Pascual Andrés Tévar

Como he contado en relación con la jubilación del pasado 1 de enero de 2024, tengo otro
capítulo nuevo por desentrañar, y por redescubrir en todas sus vertientes, y son las cajas y
maletas, que durante las últimas semanas, antes de la jubilación, he ido arrinconando, en una
habitación de la casa, que mi hijo utilizaba como despacho, y que ahora está sin utilizar, salvo
algunos días que pasa por casa, en sus respiros en su trabajo en Alcázar de San Juan.

Por otra parte, me dejó para terminar de instalar un ordenador, y una impresora, para que
vaya mentalizando como un despacho casero, para mis aventuras con los artículos en Somos
Raspeig, y con las gestiones en la Peña Madridista San Vicente del Raspeig, y con las cosas de
casa. Pero al mismo tiempo, se me plantea un mundo nuevo, que tengo que saber asumir,
descubrir, y ponerlo en marcha. Y que me supone un enorme desafío, al que le estoy llamando
“los documentos del pasado, para buscarles un futuro”.

Lo que he trasladado desde la Empresa que hemos traspaso, las cajas de documentos más o
menos organizados, que desde hace más de 23 años , es decir desde que iniciamos Javier y Yo,
como compañeros de aventura y amigos del alma esta hermosa aventura, cuando nos hicimos
empresarios con el traspaso de la empresa anterior, y asumiendo toda la plantilla. Y cuyos
documentos estaba en el mueble del despacho principal, y en otros muebles junto a nuestras
mesas de trabajo. Y unido todo ello, a papeles y documentos de la Peña , representan un
bagaje grande, y el desafío ni te cuento.

En consecuencia, se me planteaban otros retos, y como la jubilación tiene que alejarme , paso
a paso, del estrés , del desosiego, y de la ansiedad, lo primero que necesitaba tener claro , es
que todos los pensamientos , tenían que estar a otro lado de nada que se pareciera planes de
trabajo, ni nada parecido a esfuerzos, y sufrimientos. Por lo que voy, tranquila y serenamente,
a tomarme un tiempo, antes de mover un solo documentó. Al fin y al cabo, está bien
amontonado en cajas y maletas, al fondo de la habitación y dejan pasar la luz de la ventana.

Por lo que al final, se han convertido en otra forma de decoración. Eso sí , los cuadros que me
llevé de la asesoría , la compañera de mi vida, ya me ha dicho, que le buscará lugar en la casa,
pero esos no me preocupa, se lo dejo a ella ,que sabe sabiamente , lo que hacer con ellos.
Ahora lo que me planteo , como voy a ser capaz de mentalizarme, en esta aventura de abrir
más de 14 cajas , y 4 maletas y otros enseres, para que no se conviertan en una obligación , y
mucho menos en un trabajo. Es decir, en ser capaz de darle forma, para que se transforme en
una distración, en un entretenimiento, y en un forma ingeniosa, y sin horarios , de ir
ocupando, y con ilusión, y ratitos desordenados, el tiempo de la jubilación.

Cuando pienso de verdad, y reflexiono, y medito, de toda la vida que hay, contenida en esas
cajas, y maletas, lejos de agobiarme, me imagino, que me he traído, a esa habitación de casa,
un mundo nuevo por descubrir , mejor dicho, por redescubrir. Y como no hay prisas, ni ritmos
de trabajo, ni estrés, lo iré asumiendo, a mi manera. Y al mismo tiempo, iré descubriendo, de
nuevo, y de otra manera, mi vida en los papeles, que son testigos fieles del trabajo de toda una
trayectoria profesional. Y hasta descubriré detalles, hechos y vivencias inesperados, en el
recuerdo vivo y emocionado, que seguro me dará otros buenos alicientes para vivir.

Así que, buscando con paciencia, y con serenidad, la nueva vida de las cajas y de las maletas,
ordenadamente arrinconadas, en una habitación reconvertida en despacho y en archivo
imperfecto, me voy tomando la jubilación, como otro camino más sosegado, descartando
metas y retos, y buscando otra forma más sosegada, con otras pasiones más tranquilas, y
compartiendo, y pasando el tiempo, con las ilusiones que se dejan llevar por la increíble luz
mediterránea