Columna de opinión (Vox San Vicente)
Vivimos, sin duda, el mayor atentado a la Constitución y a la democracia misma, desde 1978. La Nación española ha superado en el pasado numerosos envites y siempre ha sabido prevalecer; sin embargo, lo más grave y alarmante es que el actual golpe protagonizado por el Partido Socialista viene perpetrado desde el propio poder, al mas puro estilo chavista.
Con la separación de poderes convertida en una mera entelequia, con principios básicos como el de igualdad entre los españoles o el seguridad jurídica reducidos a papel mojado, España se dirige irremediablemente a una situación de crisis estructural que, pese a lo que dicen algunos, acabará afectando nefastamente al día a día y bienestar de todos los españoles.
Pero siendo terrible la destrucción del Estado de Derecho y de la esencia misma de España, lo que más repugnancia causa es la motivación que guía al Partido Socialista, que no es otra que seguir detentando el poder 4 años más. A quien le pueda sorprender esto, es que no conoce la historia del PSOE.
El PSOE decide unirse a la II Internacional (1889), siguiendo la línea totalitaria de Marx, que se había separado la línea libertaria de Bakunin, convirtiéndose en 1917 en un admirador de la Revolución marxista-comunista-bolchevique. Por tanto, el PSOE, desde sus inicios, es un partido genuinamente marxista.
Sin embargo, en 1923 el PSOE, ya apuntando maneras, no duda en formar parte del gobierno de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, ocupando Largo Caballero un puesto en el Consejo de Estado, lo que aprovechó para perseguir a sus competidores de la CNT y favorecer a su UGT.
Podríamos encontrar muchas similitudes del momento actual con lo ocurrido en la II República, cuando el PSOE inicia su idilio con los partidos separatistas aceptando, ya en el Pacto de San Sebastián de 1930, lo que los representantes de los partidos catalanistas exigían: <<A nosotros, los catalanes, no nos interesa esta reunión si, previamente, no se conviene en que el advenimiento de la República entraña la más absoluta autonomía para Cataluña. A partir del nacimiento del nuevo régimen, Cataluña recaba el derecho a la autodeterminación y se dará a si misma el régimen que le convenga>>.
Con su consideración patrimonialista del poder, el PSOE y Azaña, tras las elecciones de 1933, en un intento por impedir que gobernase la derecha, legítima ganadora, exigen infructuosamente al Jefe del Estado, el Presidente de la Republica, Niceto Alcalá-Zamora, que las anule.
El PSOE, poco amigo de la alternancia política, en octubre de 1934 propicia un golpe de estado contra la República, golpe que acaba fracasando tras dejar más de 1.300 muertos y 2.800 heridos. También fracasa en Cataluña, donde Companys, había proclamado: <<El Estat Catalá dentro de la República federal española>>
El PSOE, en las elecciones de febrero de 1936, en base a una total inseguridad jurídica y violencia social, se proclama ganador y decreta la amnistía para los responsables del golpe de 1934. Ya en junio de 1936 el gobierno del Frente Popular crea un tribunal especial para exigir responsabilidades políticas a jueces, magistrados y oficiales, con la clara intención de acabar con la independencia judicial para someterla sus deseos políticos.
Exactamente, el camino que se ha emprendido con la actual ley de amnistía y los vergonzantes pactos de investidura con partidos separatistas.
En conclusión, a quien le sorprenda la delirante deriva del Partido Socialista es porque no conoce su historia. Historia que ellos mismos reivindican y están dispuestos a repetir, para desgracia de un pueblo español que ve cómo les roban su nación, y cómo cientos de delincuentes son indultados y amnistiados, mientras a ellos se les ahoga con impuestos, regulaciones exahustivas y con una precariedad económica cada vez más preocupante.