La acuicultura no es una actividad nueva, de hecho, se remonta a hace más de 4.000 años. Parece tener su origen en la antigua China, donde nació de la combinación del cultivo de arroz y peces. Sin embargo, no cabe duda de que la nueva acuicultura, la que hoy se desarrolla en nuestro país, va mucho más allá de la mera extracción que practicaban nuestros ancestros asiáticos.
La nueva acuicultura tiene mucho que decir en cosas tan importantes como la alimentación de todos en el presente y, sobre todo, en el futuro de nuestra sociedad. La Asociación Empresarial de Acuicultura de España, APROMAR, define a las compañías que conforman esta organización como “empresas con alma”. Ello es debido, entre otros factores, a que la sensibilidad y la responsabilidad hoy en día son inherentes a esta actividad y a los profesionales involucrados en ella.
Actualmente, este sistema de producción alimentaria es mucho más que la cría de especies marinas. La responsabilidad social corporativa (RSC) de las empresas que lo desarrollan es, ahora, más “social” que nunca.
Por un lado, la actividad acuícola es una fuente de proteína de alto valor, la cual suministra con regularidad y con todas las garantías. Una actividad, complementaria a la pesca extractiva, que nos brinda productos del mar de calidad, sanos, sostenibles, accesibles y sujetos a unos exigentes estándares europeos. Solo así el pescado de Acuicultura de España puede ostentar el destacado papel que hoy ocupa en una alimentación saludable, segura, sostenible y sabrosa para la población.
Por otro lado, se trata de un sector muy arraigado en nuestro país, con más de 3.000 empresas dedicadas a ello, que supone un importante motor económico y una fuente de empleo en muchos lugares en los que no hay otras alternativas.
A este significativo alcance social, se añade uno de los objetivos principales de la nueva acuicultura: reducir el impacto medioambiental a todos los niveles. Así ha quedado recogido en la “Memoria de Sostenibilidad de Acuicultura de España” promovida desde APROMAR y que está al alcance de todos (www.acuiculturadeespana.es)
Una actividad sostenible
El método de producción -minimizando los residuos generados-, el uso de los recursos energéticos -apostando por los renovables- y, en definitiva, todas las prácticas inherentes a la actividad acuícola se desarrollan bajo criterios sostenibles. Así, la ética salpica todas las fases del proceso y la responsabilidad ambiental está en el centro de las grandes decisiones empresariales.
De hecho, los propios acuicultores son los primeros en detectar cualquier alteración en las aguas ajena a su actividad y los encargados de buscar las mejores soluciones para reestablecer el equilibrio natural del ecosistema marino y su biodiversidad. Amenazas derivadas del cambio climático a las que se enfrenta la nueva acuicultura en su papel de garante de la seguridad alimentaria.
Todo esto es necesario para satisfacer al nuevo consumidor, más exigente, fuertemente comprometido con el entorno y más sensible, por tanto, al impacto medioambiental de sus decisiones de compra.
Memoria de Sostenibilidad
Con esta memoria, promovida por APROMAR, se establece de forma rigurosa y técnica el nivel de sostenibilidad de la Acuicultura de España, un país líder en este ámbito.
Tal y como destaca el gerente de la entidad, Javier Ojeda, quien ha coordinado la primera edición: “Significa un paso más en nuestro compromiso con la mejora continua y por un mundo y una alimentación más sostenibles”.