
Tras la solemne ceremonia de inhumación de Rafael Altamira, celebrada el pasado 10 de febrero en el Cementerio Municipal de El Campello y presidida por su Majestad el Rey Felipe VI, la Universidad de Oviedo, cuyo rector, Ignacio Villaverde, asistió al evento, inició los trámites para la concesión de la Medalla de Oro de la institución académica, a título póstumo, al prestigioso jurista y humanista, como homenaje a la importante labor desempeñada por el ilustre alicantino en la institución ovetense.
A la ceremonia de entrega del reconocimiento acudieron ayer para recoger la Medalla la nieta de Altamira, María Luz Altamira, y cinco de sus bisnietos: Ignacio, Javier y Pilar Ramos Altamira, y Rafael y Pablo Prieto Altamira. El Campello también estuvo presente, con la asistencia de Eva Valero Juan, integrante del comité de trabajo que da forma a la programación de actos del ‘Año Altamira’ promovido personalmente por el alcalde, Juanjo Berenguer, y la concejalía de Cultura que dirige Dorian Gomis.
MÉRITOS DESTACADOS
El reconocimiento fue entregado destacándose que se concede a “personas o instituciones que hayan prestado servicios muy relevantes a la Universidad de Oviedo, a su actividad investigadora, docente o para la difusión y reconocimiento público de la misma, o que porten méritos muy destacados por su contribución a la ciencia, la cultura, el arte, el compromiso social o cualquier otra actividad profesional o personal de cualquier naturaleza en beneficio del interés general, o sean mecenas con contribuciones significativas y desinteresadas a los objetivos y propósitos de la misma”.
Rafael Altamira fue profesor en la Universidad de Oviedo desde 1897 hasta 1909, años en los que impartió la cátedra de Historia del Derecho. Además, se integró en el llamado Grupo de Oviedo, un movimiento de intelectuales volcados en la renovación de la enseñanza universitaria y de la sociedad española. En 1898 Altamira creó, junto con otros catedráticos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo, la Extensión Universitaria como área definida de la universidad con el propósito de difundir los conocimientos generados en esta institución a través de conferencias, cursos y otras actividades a aquellas clases sociales que no podían acceder a ellos.
En la ceremonia tomó el uso de la palabra Ignacio Ramos Altamira, que en su corto discurso destacó la repatriación de los restos mortales de Rafael Altamira y su esposa, Pilar Redondo, desde México hasta El Campello, gracias a una gestión del Ayuntamiento que culminó, el 10 de febrero pasado, con su inhumación en el Cementerio Municipal.