Pascual Andrés Tévar

Inmerso en este otoño sanvicentero de 2023, sin quitarnos del todo, el inmenso calor de este
pasado largo verano, me vienen los sentimientos y las ansiedades, de reanudar las visitas a
Madrid, y a me querido Santiago Bernabéu, y me introduzco en este reflexión abierta, tratando
de encontrar explicaciones, y de reencontrar el viajero que llevo dentro.

Combatiendo las ansiedades, y aceptando el hecho consumado, que se acabaron, de momento
los viajes organizados en autobús, por la forma en que funcionan el tema de las entradas, como
ya relataba en otro artículo, lo que necesito recuperar es viajar, como sea , aunque tengo que
reconocer que me estoy acostumbrando a coger el Ave, que no tiene paradas en Villar de
Chinchilla , para un suculento almuerzo, pero si tiene una rapidez , que te pone en mi querido
Madrid, en poco más que un rato. Eso sí, te da tiempo a tomar un café y algo más.
Combatiendo las ansiedades, recuerdo con melancolía, el último viaje a Madrid, con mi amigo
Boni, en abril de 2019, y ya nos entraron nostalgias, cuando vimos los inicios de la gran obra de
reforma del Estadio Santiago Bernabéu. La famosa Esquina del Bernabéu había desaparecido, y
todas las tiendas, y nuestro rincón en el restaurante Mediterráneo, en una de sus plantas, donde
cuando acudíamos a ver los partidos, era el lugar preferido, para tomar una cerveza, para
charlar, y para meterse las sensaciones previas al partido. Desde entonces, añoramos, y no
encuentro las palabras, para volver a pisar, a sentir, a vibrar a corazón abierto, a cantar el Himno
de la Décima, y a emocionarme hasta límites infinitos, que no existen palabras para describirlos.
Desde entonces, siguiendo las obras de reforma del estadio, no paro de preguntarme, cuando
va a llegar el día de volver. Y ahora, en este otoño, lo siento muy cerca, y necesito prepararme,
para ser capaz de soportar tantas emociones juntas. Aunque percibo, que con los buenos
AMIGOS Y MADRIDISTAS, que , seguro, me van a acompañar, va a ser más fácil, revivir, que digo,
atrapar de nuevo, los sueños , juntos.
Combatiendo las ansiedades, hemos vivido, paso a paso, a través de las imágenes, viendo los
partidos en la sede social, y en otros reportajes en la televisión de la Entidad, como el nuevo
templo del fútbol y del Madridismo, se iba haciendo realidad día a día. Y ya soñaba, que digo,
soñábamos juntos, volver a viajar juntos, a nuestra querida casa. Y en el pasado Aniversario del
08 de julio de 2023, pusimos un video, donde se refleja, la inmensa obra, desde las entrañas,
para dejar al mundo, un estadio SANTIABOM BERNABÉU, a la altura del siglo XXI, y de la historia
para las próximas generaciones de Madridistas, y de aficionados al fútbol. Y no solo eso, para
todos los innumerables y grandes espectáculos, de los conciertos del mejor nivel, de todos los
deportes inimaginables, de todas las celebraciones que puedas imaginar, a los almuerzos , y
comidas, y cenas que puedas organizar, y todo envuelto, en un marco de innovación y desafío
al futuro, que pueden todas las familias. Y llenar los ojos y la mente, de tantas ilusiones, que te
ayudaran, a seguir con la mente abierta a los demás, sin poner límites a los desafíos del futuro.
Combatiendo las ansiedades, también echo de menos, en las hermosas visitas a Madrid, las
comidas en el Restaurante Casa Juan, que siempre , nos ha tratado con señorío, y nos ha dado
bien de comer, y algunas veces de cenar, dentro de un marco único, y dejando, que nos
sintiéramos en casa. Y al mismo tiempo, dejándonos el tiempo que hiciera falta, para celebrar la
comida, la pos comida, las copas, las tertulias encendidas previas a los partidos, y sobre todo, a
cargar las pilas para caminar, con ilusión a nuestro SANTIAGO BERNABÉU, sobre todo, en las
noches inmensas de emociones y de MADRIDISMO, de la CHAMPIONS, que para nosotros, sigue
siendo la LIGA DE CAMPEONES. De tal forma, que ir al Restaurante Casa Juan, era un rito,
necesario, para preparar el partido, en todas las emociones, y rodeados de los AMIGOS y
PEÑISTAS, y sobre todo MADRIDISTAS, que son imprescindibles, para vivir, sufrir sin
miramientos, y compartir, esas noches mágicas. Así que, ansiando volver, aunque sea unas pocas
y elegidas veces, al año, porque la economía no te permite pasar los límites controlables, aunque
para el corazón desatado no existen límites.
Así que, mientras combato, a mi manera, con las ansiedades otoñales, me pongo nostálgico, y
me invade el sentimiento viajero, ya sueño, despierto, de volver, después de esta larga travesía
del desierto, a mi MADRID, y a mi querido, y reinventado, y renacido, y futurista, y desafiante
SANTIADO BERNABÉU. Y sentirme, en medio del universo, y todo ello, influenciado, iluminado,
y contagiado, de nuestra querida e increíble luz mediterránea.