Pascual Andrés Tévar

En este mes de enero de 2025, donde las circunstancias de que, por las merecidas vacaciones , han cerrado los restaurantes amigos a los que visitaba asiduamente, y, que formaban parte de mis rutas diarias , como un ritual de paseos y desayunos y menús del día, y comidas sencillas y cuidadosas con mis limitaciones médicas , y otras historias sanas de tertulias y reflexiones intimas y personales , me han dejado obligado a encerrarme en casa, en mi habitación convertida en despacho, y mis nuevas rutas de caminar improvisadas y desafiantes . Y desde ese momento, es cuando me siento invadido por una soledad desconocida desde mi jubilación del inicio de 2024, que me obliga a replantarme las rutinas diarias, y, por mucho que me cueste, tratar de encontrar una solución.
Si a todo esto, le añado la dura derrota de mi Equipo del Alma, en la Supercopa de España del pasado 12-01-2025, el reto se incrementa, se endurece. Porque lo sufro y ME INSTALO EN EL debate, en la soledad de mi habitación-despacho. Pero, para empezar a luchar, a través del WhatsApp, lanzo un mensaje a través del grupo de la Peña Madridista San Vicente del Raspeig; “Amigos PEÑISTAS. En los momentos difíciles los valores superan todos los retos. Es hora por duro que es levantarse y volver a luchar y sufrir al mismo tiempo. HALA MADRID”. Y de esta forma, empiezo a sentir, que estoy comenzando a combatir contra la SOLEDAD que me agobia, y contra lo que no tengo más remedio que rebelarme. Y al mismo tiempo, felicito telefónicamente, a un amigo, que es profundo y fiel seguidor Culé. Y es otra alternativa, de poder salir un poco, de la presión y la rabia interior, y mira con fe el futuro, no me queda otra. Aunque al final, me aferro a los valores, que me transmite mi forma de entender y de vivir y de compartir el Madridismo. Porque al fin y al cabo, los valores son inmortales.
Por otra parte, considero necesario, yo diría imprescindible, sentir de verdad, la sensación de la soledad, para obligarte a reflexionar de los pequeños detalles, que en las rutinas monótonas de la vida diaria, no valoras, y que son parte incuestionable de la vida diaria. Y me pongo en la tarea de hacer notas de los asuntos diarios, como ir a comprar, o acompañar a mi hija a una visita concertada con el centro dermatológico, o a mi compañera a una analítica al centro de salud, y a mí mismo en mis citas médicas, que ya son habituales, pueden ser unos buenos aliados para combatir la soledad.
Ahora, que las tertulias, con los amigos, en la ruta diaria de los restaurantes, no existe, no tengo más remedio, que sustituirlas, con las tertulias conmigo mismo, a la vez que leo los periódicos por internet, y reflexiono, y hasta me cabreo, y hasta sufro, cuando me implico mentalmente, con todo lo que sucede en este mundo. Y para combatir la tremenda impotencia, tengo que pensar, que tratando de ser honrado con mi vida, y con la sociedad que me rodea, en cada mirada, en cada gesto, y en la forma que la vivo y la comparto, ya estoy haciendo algo para hacer mejor, y en libertad, la convivencia y la existencia.
Así mismo, trato, de pensar, en los estímulos interiores, y pienso, en el reto semanal, de escribir un artículo de opinión para nuestro entrañable periódico SOMOS RASPEIG, con sus tareas de preparación, gestión y envío. Y la satisfacción, de recibir la respuesta de publicación, que es como la terminación de un trabajo, que intento con pasión, que sea bien hecho. Otra cosa es, la repercusión en las redes sociales, en las que no entro. Y me conformo, con lo que me cuentan, alguno de los que los amigos y amigas, y ciudadanos y ciudadanas, que los leen, y me dicen que le dan al me gusta. Con eso ya me siento satisfecho, y animando para seguir escribiendo.
Otra cuestión, es sustituir de alguna manera, las caminatas que me dada cada día desde a casa a los restaurantes , y vuelta , para desayuno, almuerzo, y comida, que suponía más de una hora diaria, y que ahora, tengo que encontrar la forma de sustituirlas. Y he decidido, en caminar desde la calle Alfonso el Sabio, siguiendo por la calle La Huerta, hasta dar la vuelta por fuera al Parque Lo Torrent, y regresar a casa, por otra ruta, de calles paralelas a la calle La Huerta, tanto a la derecha, como por la izquierda, subiendo a la Calle Joaquín Blume, para pasar por delante de nuestra querida Peña, y volver a casa bajando por la calle Alfonso el sabio. Así compenso, con más de una hora y pico, caminando sin parar, y observando la bulliciosa y hermosa ciudad, en sus vivencias diarias.
Así que, me estoy construyendo alternativas, para ver si así combato la soledad de estos días de enero 2025, que aunque son semanas, se me van a hacer meses. Pero con la mentalización, y las conexiones, pienso que lo voy a conseguir. Y al mismo tiempo, me servirá para ponerme las pilas, para el desafío del nuevo año, y siempre, con el impulso de nuestra increíble luz mediterránea.