El grande de Robe salió, como siempre, a “tocar los cojones”

Robe Iniesta emociona y desafía en un concierto épico en Área 12

Más de 8000 personas disfrutaron de una noche memorable en el recinto alicantino, donde Robe presentó su nuevo disco «Se nos lleva el aire» y repasó 10 años de trayectoria con un cierre mítico.

El evento destacó por la música, la oferta gastronómica y la reivindicación social, consolidando a Área 12 como un referente de la escena musical veraniega en Alicante.

Más de 8000 personas llenaron Área 12 en la primera fecha del centro neurálgico de las grandes giras nacionales del verano en Alicante. El que fuera líder de Extremoduro presentó su nuevo disco «Se nos lleva el aire» en un show de más de tres horas donde Robe y su banda repasaron 10 años de trayectoria con un cierre épico y atemporal, entremezclando temas míticos como «Jesucristo García», «Nada que perder» y «Ama, ama y ensancha el alma».

Lo que empezó siendo un divertimento momentáneo cuando publicó «Lo que aletea en nuestras cabezas», hasta el regreso de Extremoduro, se ha convertido en un proyecto artístico robusto con, cuatro discos y un directo en DVD lo que consolida a «los Robe» como una banda que ha venido para quedarse. 

La expectación que crea Robe entre sus fanáticos es tal que gran parte de las entradas estaban vendidas con meses de antelación. Desde horas antes del inicio del concierto, se notaba la masificación del tráfico y la falta de aparcamiento en los alrededores del recinto, y la larga cola de fieles era tremenda formada por gente de todas las edades e incluso familias.

El concierto, que marcó el inicio de la nueva temporada de Área 12 en el multiespacio de Rabasa, comenzó con media hora de retraso, pero valió la pena por la energía y entrega ofrecida por el artista.

El recinto volvió que volvió a ser el epicentro de los grandes eventos musicales del verano en la provincia ofrecía un ambiente familiar que me hizo reflexionar sobre el artista que nos unía esa tarde a todos. Robe es una artista con mayúsculas, más que eso es un artista con principios, unos principios profundos y definidos que desgrana en cada estrofa de su poesía rural. Un artista al que se le colgó el “San Benito” de transgresor, de morar el underground, y caminar por el lado más salvaje de la vida… Robe, como siempre tocando los cojones. Robe Iniesta siempre nos ha lanzado mensajes que nos han volado la cabeza, pero ¿dónde ha quedado la transgresión en todos los sentidos? Me pregunto si alguna vez la ha habido. El contraste de un público uniformado con sus camisetas, grabando con los móviles la actuación y canta sus temas como si estuvieran en un karaoke, con la totalidad de la representación artística me resultó curioso y con la extraña reflexión de que esa esencia rebelde del rock parece, en nuestra era, diluirse en una marea de espectadores que, aunque disfrutan y veneran la música, quizá no entienden del todo el espíritu contracultural que alguna vez representó.

«Destrozares» abrió una actuación impecable, de más de 3 horas duración y 23 canciones en las que Robe y su banda, entregaron cuerpo y alma. Una formación unida a la que no les faltó ni un ápice de complicidad que caló en la udiencia. Álvaro Rodríguez Barroso (teclados), Carlitos Pérez (violín), Albert Fuentes (batería), Woody Amores (guitarra), David Lerman (bajo), y Lorenzo Amores (voces agudas) como eficientes sacerdotes ayudaron a difundir la palabra de Robe trufándola de preciosas armonías, riffs de infarto y un sonido tremendo desgranando los matices necesarios para disfrutar en vivo y en directo de su recién estrenado disco «Se nos lleva el aire» (El Dromedario Records). El concierto se convirtió en un festival sonoro entre el rock duro progresivo y la poesía.

El directo contundente combinó los 10 temas nuevos, con el segundo y el tercer movimiento de «Mayéutica», «Nana cruel» del disco «Lo que aletean nuestras cabezas», o el guiño a los nostálgicos de Extremoduro presentes con «El camino de las utopías», «Dulce introducción al caos», «Jesucristo García» o un cierre épico de rock transgresivo con «Ama, ama y ensancha el alma». La energía en transformación fue fluyendo, encarnada por el solo de batería que se marcó Albert Fuentes después del merecido descanso de veinte minutos que se tomó la banda, la vitalidad de Carlitos Pérez paseando su violín por el escenario o las constantes muestras de cariño musicado que, en los ratos de punteos lisérgicos, tuvieron todos los músicos, rodeando la batería o tocando mirándose a los ojos, cara a cara y asintiendo con la cadencia psicodélica que el pop nunca tendrá.

También hubo tiempo para la reivindicación, con una bandera LGTBI+, portada por Woody Amores, con un «Stop Genocide» plasmado en el reverso. La energía en transformación fue fluyendo, encarnada por el solo de batería que se marcó Albert Fuentes después del merecido descanso de veinte minutos que se tomó la banda, la vitalidad de Carlitos Pérez paseando su violín por el escenario o las constantes muestras de cariño musicado que, en los ratos de punteos lisérgicos, tuvieron todos los músicos, rodeando la batería o tocando mirándose a los ojos, cara a cara y asintiendo con la cadencia psicodélica que el pop nunca tendrá.

La simbiosis entre público y artistas quedó reafirmada, con un último paseo de Robe, guitarra al aire, por el borde del escenario, mientras el resto de músicos repartían púas entre los incondicionales de la primera fila. La próxima cita de Área 12 será el viernes 12 de julio, con el concierto de Melendi, que trae a Alicante la gira «20 años sin noticias» en la que incluirá canciones de sus primeros discos ‘Sin Noticias de Holanda’ y un nuevo repertorio que no había interpretado en sus últimas giras.

No solo música, también cerveza y si es Mahou, mucho mejor (espacio no patrocinado)

Área 12 junto a Mahou Beer Garden dispusieron el marco perfecto para hacer de este concierto una experiencia completa. Un recinto preparado hasta el detalle con una oferta de restauración nada desdeñable. Es de agradecer que marcas como Mahou apoyen el mundo de la cultura y dignifiquen el trabajo de artistas y de todos los profesionales que trabajan en eta industria.

Además, Vibra Mahou, la plataforma de música de Mahou Cinco Estrellas, volvió a impulsar experiencias únicas para vivir encuentros inolvidables en torno a la música en directo, y ubicó su propio escenario en este espacio gastronómico, donde se escucharon todo tipo de conciertos y acústicos.

Por tercer año consecutivo, Área 12 potenció y ensalzó la imagen turística de Alicante, y se volcó para ser referente musical en la ciudad, cerrando la temporada con unos números más que satisfactorios.

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