
El jueves pasado, en el pleno municipal se llevó a votación los Presupuestos 2025, ya que pensarán muchos que estamos a mitad de año pero bueno, para nuestro equipo de gobierno, estamos en fechas y lo que es peor, es algo habitual y que se ha convertido en ordinario.
Pues bien, 8 (PP) + 3 (VOX) son 11, y salieron aprobados pero esta vez el resto de la oposición nos acompañó en el voto en contra. Aquí tenemos que recordar que el año pasado, en los Presupuestos 2024, XEC fue el único grupo municipal que votó en contra y han estado hasta hace poco cada vez que se dirigían a nosotros desde el equipo de gobierno, recordándonos que éramos los únicos que votamos en contra del interés general de El Campello, así que tendremos que decir que al menos, ahora ya no somos los únicos, tan tontos no estaríamos el año pasado cuando ahora nos acompaña toda la oposición “real” (modo irónico) y aprovecho para decirles al resto de mis compañeros de oposición, que nunca es tarde….
Los presupuestos municipales son mucho más que números en un papel; son el reflejo de las prioridades, necesidades y compromisos de un gobierno local con sus ciudadanos. A través de ellos se planifican inversiones, servicios públicos, mantenimiento urbano y políticas sociales que impactan directamente en la calidad de vida de la comunidad.
Sin embargo, no basta con presentar un presupuesto; es fundamental que este sea realista y ejecutable. Cuando un presupuesto se basa en estimaciones poco fiables o en promesas que no se pueden cumplir, pierde legitimidad y pone en riesgo la confianza ciudadana. En ese contexto, es legítimo y necesario que los representantes electos voten en contra.
Priorizar el tiempo y la forma en la aprobación presupuestaria es clave. Un presupuesto debe ser presentado con antelación suficiente para su análisis detallado, permitiendo debates constructivos y ajustes necesarios. La prisa o la falta de transparencia pueden conducir a aprobaciones apresuradas que luego no se traducen en resultados tangibles.
Rechazar un presupuesto por considerarlo irreal no es un acto obstructivo sino una muestra de responsabilidad política. Significa defender el uso eficiente del dinero público y exigir planes coherentes con las capacidades reales del municipio. Solo así se puede garantizar que los recursos se destinen efectivamente a mejorar la vida de los vecinos.
En conclusión, el proceso presupuestario debe basarse en la seriedad, la transparencia y la viabilidad. Votar en contra cuando el contenido no cumple con estos criterios es una práctica legítima que protege el interés general y fortalece la gobernanza local.
Paco Toni Palomares
XEC (Per El Campello)