César Ponce / Somos Raspeig
Hace 10 años, San Vicente inauguró el complejo deportivo Sur. Muchos vecinos, una década después, no están familiarizados con esa denominación, y lo conocen popularmente como ‘El Velódromo’. Hemos reunido para esta efeméride al concejal de deportes, a los representantes de nuestro club ciclista y a la persona que da nombre a la instalación, para que hagan balance y cuenten sus vivencias.
Si por algo se ha caracterizado nuestro velódromo es por estar rodeado de polémica. Se puso en duda su construcción y posteriormente su gestión. A esos niveles, el balance tras los primeros diez años es bastante negativo, pero a nivel deportivo, San Vicente está recogiendo los frutos con grandes deportistas que son nuestro orgullo. Tanto Alejandro Martínez como Óscar Orts comenzaron a pedalear en el velódromo Manuel Guijarro. Gracias a contar con la instalación, han logrado pulir su pedaleo y alcanzar un nivel que les permite representar a nuestro país, y en el caso de Alejandro, aspirar a medallas internacionales y a presencias olímpicas.
Para que los deportistas tengan una oportunidad, es necesario dotarles de herramientas, y en San Vicente nuestros ciclistas cuentan con el entorno adecuado. Ahora falta terminar de aprovechar esta macro instalación, sacarle todo el partido posible, integrarla en el pueblo y hacer que nos sintamos orgullosos de contar con un Velódromo en San Vicente. “Mi prioridad siempre fue hacer algo para el beneficio de generaciones posteriores”, cuenta un Manuel Guijarro que a sus 61 años mantiene el mismo brillo en los ojos de cuando era profesional.
Tras una vida dedicada al ciclismo, se siente satisfecho de haber contribuido a que “San Vicente tenga un lugar que permita a los jóvenes entrenar y a los padres les de la tranquilidad de que sus hijos están formándose en un entorno cerrado y sin peligro”. De hecho, el propio Guijarro recuerda cuanto de pequeño “tenía que atarme la bicicleta a la espalda para desplazarme al Velódromo de Novelda. Ojalá yo hubiese tenido esta oportunidad”, declara.
También merece todos nuestros honores el club ciclista San Vicente. Referente formativo y también organizativo, ya que cada vez más competiciones se celebran en nuestro pueblo. Sin ir más lejos, la semana pasada tuvo lugar un entrenamiento de la selección española junior, y posteriormente se realizaron competiciones de carácter autonómico con los mejores ciclistas del territorio. El presidente del club, Roque Vicente González, así como el director deportivo, Antonio López, junto al resto de directiva, están haciendo un trabajo formativo envidiable, que nos hace ser referente en el mundo de las dos ruedas. También lo facilita el hecho de contar con un concejal comprometido, que está trayendo San Vicente las mejores competiciones. El propio edil, Ricardo Bernabeu, nos confirma que el cartel de la vuelta a la Comunitat Valenciana, que tendrá una salida en San Vicente, será de auténtico lujo con equipos como Movistar o UAE y corredores como Nairo Quintana. Gracias a pruebas como esta, se pueden activar sueños dormidos, como ocurrió en 1975 cuando la ‘Vuelta a Levante’ pasó por San Vicente. Aquel año, un niño llamado Manuel y apellidado Guijarro, se quedó impactado por el paso de esos ciclistas hasta el punto que al día siguiente se escapó del colegio para volver a verlos y supo que algún día querría formar parte de todo eso.
No hay excusas para que la próxima década, el velódromo cobre una nueva dimensión y deje se ser una instalación maldita y cubierta de polémicas
Contamos con el clima ideal, contamos con la materia prima, contamos con las herramientas. No hay excusas para que la próxima década, el velódromo cobre una nueva dimensión y deje se ser una instalación maldita y cubierta de polémicas.
Accidente
Manuel Guijarro también nos relató su reciente accidente, del que afortunadamente está recuperado y no ha quebrado su espíritu ni sus ganas de seguir pedaleando. Fue un 23 de junio y volvió a nacer. Aquel día estaba rodando cuando tuvo que esquivar un todoterreno, provocando un aparatoso accidente y evitando de milagro caer al vacío. Se rompió ocho costillas, algunas de ellas le perforaron el pulmón, además de once huesos rotos y dos vértebras. Lo que no se quebró fue su ánimo y su espíritu, y aunque le pronosticaron seis meses de reposo, al iniciar el curso ya estaba funcionando como docente en el IES Haygón, donde imparte un módulo. Además, ha podido quitarse el sentimiento de culpa que arrastraba, al saber que hizo todo lo que estuvo en su mano para evitar el accidente. Sin duda, él antes que nadie merece dar nombre a este Velódromo, aunque son necesarias acciones para visibilizar aun más la denominación real que sigue pasando desapercibida para muchos vecinos y visitantes.
