OPINIÓN
Eduardo Seva
En la sesión del día 19 de abril hubo un segundo punto del día para la aprobación del reglamento del servicio público del transporte por carretera para la zona norte de El Campello. No le voté negativamente esta propuesta, pero tampoco le di un voto gratuito.
Hay cosas que no entiendo y han transcurrido 2 años de legislatura. Y una de ellas es ésta: Vd, Sr. Alcalde, presenta un pre-proyecto de transporte por carretera para la zona norte del municipio que se redacta en marzo 2020 y se aprueba en julio del mismo año con un voto a favor de REDcv, al parecer va a ser la empresa VECTALIA la adjudicataria; se publica en el BOP, se fija el plazo de exposición pública, se recogen las sugerencias y alegaciones, algunas de ellas de la propia empresa que se va a encargar; que antes de licitarse, el concejal de seguridad y tráfico se reúne con las asociaciones de vecinos afectadas en el trayecto, recoge sugerencias. Y ahora presenta el reglamento para el funcionamiento de la línea, con muchos más párrafos de sanciones que de reglamento propiamente dicho.
Si algo tienen que decir los vecinos y a vd le parecen absurdas, frívolas y obvias esas sugerencias y alegaciones, si no redistribuye el tráfico y el sentido de circulación en las intrincadas calles de estos barrios, si no establece los riesgos y las necesidades de infraestructuras en los circuitos que ha de seguir la línea en cuestión como bien sugieren ciertas alegaciones, si no comunica que la línea une solamente El Vincle con Lanuza sin pasar por Amerador y Coveta, si no aprovecha como primer edil la ocasión para negociar con FGV el título único desde la capital hasta final del término y nos trae a trozos el expediente; si no hace todo lo posible para que los vecinos puedan traer sus opiniones al consejo social o de ciudad (como quiera vd llamarlo), jamás sabremos qué quieren, cómo lo quieren y cuando lo quieren. Y son ellos los que pagan religiosamente las tasas e impuestos, el IBI, la de vehículos, la recogida de basuras (aquí un largo paréntesis), alcantarillado (aquí habría que abrir otro largo paréntesis), etc.
Afortunadamente he ejercido como vicepresidente y presidente de una de las asociaciones y sé perfectamente cuales son las necesidades de dos de los barrios de la zona norte. Me da la impresión de que se maltrata a los residentes de estas zonas, se lo digo con toda la sinceridad de que soy capaz. Y no es de ahora, no se haga ilusiones porque no es usted el primero que lo hace. Algunas de las cuestiones, en efecto, serán banales, accesorias, triviales, como vd quiera; pero otras son sustanciales y hay que atenderlas. Traiga vd el paquete entero como hizo con el asunto de la planta desalinizadora y la actualización de los precios del agua, no lo traiga a trozos y sin hacer el relato completo: esto no es “la broma infinita” de Foster Wallace, esa obra literaria de 86 capítulos que se puede empezar por cualquiera de ellos y leer aleatoriamente sin perder el hilo.
Aquí, en el máximo órgano de representación de la municipalidad, cada asunto que se trae tiene su por qué, aquí no se da puntada sin hilo. Y los concejales de este lado de la mesa que representamos una parte gruesa de la población tenemos que ir haciendo una desagradable labor de investigación hasta intuir qué picardías encierra cada tema traído y participar en el dramático juego del cerrojazo al acceso de expedientes, respuestas evasivas a las preguntas al equipo de gobierno en los Plenos, el “para qué quieres saber tú eso?”, alguna que otra retirada forzada de según qué mociones molestas, el “tú paga y calla” para el ciudadano. No quiero meterme en jardines que no son míos, no he de decirle cómo debe hacer de alcalde, pero no me parece ésta la forma más sugerente. Estamos en el ecuador de la legislatura y no se ven en el horizonte proyectos a punto de acabar o, al menos, a medio desarrollo. No sé con qué cosas en las manos van a presentarse vds a las próximas. Esto va a ser, me temo, otra legislatura en blanco, una más.
Y yo le hablo de los barrios de la zona norte, los que mejor conozco y que ahora están comprometidos en el caso del transporte por carretera que nos ocupa. Otro día hablaremos de los barrios del sur, el mayor caladero de impuestos del que se nutre El Campello y de las carencias que sufre. Si lo desea, repasaremos juntos las veces que se haya reunido en estos dos años con los vecinos del norte y del sur y de lo lejos que están de su óptimo vital acorde a sus impuestos, por muy raro que le parezca.