Pascual Andrés Tévar

En la vida de una persona con la enfermedad mental, como es el caso de mi hija Rebeca, es una aventura constantes de desafíos y retos, pero ahora, en este artículo , y a través de los amigos del buen periódico SOMOS RASPEIG , quiero reflexionar sobre la lucha sin cuartel, con la adicción a la cafeína , que tanto le repercutía en su medicación, y que después de mucho tiempo, años, a los casi 46 años, empieza a poder ver la luz al final del túnel.
En primer lugar , tengo que agradecer de corazón, y a conciencia, la ayuda inmensa, para las que no encuentro una palabra concreta de ADIEM ( FUNDACION QUE SIN ANIMO DE LUCRO TRABAJA EN LA INTEGRACION Y MEJORA DE LA CALIDAD DE VIDA DE LAS PERSONAS CON PROBLEMAS DE SALUD MENTAL Y DE SUS FAMILIAS), porque gracias a su gran EQUIPO de Trabajadores y Trabajadoras Sociales, de Psicólogos y de Psicólogas, de Diplomados en enfermería, de Técnicos en Integración Social, de Técnicos de animación Socio- Cultural, y de Todas las Personas que integran la plantilla, no sería posible el cuidado y dedicación que recibe Rebeca, para seguir día a día , luchando, y superando retos, con la enfermedad mental.
Cuando se decidió, dado que los métodos de consejos, y seguimientos, tanto en el piso tutelado, como como en la sede de ADIEM en Alicante, y, por mi parte, no funcionaban, y la cafeína iba cada vez más, afectando a su conducta y a su comportamiento, en la sede de ADIEM, de la calle Hércules, 30 de Alicante, y desde 2024, en el nuevo y hermoso centro de la calle Médico Manuel Alberola, 4 de Alicante, se hacía imprescindible, buscar otras alternativas.. Por lo que, en el año 2023, el Psicólogo, me llamó, para personarme, y firmar un plan por escrito, de apoyo y seguimiento para reducir, poco a poco, el consumo de cafeína, de cafés con leche, de coca-colas, y otros productos, para intentar bajar el consumo de la cafeína.. Y claro, como por mi parte, para intentar que no entrara en crisis de ansiedad, le pagaba las consumiciones en las bares, que previamente había pactado con ellos, en visita personal, para que tuvieran claro, que le iba a pagar todo lo que consumiera.
Por otra parte, en el piso Tutelado, había firmado otro acuerdo, con el buen Equipo de las Trabajadoras Sociales, del piso tutelado del Benacantil de la Avda., de Alcoy de Alicante, para intentar controlar, el consumo de cafeína, tratando de convencerla, que llegara a consumir solo un café al día. Y por otra parte, seguir pagando a los bares, POR MI PARTE, previo acuerdo con ellos, para que tuvieran claro, que me hacía responsable de sus consumiciones de cada semana.
Con el paso de los días, de las semanas, y de los meses, comprobaba, que el asunto, no sólo no disminuía, sino que seguía creciendo, semana a semana, y día a día. Y el excesivo consumo, como comprobaba con la nota detallada de los bares, se estaba convirtiendo en un peligro para su salud mental, y lo que es más importante para su vida. Porque la cafeína, como nos informó su Psiquiatra, le afectaba, a que su compleja medicación no hiciera los efectos necesarios.
En medio de este camino tortuoso y complejo, el asunto, se complicaba día a día, porque su conducta iba deteriorándose, y se iba transformando, en una persona violenta en sus expresiones, y en la convivencia, con los compañeros y compañeras del piso tutelado, y de la sede, y con los trabajadores y trabajadoras, psicólogos y todo el personal de la sede. Y consigo misma, por las amenazas, que me transmitía por WhatsApp, que nos dejaban a mí y a su madre, al borde de una depresión.
Cuando venía a casa a pasar unas horas, en los fines de semana, la convivencia era muy complicaba. Apenas podíamos hablar tranquilos. Y la obsesión por la cafeína era una constante. Hasta el punto, que era preferible no hablar de asunto. Y para calmarla, le dejaba dinero, para tomar fuera de casa, y se lo permitía cuando la invitaba a comer, normalmente, fuera de casa.
La situación llegó al extremo, cuando en el mes de agosto de 2024, que estuvo unos días en casa de vacaciones, en las salidas en solitario, para supuestamente pasear por la calle La Huerta hasta el Parque Lo Torrent, con el dinero, que le daba, se lo gastaba exclusivamente en productos de coca-colas y cafés. Hasta el punto, que al regresar de vacaciones, y, estando en el piso tutelado, entró en una crisis, que tuvo que ingresar de urgencia en el Hospital de San Juan. Y me lo reconocía, después, que había estado en peligro su vida. Y pienso, que fue un punto de reflexión importante, pero no llegó a quitarse el mono del todo, como ella ha reconocido después, pero sí, algo estaba empezando a cambiar en su vida.
Pero, no sé cómo, ni como sacábamos fuerzas , su madre, y por mi parte, y con el apoyo del increíble , en el PISO TUTELADO, y en el EQUIPO DE ADIEM, trabajando día y noche, pudimos empezar a convencerla, que tenía que olvidarse de los bares, y salir a pasear, sola o con los compañeros y compañeras de la vivienda tutelada. Y poco a poco, empezó a entender el enorme problema, al que nos enfrentábamos, para convencerla, que era su vida, la que de alguna manera, estaba en peligro.
Y mi móvil, es como dicen los notarios, lo que da fe, de tanto sufrimiento y tanta lucha, y tanta paciencia para ver una señal positiva.
Pero siempre, he estado, a pesar de todo, con la esperanza y la fe, que tenía que volver, esa mujer, con un corazón inmenso, con una sonrisa abierta, con una carcajada contagiosa. Porque con la cafeína, se había transformado en otra persona, que no conocía. Y las “Monitoras”, como ella les llama, del Piso Tutelado, y las Empleadas de la Sede de ADIEM, me lo confirmaban. Cuando Rebeca está bien, es sonrisa pura, es prudencia, es buena trabajadora, y es buena y generosa compañera y es buena amiga. Y sabe contagiar las risas con sus buenos chistes, y la forma de contarlos. Y sabe contagiar la vida, con los bailes y su forma tan personal de transmitirlo. Esa es la mujer, esa es la hija,que ansiábamos, cada día, que volviera. Y que sabíamos, porque en esta largo camino de lucha contra la cafeína, había momentos, en que aparecía, aunque fuera en pocos, y nos agarramos a esos momentos, con la ilusión de hacer que volvieran a convertirse en su vida de cada día. Y esa era la fe, por la que luchábamos sin descanso, para ganar este reto.
Cuando, a lo largo del pasado mes de febrero de 2025, empieza a dar muestras de que va asimilando, poco a poco, del decisivo reto al que nos enfrentamos. Empieza por limitar la consumición de cafeína, en los bares, con las pruebas fehacientes, de las notas que me dan al pagar. Y empiezo, a entender, que estamos en el buen camino, porque también me va transmitiendo día a día, por las conversaciones telefónicas, y los WhatsApp , que estábamos cerca del día en que no iba a acudir a los bares, y que se iba a desplazarse directamente a la sede de ADIEM, y que iba a pasear, como si los bares no existieran. Entonces, solo entonces, me sentía reconfortado, que iba a aceptar de CONSUMIR UN CAFÉ AL DIA, Y SERIA EL QUE LE PUSIERAN EN EL PISO TUTELADO, CADA MAÑANA ANTES DE DESAYUNAR.
Y llega el gran día, porque todo el GRAN EQUIPO QUE FORMAMOS POR PARTE DE ADIEM, DEL PISO TUTELADO, Y POR NUESTRA PARTE, después de una lucha, y de un sacrificio, sin tregua, y de un esfuerzo de paciente superación, estaba a punto de dar sus frutos. Y en la semana del 17-02-2025, si cumplía de no pasar por los bares, el SABADO 22-02-2025 LE PONIAN EL CAFÉ EN EL PISO TUTELADO. Y así se hizo, y así se consiguió el GRAN RETO, para su vida, y para la nuestra. Y después de tanta incertidumbre y sufrimiento, empezábamos a sentirnos en paz con nosotros mismos, y con el mundo. Y volvía a sentirme orgulloso, y feliz, de ser PADRE, de esta HIJA increíble, que nos ha devuelto la alegría de vivir, y de compartir.
Lo que tenemos claro, es que la enfermedad mental, es una lucha infinita, que tiene otras secuelas permanentes. Pero, para la lucha constante, y sus recaídas conocidas, estamos más acostumbrados a combatirlas, y nosotros, como padres, a entenderlas, aunque nunca las aceptaremos. Como que cuando apenas tenía doce años, la enfermedad metal, le cambió a ella, y a nosotros, la vida, para siempre. Y como nos comunicaba el DR. CHINCHILA en el HOSPITAL RAMN Y CAJAL EN MADRID: “LO DE SU HIJA REBECA, ES PARA TODA LA VIDA. Y MAS VALE QUE APRENDAN A CONVIVIR CON SU ENFERMEDAD MENAL, O NO PODRAN AYUDARLA COMO LES NECESITA”. Y al mismo tiempo, nos decía, por la importancia de la medicación en su vida:” Se os puede olvidar dar de comer a vuestra hija, pero nunca, se os puede olvidar darle su medicación “. Lo que vino desde entonces, es una larga historia, pero siempre llego a la conclusión, de que,nuestra hija Rebeca, nos ha hecho, sacar lo mejor de nosotros mismos.
Así que, la alegría que nos transmitió REBECA, aquella mañana del 22-02-2025, de empezar a vencer a la adicción de la cafeína, es el mejor regalo de la vida, en mucho tiempo. Y es al mismo tiempo, el empuje, y el convencimiento moral, que los esfuerzos, los sacrificios, en definitiva, la lucha de verdad, por superar este reto, es el camino de la serenidad , para caminar por la vida, con el empuje, y la ilusión, de nuestra increíble luz mediterránea.