FRANCISCO CANALS BEVIÁ (Doctor en Economía – Universidad de Alicante Presidente del Cercle d’ Estudis “Sequet Però Sanet”)

Hace ahora noventa años, en 1935, el municipio sanvicentero tenía, según el padrón de este mismo año, una población de 5.937 habitantes; menos del diez por ciento de la actual. La población que residía en el casco urbano era sobre el sesenta por ciento del total, el resto, un cuarenta por ciento vivía en caseríos diseminados por el término. Cuarenta y cuatro calles y cuatro plazas conforman el núcleo urbano; con un total de 1.528 viviendas; incluidas las de las partidas rurales. La población ha experimentado un incremento de un veinticinco por ciento en esta última década (4.746, en 1925).
El casco urbano dispone de agua corriente en las casas, aunque no de alcantarillado, ni asfaltado. El municipio se comunica por ferrocarril con el resto de España y, mediante un tranvía eléctrico, con Alicante; es decir dispone de unas buenas comunicaciones para la época, sin contar el aeródromo en el lugar que ocupan en parte el Outlet y la Universidad de Alicante.
La plaza principal se denomina de la República (antes era de la Constitución), y es la actual Plaza de España, la cual es enmarcada todavía por la Casa Abadía o “Casa del Cura (el espacio anexo a la Iglesia actualmente); destruida en la Guerra Civil. La calle Salamanca continuaba hasta la actual calle Domínguez Margarit, es decir, no existe la actual Avenida, cuya apertura es proyectada en esta época (planteada en la corporación anterior de la etapa de Primo de Rivera).
La gran mayoría de las casas son de una planta, o a lo sumo dos; modestas viviendas de lo que podemos denominar “clases populares” o “clase trabajadora”. No existen ni grandes mansiones, ni residencias señoriales. Aunque en los últimos años ya aparecen viviendas de una incipiente burguesía local, mayormente de profesionales o industriales/comerciantes.
Lo que sí que destaca es un elevado número de esplendidos chalets, villas campestres o residencias veraniegas, pertenecientes a la burguesía alicantina; los cuales rodean, o forman parte del extrarradio del casco urbano
Los cambios de nombres de las calles reflejan la orientación republicana y de centro-izquierda de las corporaciones municipales; con nombres como Capitán Galán, García Hernández o Pablo Iglesias, entre otras. Aunque en la práctica nadie utiliza esos nombres, las calles se conocen por sus nombres populares: La Venta, Alacant, Forn, Carretera “Callancha”, etc.
Las distintas convocatorias electorales reflejan la votación mayoritaria a “les esquerres” u opciones de centro-izquierda, o izquierda moderada, de la gran mayoría de la población.
El incremento poblacional de la última década indica la evolución socioeconómica positiva del pueblo. Impulsado por el desarrollo industrial, con la Fábrica de cementos, dos Cerámicas y la expansión de la industria del mueble, con más de veinte fábricas o talleres. Algunas de ellas especializadas en determinados estilos y con, obviamente, mercado exterior. También figuran dos fábricas de yeso.
En el análisis de la ocupación o de población activa (lo reflejamos al final) destacan la presencia de trabajadores del Mueble y la Madera, de las Cerámicas o “Teulars”; además de Albañiles o nutridos colectivos de “Cigarreras”, “Bordadoras” y “Modistas Sastras.
La vida cultural es intensa para la época, dos bandas de música y otras manifestaciones musicales, teatros con actuaciones de compañías de Madrid, las cuales actúan en el pueblo, al estar comunicado con ferrocarril. Proyecciones cinematográficas. Escuelas regentadas por “Librepensadores”, sociedades laicas o izquierdistas, que organizan conferencias, etc.
Como demuestran las cifras de población activa, la fabricación de muebles es la principal industria. Y, aunque no figuren como tal, en el colectivo de Jornaleros estarían incluidos los trabajadores de la Fábrica de Cementos, los cuales serían sobre unos ciento cincuenta; además de un gran número de los mecánicos y electricistas, que también trabajarían en dicha fábrica.
El colectivo de Carreteros ha disminuido bastante con respecto a la década anterior, mientras se incrementa el número de chóferes. Destaca el número de albañiles u obreros de la construcción. Solo hay una persona catalogada como “Bracero”, y es de fuera del pueblo. Y en lo que respecta al epígrafe de Jornaleros, es aquel que trabaja “a jornal”, en cualquier actividad, ya sea industrial o de servicios, en la agricultura pocos y en temporada. Muchos trabajarían en talleres o fábricas, sin especialización.
Curiosamente, solamente una persona declara ser “Agricultor”, nadie más; ni tampoco Labrador (como si figuraban en la década anterior), lo que es un dato relevante. La agricultura no podía ser, no lo fue nunca, excepto a mitad del siglo XVIII, con la “Barrella”, un sector importante, económicamente hablando. Se ha incrementado el número de Industriales, que son propietarios de talleres u otros establecimientos industriales; así como los comerciantes-comercio, dependientes y empleados.
El cuadro de las ocupaciones más importantes de la población activa, que acompañamos, nos muestra una radiografía de la sociedad sanvicentera hace ahora noventa años El trabajo de la mujer, oficialmente reflejado en el Padrón, era de Cigarreras (60), Bordadoras-Modistas, nada menos que con cerca de 140, además de horneras, sirvientas, lavanderas o “maestras nacionales”; figuran dos propietarias. El resto, trabajaban todas, como era lo normal en las clases populares o trabajadoras de la época, no sólo en labores de hogar, sino en cualquier actividad, ya fuese en el bancal, propio o ajeno, en el corral de su casa con los animales, o cualquier taller; eso sí, no figuraban en los censos. “Senyoretes” había pocas, muy pocas.
Conocer científicamente el pasado sanvicentero, tener una visión global de lo sucedido, es requisito imprescindible para explicarnos el presente, y prever el futuro.