Texto de José Ramón Carbonell Beviá (Mestre d’Escola) en su sección SAN VICENTE, SU MÚSICA Y SUS MÚSICOS EN MI RECUERDO

He de manifestar que de un modo casual y fortuito di con los dos únicos descendientes directos, en la actualidad, del homenajeado de este mes que me han proporcionado una información extraordinaria extraída de un dietario que él mismo hizo en su día, por tanto los datos son muy precisos y escuetos. Se trata pues de Luis Francisco Tubio García y de su hermana Mª Luisa Tubio García, nietos de nuestro estimado paisano y a los que les estoy (estamos, Vds. y yo) muy agradecidos.
Luis García Ripoll es hijo de Manuel García Galiana, natural de Agost y de Amparo Ripoll Amat. Nace en nuestro San Vicente el 25 de agosto de 1894. Razón por la cual es el músico más antiguo de todos los que hasta ahora he presentado. No he podido saber, de ningún modo, quién intervino tanto en su formación escolar como en la musical.
El día 23 de diciembre de 1919, contrae matrimonio con la sanvicentera María Fuentes Fuentes. De cuyo matrimonio nacen sus dos hijas, Mª Luisa y Vicenta. Con tan solo 21 años, ingresa en la Banda del Regimiento del cuartel de la calle Princesa Mercedes de Alicante, como “agregado de compañía” teniendo como compañero a Juan Miralles, autor del pasodoble “San Vicente, mi pueblo” y que, posteriormente, fue reconocido como Himno de San Vicente del Raspeig.
Es un destacado componente de la Banda de Música de la Sociedad Musical la Esperanza de San Vicente, en la que ocupa la silla del clarinete principal. En el verano de 1925, como consecuencia de la ruptura que se produjo en el seno de la banda La Esperanza, se funda la Sociedad Musical la Armonía (1925-1937). El día 28 de abril de 1925, es dado de baja de la Banda de Música de la Esperanza entregando cuanto tenía de ella. Luis pasa a formar parte de la plantilla de la nueva banda. Existe un vacío documental sobre la dirección de esta banda.
Se presenta a la Banda Municipal de Alicante pero no es admitido porque no había plaza para clarinete primero. Tres años más tarde es aprobado por Luis Torregrosa García. Es elegido para tocar con la Orquesta Sinfónica de Alicante, como segundo clarinete siendo el primero su compañero de atril en la B. M. de Alicante, al célebre y reconocido músico, Vicente Spiteri Galiano.
Comienza a trabajar en la carga del horno de la fábrica de cerámica de Ferrer y Vidal, alternando con su trabajo como músico de la B. M. de Alicante y de la Esperanza de nuestro pueblo, siendo a la vez contratado por las bandas de Villafranqueza, la Armonía de Jijona (posteriormente, “El Trabajo”), la de Agost, la de Elda y la de Muchamiel, teniendo en esta última, la misma ubicación que Joaquín Chicano Sotoca, músico, clarinetista, de un cierto nivel y profesor de varios sanvicenteros homenajeados en escritos anteriores.
En 1935 viaja con la B. M. de Alicante a Orán (Argelia) para acompañar a las bellezas y a la comisión de las fallas (que era como se las nombraba por aquel entonces) y a la vez, dar unos conciertos en dicha capital.
En 1940, se inscribe de nuevo en la Esperanza. Durante el 1941empieza a tocar el saxofón y con tan solo dos semanas de estudio llega a dominarlo hasta el punto de pasar a formar parte, inmediatamente, de la Orquesta del Teatro Principal.
En 1962, se le da de baja de la B. M. de Alicante por haber cumplido la edad reglamentaria de 65 años. El primero de marzo de 1968, fallece a la edad de 74 años.
Al comienzo de este escrito he manifestado mi interés por realizar este sentido homenaje. A cuantas personas a las que he consultado, todas han coincidido en que “era un excelente persona. Con una formación musical amplia y con unas aptitudes excepcionales para hacer sonar cualquier instrumento de viento-madera. Dio clase de solfeo a una cantidad ingente de sanvicenteros. Algunos padres de jóvenes le pedían que diera clase de solfeo a sus hijos, pero, también es verdad que hubo quien le llegó a decir que no le podían pagar. A lo que les respondía que “eso no iba a ser ningún obstáculo. Que lo haría gratuitamente” Como así lo hizo. Este gesto, en un tiempo en el que los recursos para la subsistencia eran bastante escasos, le honran por tan considerada y loable actitud. En la enseñanza del solfeo hacía que éste se entonase, se cantase y si el educando progresaba adecuadamente, le indicaba el instrumento más idóneo para él, según su labio, su oído o sus aptitudes.
Llegué a conocerle y le recuerdo como un hombre muy pendiente de la academia o local en donde ensayaba la banda de la Esperanza. Además de su función como solista y de su faceta docente, se ocupaba de que las sillas estuvieran bien colocadas y los atriles en perfectas condiciones. Altruistamente, se ocupaba del perfecto estado de la academia (sede) de la Banda.
Para finalizar he de manifestar que soy de la opinión de que la trayectoria musical de nuestro San Vicente del Raspeig de aquel tiempo, le debe mucho a este insigne sanvicentero y en consecuencia le está muy agradecido.
Moltes gràcies, Mestre. Ens recordem molt de vostè. I li estem molt agraïts.
BIBLIOGRAFÍA:
Millán Contreras, Vicente V. (2025). Bandas de Música y Sociedades Artístico-Recreativas en San Vicente del Raspeig (1860-1940).