
“Rafael Altamira contra la hispanofobia y la leyenda negra”. Es el título de la conferencia que ayer impartió en la sede de la Universidad de Alicante en la capital el doctor en Ciencias Políticas y Sociología José Ferrándiz Lozano. Se trataba del último acto académico organizado por la UA parra sumarse al “Año Altamira” promovido por el Ayuntamiento de El Campello, que estuvo representado en el acto por el alcalde, Juanjo Berenguer, y los concejales Dorian Gomis y Cristian Palomares, que compartieron espacio con decenas de personas que finalmente acabaron por llenar el salón de actos.
Acababa el ciclo “Tardes con Rafael Altamira”, dirigido por los bisnietos del jurista, hispanista y literato de proyección internacional, centrado en esta ocasión en sus esfuerzos y su constante trabajo por trasladar al mundo una imagen de la España colonial bien distinta a la que llegó a imperar en el último terco del siglo XIX y principios del XX.
José Ferrándiz centró su intervención en desgranar, de forma detallada y con infinidad de documentos escritos y gráficos, una frase que dictó en el año 1900 que resume la idea de Altamira al respecto: “Ya que a la práctica tengamos que reconocernos culpables de grandes yerros históricos, lícito nos ha de ser reivindicar lo bueno que hicimos”.
Esa idea llegó a obsesionar a Rafael Altamira, que dedicó muchos años de su vida profesional a desmontar una imagen de España implantada a golpe de campañas de desprestigio ajenas a la realidad por obviar criterios objetivos y centrarse únicamente en lo que hubo de negativo en la gestión de las colonias.
VIAJE HISTÓRICO
La mala reputación del país motivó que fuera enviado por la Universidad de Oviedo en viaje especial por diversos países de Hispanoamérica y Estados Unidos (que duró 10 meses), para crear lazos académicos y culturales, así como para impartir decenas de conferencias que, finalmente, dieron resultado y consiguieron en parte borrar lo que se llegó a llamar la “leyenda negra” d España, con tesis irrefutables que después siguieron Emilia Pardo Bazán y Vicente Blasco Ibáñez, entre otros intelectuales de la época.
La cuestión preocupaba mucho en España, como remarcó José Ferrándiz, hasta el punto de que a su regreso fue llamado por el Rey Alfonso XIII para que le reseñara resultados y planteara acciones a emprender desde todos los ámbitos del conocimiento.
Rafael Altamira estudió, y publicó varios libros, sobre el derecho indiano, y analizó tanto el hispanoamericanismo que llegó a afirmar que aquel trabajo suyo fue como un bautismo “a una nueva religión”.
Restaurar el crédito de la historia de España fue una constante en él. Había que purificar ese sentimiento imperante, que calificaba de “una falta grande de simpatía y confianza” en los españoles.
El jurista jamás habló d “leyenda negra” (término que se acuñó más tarde), sino de “leyenda desfavorable, y después “hispanofobia”, basada en ataques a las monarquías imperiales de Carlos I y Felipe II, a los que se señalaba como partícipes de brutalidades, actuaciones contra la población indígena y otras maldades, apartando las aportaciones españolas en materias sociales, la educación, la cultura o la salud, entre otras.
La colonización española se proyectó con argumentos falseados, y él pedía “objetividad” para reparar opiniones dañinas. En aquel histórico viaje, Rafael Altamira sembró ideas, que acabaron germinando.