Pascual Andrés Tévar nos envía este artículo propio

Cuando reflexiono en esta casi otoñal tarde de septiembre de 2022, sobre la pandemia del 2020,
y lo que la hostelería nos ayudó a salvar depresiones y angustias y tristezas infinitas, empiezo a
sentir el argumento de este artículo. Y es que la hostelería expresada en nuestros queridos
bares, restaurantes y todos los establecimientos, a través de sus profesionales y trabajadores y
trabajadoras, nos salvaron la vida, y nos devolvieron e inyectaron la alegría de vivir.
Es alegría de vivir, tener, pase lo que pase en tu agitada vida, un sitio tranquilo, y sosegado,
donde acudir, para estar a solas contigo mismo, y con tu café y tu copa, y dejar volar tu mente,
hacia lugares sosegados, aunque sea por un ratito. Pero que te ayudan a seguir la vida, y sus
pasiones, y sus sufrimientos, y sus miedos.
Es alegría de vivir, tener un sitio para ir con la familia, y disfrutar de conversaciones inacabadas
e infinitas, que revuelven las dudas, y los desahogos, e intentan poner paz, en la guerra diaria
de la vida cotidiana y difícil.
Es alegría de vivir, tener un sitio para convocar o coincidir con el amigo ó los amigos, del alma, y
de las pasiones, y poder contarles, los buenos, y sobre todo, los malos momentos de la vida. Y
esperar su sabia respuesta, ó el sabio consuelo de aceptar y asumir, y seguir adelante, con las
pilas cargadas de ánimo.
Es alegría de vivir, escuchar, y participar, a tu manera, en la tertulia improvisada, de los
ciudadanos y ciudadanas, desde tu mesa, y con tú café o tú cerveza , para expresar tus opiniones
y reflexiones, y que alguna manera, te ayudan a motivarte cada día.
Es alegría de vivir, tener el honor , y el privilegio, de poder compartir , con esos y esas increíbles
profesionales, en la barra, en la cocina, en la mesa dentro o en la terraza, haciendo maravillas
con el tiempo, y con los servicios, que parecen magia, y fantasía, cada día, y en cada palabra.
Saben darte argumentos para salvar depresiones, y monotonías sin sentido, y te inyectan la
alegría de vivir y de compartir.
Es alegría de vivir, ser humildes de verdad, y apreciar, valorar, y entender, todo el inmenso
trabajo que los hosteleros expresados, en camareros y camareras, cocineros, limpiadores y
limpiadoras , etc., en todas las categoría profesionales, que nos dan cada día , un valioso motivo,,
para seguir viviendo, nuestros peculiares, y complejos, caminos personales.
Así que, demos un respiro a las dudas, y a las convulsiones siniestras de nuestros egoísmos y
miserias de cada día, y reflexionemos a fondo, de verdad, lo que los y las profesionales y
trabajadores y trabajadoras de la hostelería, nos aportan cada día. Y de alguna forma, envuelta
en la magia de sus servicios, nos ayudan a ser a ser un poco más felices, con nosotros mismos, y
con el mundo, bajo la increíble luz mediterránea.