Manuel Alcaraz es un hombre apasionado por sus raíces que valora y promueve su herencia familiar y cultural, teniendo siempre presente a sus amigos «Lorenzo» y «el Jefe», con los que gateó, aprendió a hablar y se enderezó para transitar por la calle Santa Teresa y cruzar la carretera San Ramón al encuentro de travesuras con sus amigos. Del colegio y años mozos, donde se despiertan los sentidos y el hombre se endereza. Unos amigos «de tota la vida» que fueron «modelos voluntarios» en su aprendizaje, de lo que sería su profesión en el corte del cabello, cuidado y arreglo de la barba, su medio de vida…clientes fieles.

Los otoños son sinónimo de renuevos; recoger cosechas y, Mauri, para los amigos, expone entre las cuatro paredes de lo que fue un aviario; cría y cuidado de aves passeriformes, a lo que siempre fue un gran apasionado. Esa es la correcta definición de un ornitólogo, experto en vocalizaciones viarias.

Mauri» el peluquero» añade a su profesión de estilista y afición por las aves paseriformes con el deporte de la pelota valenciana y el fútbol. La hemeroteca campellera da fé de sus logros en ambos deportes. Y es que, quien siembra recoge y en estos ámbitos deportivos ha sido de los primeros sembradores.

Dicen que los reconocimientos los hace el pueblo…eso dicen. Pero cierta es la cita de: » es de bien nacidos ser agradecidos con…»
Manuel Alcaraz es un adelantado, un facilitador a engrosar la historia de nuestro pueblo, lo cual es un mérito a tener en cuenta.

El Campello se resiste, por decirlo de alguna manera, a crear su Centro de Interpretación, donde albergar su historia, sin embargo hoy día 28 de septiembre de 2025 un vecino abre las puertas de su casa para mostrar, orgulloso, su legado de 75 años de vida.

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