Participación simulada y política escaparate: el caso de El Campello – Ángel Sánchez

En esta reflexión personal intento presentar un breve y sintético análisis de la iniciativa de “presupuestos participativos” impulsada por el alcalde de El Campello, Juanjo Berenguer, como ejemplo paradigmático de lo que se denomina como “política escaparate”.

La participación ciudadana ha sido reivindicada como un pilar fundamental de la democracia moderna, donde una parte de la ciudadanía exige mayor sustancialidad al sistema democrático, más allá de los periodos electorales. Sin embargo, en muchos contextos locales, esta se ha transformado en una práctica simbólica, más orientada a la construcción de relatos políticos que a la redistribución efectiva del poder. El caso de El Campello, con su reciente iniciativa de presupuestos participativos gestionados mediante correos electrónicos, ofrece un ejemplo ilustrativo de esta dinámica.

La propuesta del alcalde Juanjo Berenguer se inscribe en lo que Pierre Rosanvallon denomina gobernanza simbólica, donde los procesoss participativos no buscan la deliberaración, sino legitimar decisiones previamente tomadas (Rosanvallon, 2006). El uso de canales informales (como el correo electrónico individualizado) sin criterios públicos de evaluación ni trazabilidad presupuestaria, convierte el proceso en una caja negra administrativa.

La ausencia de deliberación colectiva es especialmente significativa. ¿Por qué esta iniciativa no parte de un acuerdo en el Consejo de Ciudad, donde están representados todos los actores sociales y políticos del municipio? Seguramente porque entonces dejaría de ser una operación de marketing para convertirse en un verdadero ejercicio de gobernanza democrática. Y eso, claro, ya no sería política escaparate.

Autores como García Beaudoux y D’Adamo (2017) han analizado cómo el storytelling político se ha convertido en una herramienta central de la comunicación pública. En lugar de presentar propuestas estructuradas, los líderes construyen narrativas emocionales que apelan a la cercanía, la escucha y la sensibilidad, aunque estas no se traduzcan en políticas concretas. La iniciativa de El Campello se presenta como una “escucha activa” de la ciudadanía, pero sin mecanismos de rendición de cuentas ni impacto verificable.

La democracia performativa (por su escenificación grandilocuente pese a su vacuidad), tal como la conceptualizan Figuereo Benítez y Vázquez González (2021), describe procesos donde la participación se escenifica, pero no se ejerce. En este marco, el ciudadano es convocado como espectador, no como sujeto político. La encuesta de 2021 en El Campello (con 600 participantes y resultados difusos como el carril bici o la apertura de la piscina) refuerza esta lógica: se genera una ilusión de participación sin transformación material.

La iniciativa de presupuestos participativos en El Campello no constituye un avance democrático, sino una estrategia de gestión simbólica del consenso. La participación se convierte en un recurso comunicativo, no en una herramienta de gobernanza. Para que la democracia participativa local sea efectiva, se requiere institucionalidad, transparencia y deliberación real. De lo contrario, la política se reduce a escaparate, y la ciudadanía, a decorado.

Somos podcast

Somos podcast

El tiempo en San Vicente del Raspeig

Cableworld San Vicente

EVEALIA

Cableworld El Campello

Lasaroca

GRUPO
COSTABLANCA HTS

El tiempo en Mutxamel

Cartelería cine La Esperanza

Cableworld Sant Joan y Mutxamel

¿Buscas un plan?

OCIO ALICANTE

Somos L'Alacantí

Lo último