Me voy satisfecha porque ha sido una decisión propia y muchos deportistas no tienen esa opción”, declara Paula. La de esta semana es su última gala del deporte, en la que tantos galardones merecidos ha ganado. Ha sido un ejemplo como deportista y como mujer y ahora es momento de que disfrute su nueva etapa. Le veremos aprendiendo defensa personal y corriendo la San Silvestre, aunque eso sólo son algunos de sus pequeños objetivos a corto plazo. Desde este periódico, solo podemos decir ¡GRACIAS, PAULA!