Un año sin tocar es mucho tiempo, eso dice COQUE MALLA de estos meses de silencio escénico que le han tenido a él y a la banda ocupados dando forma a su último trabajo “Aunque estemos muertos”, recién salido del horno hace apenas un par de meses.
Pero, efectivamente, todo este tiempo ha merecido la pena y ya está todo listo para darle vida a las nuevas canciones en una gira que deja ver el trabajo duro que hay detrás del disco, y promete enterrar durante mucho tiempo los fantasmas de un Coque que, como los gatos salvajes, vuelve a la calle, vuelve a su hogar.
Arrancaba “Aunque estemos muertos tour” con malas noticias incluso antes de que COQUE MALLA se subiera al escenario de la primera cita del tour, y es que el cantante se rompía unos días antes uno de los huesos del pie y todo el inicio de la gira se tambaleaba…como si se hubiese cruzado un gato negro.
Pero el grande de Coque es un tipo que sabe jugar las cartas en una mala mano, y acostumbra a reinventarse convirtiendo la partida en apuesta ganadora, ya lo ha hecho otras veces. Así que el cantante madrileño nos sorprendía gratamente con el anuncio de que no sólo no iba a suspender ni uno solo de los shows previsos, sino que no iba a cambiar ni una coma del espectáculo, y prometía dejarse el alma con la misma energía con la que actúa habitualmente, si no mayor.
Y lejos de ser un farol, la partida comenzaba fuerte en Zaragoza hace tan sólo 1 semana con el cartel de no hay billetes, y sólo 6 días después con un nuevo “sold out” en Murcia justo el día de antes de Alicante, que también rozó el lleno total el pasado sábado.
Así que cualquiera podría pensar en un cantante moribundo sobre el escenario del ADDA, pero Coque había prometido a su público darlo todo, a eso había venido, a jugársela, aunque el precio a pagar sea caro, ya que todo en esta gira transita entre la muerte y la vida, entre la oscuridad y la luz.
Precisamente una de las mejores cosas de la vida es la gente que nos acompaña en el camino, y en eso Coque también está arropado en esta gira, por su equipo y especialmente por su banda, a la que Coque le ha otorgado un papel principal en el disco y en la gira, ya que la implicación ha sido brutal, con una libertad creativa, y una capacidad de experimentación como nunca antes había vivido el artista.
Salía COQUE MALLA apoyándose en muletas al escenario del impresionante auditorio alicantino, cediendo el paso y los aplausos a sus músicos, y ocupando su sitio durante todo el concierto: una silla en el centro del escenario y un cojín para amortiguar los golpes en un maltrecho pie que calzaba una bota al más puro estilo Robocop, o mejor dicho, como si fuera un astronauta, pero no un astronauta más, un astronauta gigante.
Con su vieja Gibson color cereza, que ya lucía en la portada de “La hora de los Gigantes” allá por el año 2009, comenzaba a tocar los dos primeros temas del nuevo disco, “Bailo con los muertos” y “Místico”, lo que ya nos daba una pista de lo que iba a ocurrir.
Antes del tercer tema, pedía Coque al respetable que se olvidara de los móviles durante un rato y disfrutara de un espectáculo en el que no sólo eran importantes los músicos, sino que también lo era un público al que el propio artista quería hacer sentir una pieza fundamental del show.
Explicaba, además, que en la primera parte del concierto el nuevo trabajo sonaría entero y en el mismo orden, como no podía ser de otra manera para un disco sin fisuras que el propio artista había pensado para ser escuchado en este orden, que es la manera de entenderlo en toda su dimensión y que te sumerge en la atmósfera emocional, musical y psicológica en la que ha sido creado.
Por supuesto, en la segunda parte del espectáculo también habría tiempo para muchos de los grandes éxitos de COQUE MALLA, y algún apunte de LOS RONALDOS, o lo que el artista denominaba con cierto humor y algo de autocrítica “bodas, bautizos y comuniones”. Seguramente hay quién pudo entender esto como una renuncia a los trabajos anteriores y a las primeras etapas del artista, pero más bien se podría ser un piropo al nuevo disco, y es que Coque es un músico en constante experimentación y evolución artística, donde ningún disco se parece al anterior, y en “Aunque estemos muertos” presenta uno de sus trabajos más sinceros y personales, con una búsqueda interior donde el artista ha sacado a la luz sus propias sombras.
Pero precisamente de eso va este disco y esta gira, de sombras y luces, de oscuridad y luz, de muerte y de vida, de la fragilidad que nos hace fuertes; ese es el lugar al que Coque ha llegado una vez que ha soltado las riendas y ha dejado que las cosas ocurriesen.
“El saco de los sueños”, “Aunque estemos muertos” tema que da título al disco, “Bla, bla, bla” sonaron a continuación, y con “¿Volverá?” llegaba la presentación de una banda protagonista: Amable Rodríguez en las guitarras, Héctor Rojo al bajo, Gabriel Marijuán batería, David Lads en los teclados…y por supuesto, su nombre sigue siendo COQUE MALLA.
Continuaba el show con “Baila en la oscuridad”, “Como los gatos salvajes”, “El dragón” y “Como la mañana” que cerraba esta primera parte del concierto, y también un disco que habla del paso del tiempo, de pérdidas, de la muerte, pero que en realidad es un disco sobre la vida, un disco muy luminoso a pesar de las sombras en las que se mueve.
Sin descanso, sonaba “La señal” (El último hombre en La Tierra. 2016), que daba paso a “No puedo vivir sin ti” (4 canciones. 2007), una de las canciones que precisamente sacó a COQUE MALLA de las sombras tras la sepración de Los Ronaldos y lo inundó con un aura radiante y de colores que le acompaña hasta hoy; un tema imprescindible en el repertorio de Coque que casualmente surgió de un rayo de luz en medio de las tinieblas, cuando Los Ronaldos resucitaron en el año 2007 durante un breve periodo tras su muerte en 1998.
Bromeaba también Coque con esta canción, simulando que se le olvidaba la letra, ”sería como olvidarse del nombre de tu madre”, decía el cantante, “¿cómo podría olvidarme de la canción que me ha hecho millonario?”, se preguntaba. Sea como sea, es una de las canciones más bonitas del repertorio del artista, que nos remueve los sentimientos desde lo más profundo. No puedo vivir sin ti, no hay manera.
En este punto del concierto, la banda abandonaba el escenario, dejando a Coque sólo ante el peligro en un escenario vacío y frente a más de mil personas, quien mantenía la magia de la canción anterior e interpretaba “Berlín” (La hora de los gigantes. 2009), otra de las bonitas e imprescindibles, y a continuación un mix con “Hace tiempo” (La hora de los gigantes. 2009), “La carta” (Termonuclear. 2011), “La mujer sin llave” (Soy un astronauta más. 1999) y “Hasta el final” (La hora de los gigantes. 2009).
La banda volvía con “El último hombre en La Tierra”, del álbum con el mismo título (2016), para arropar de nuevo al cantante, y llevar después el espectáculo hasta lo más alto con dos temas de Los Ronaldos, pero vaya dos temas: “Adiós papá” y “Por las noches” (Saca la lengua. 1988).
Para entonces el público ya estaba fuera de sus asientos, bailando y saltando por todo el patio de butacas, siendo partícipes del espectáculo como había profetizado Coque; el propio Coque, que no podía moverse de la silla, se retorcía sobre ella, bailando con las manos y con los pies, mientras movía las guitarras por encima de su cabeza como poseído.
Con “Un lazo rojo” (¿Revolución?. 2019) llegaba un pequeño descanso de tan sólo un par de minutos, para coger aire y dar paso a los bises con “Sólo queda música” (“¿Revolución?”. 2019) y “Guardalo” de Los Ronaldos (Los Ronaldos. 1987).
El concierto terminaba con un tema milimétricamente elegido para ello: “Me dejó marchar” (El último hombre en La Tierra. 2016), con el que COQUE MALLA ya coqueteaba hace años con la muerte y con la vida, y que habla de despedidas, de sombras, y de una vida marcada por la muerte en una delgada línea que marca la felicidad. Confieso que alguna lágrima cayó en esta despedida.
Coque nos dio lo prometido, toda su energía en un espectáculo valiente en el que el artista da un paso hacia delante, y nos muerde el alma arrancándonos el corazón, mientras nos habla de muerte para hacernos sentir más vivos que nunca…aunque estemos muertos.
Los que vinieron el sábado a jugársela con COQUE MALLA, jugaban sobre seguro, porque Coque también está más vivo que nunca.