La Sala Euterpe apuesta este fin de semana por el talento más local y nos traen tres bandas de la provincia con estilos muy diversos y mucho potencial



El viernes 24 de octubre a las 22h, se sube por primera vez al escenario de Euterpe Koskoja, un grupo que nace a principios de 2024 formado por Gon, Jorge, Bonet, Joan y Toni. A finales de año, presentan su primer trabajo: «La teoría del cangrejo», actualmente se encuentra disponible en todas las plataformas. A día de hoy, preparan su siguiente EP, que verá la luz a final de año pero ya tiene su primer adelanto: «Dejar de jugar» (Spotify, Apple Music, YouTube…). Inspirados por bandas nacionales de las últimas décadas, se caracterizan por un directo dinámico y cargado de crítica social.
El sábado 25 con todas las entradas agotadas vuelve Elsa Grande. Nacido de un proyecto universitario y ahora floreciendo en la escena musical alicantina, Elsa Grande se posicionó en 2022 como un grupo emergente de pop alternativo, fusionando influencias del pop-rock español, la música latina y la música de cantautor. Elsa, compositora y vocalista, acompañada de Gabi en guitarra y bajo, Sofía en teclado y guitarra, y Sergio en batería y cajón, forman este cuarteto que combina autenticidad y frescura. Con una mezcla de ritmos y melodías, sus conciertos crean una atmósfera acogedora e intensa invitando al público a sumergirse en una experiencia musical cercana y llena de emociones.
Por último, el domingo 26 las 19.30h con entrada libre hasta completar aforo se presenta un nuevo proyecto,Resiste Makondo. Estees el encuentro creativo de Víctor Antón y Vicente García, dos artistas que trabajan desde la música como núcleo, pero que se expanden hacia la palabra y la imagen. Su proyecto nace de la necesidad de contar historias de forma directa, mezclando canciones con narrativa y un lenguaje visual inspirado en el arte urbano, y con un late motiv que es el de dar sentido y reconocer La Belleza de la Derrota, en una sociedad que parece que sólo está hecha para los triunfadores. Creen que las historias de vida de los luchadores son muy interesantes, en definitiva, empatizan con el “perdedor”, con el que se supone más débil.