Andrés Ferrándiz, apasionado de los bolos tres tablones y vecino de San Vicente del Raspeig, se ha convertido en uno de los principales impulsores de este deporte tradicional en la provincia. Durante los meses de verano y las vacaciones, esta práctica está recuperando protagonismo, especialmente en los pueblos, donde hijos y nietos de antiguos jugadores vuelven a disfrutar de este juego que forma parte de la identidad cultural española.

Ferrándiz dedica gran parte de su tiempo a promover los bolos entre los más jóvenes. Con su coche lleva todo el material necesario para montar una instalación en apenas unos minutos, lo que le permite acercar este deporte a diferentes localidades y colegios. Recientemente ha estado en Novelda, donde organiza clases y jornadas de iniciación en varios centros escolares, con el objetivo de despertar el interés por una modalidad tan accesible como divertida.
Según explica, “jugar a los bolos se puede en cualquier parte del mundo”, y esa versatilidad es precisamente lo que le permite seguir compartiendo su pasión. En San Vicente confía en seguir fortaleciendo la cantera local y mantener viva una tradición que está resurgiendo con fuerza, especialmente en la llamada “España vacía”, donde cada verano vuelve a sonar el golpe característico de los bolos en plazas y calles de pueblo.