SORAYA ANDREU GÓMEZ (Premio de Comercio)
“La inspiración viene de muchos lados, escucho mucho lo que quieren mis clientas. Siempre intento sorprender. SAG, no se trata de comprarte un bolso para que se quede olvidado en un rincón, sino que sea un bolso que no te quites en toda la temporada y que por muchas modas que pasen siempre te lo puedas”. Soraya es toda una emprendedora que ha llevado al éxito su proyecto personal, haciéndose acreedora de este premio.
PREGUNTA: ¿Qué supone para ti recibir este galardón?
RESPUESTA: La verdad es que no me lo esperaba para nada. Ha sido una grata sorpresa. Al final, que te reconozcan tu trabajo es una maravilla siempre. Dicen que nadie es profeta en su tierra… y bueno, creo que me siento un poco como si el premio fuese doble… Recibir este galardón es sentir que la gente te quiere, y que el trabajo que estás haciendo es un buen trabajo.
P: Cómo empezó tu faceta como emprendedora?
R: Surge de mi necesidad de emprender, de experimentar la libertad, de confiar en mi propio instinto y del deseo de diseñar piezas exclusivas que no encontraba en el mercado. Mi objetivo era reflejar en cada uno de mis diseños la tradición artesanal en la que me he visto envuelta desde niña gracias a mi familia, creando piezas únicas que fusionan el diseño innovador con la rica herencia de la artesanía y del trabajo de culto a la piel.
Todo ello, sumado con el tipo de mujer en el que me veo reflejada y con el que veía muchas mujeres al escucharlas y visualizar, inspira a una mujer SAG; una mujer sofisticada, consciente de lo que compra, estilosa y elegante, que apuesta por la calidad, por los diseños exclusivos y que huye de las uniformidades impuestas por las grandes empresas de moda. En definitiva, una mujer con valores, coherente y con una personalidad única.
P: ¿En qué situación se encuentra la mujer de hoy a la hora de emprender?
R: Desde mi punto de vista, creo que emprender es difícil para todo el mundo dando igual que sea mujer u hombre…, porque es, en muchas ocasiones, un camino muy solitario y un tránsito en el que tienes que silenciar el ruido de tu alrededor. Es quitarle horas a tu gente para dedicárselo a tu proyecto, es gastarte el dinero que tienes, y el que no tienes, en una idea que solo intuyes que puede funcionar. Aunque te formes con los mejores, aunque tengas las mejores materias primas, aunque sepas lo que te haces y todos los ingredientes estén, el ingrediente final es el más importante: el cliente. Por eso a mí me encanta escuchar a mis florecillas, que es como yo las llamo de forma cariñosa. Sin mis clientas SAG Handbags no sería posible.
P: ¿Crees que existen igualdad de oportunidades?
R: Es una cosa que no me he planteado nunca. Como ya he dicho antes, emprender es difícil para todo el mundo independientemente del género. Yo nunca he sentido diferencia por ser mujer. Y es verdad que trabajo en un sector donde casi todos mis proveedores son hombres. Pero nunca he sentido que me hayan tratado diferente.
P: ¿Cómo te ha marcado tu infancia con una familia que siempre ha tenido su propia zapatería? ¿En qué te basas para tus creaciones?
Creo que al final los olores de la piel, los olores de la cola, el ruido del martillo, el ruido del corte, ver a mi yayo y mi padre envueltos en todo ello… imagino que caló en mí de alguna manera; pero primero estudié trabajo social en la universidad de Alicante, y fue cuando acabé, que a golpe de chasquido… dije voy a ser diseñadora de calzado y complementos. Me formé, estudié y trabajé muy duro pensando en ser solo diseñadora de calzado y trabajar para otras firmas. No quería ser autónoma porque en este país no es fácil y eso también lo he visto en mi familia. Luego me enamoré del patronaje y diseño de bolsos y me especialicé. Se juntó con que no encontraba un bolso con el que me sintiese reflejada y me aventuré a formar SAG Handbags.
Pero sí que es verdad que, cuando corto la piel y me observo, pongo las mismas posturas que mi padre. También cuando rebajo me veo, en muchas ocasiones, la forma de colocar las manos y las piezas como mi yayo. Algo de mi familia seguro que tengo. La inspiración viene de muchos lados, escucho mucho lo que quieren mis clientas. Siempre intento sorprender. SAG, no se trata de comprarte un bolso para que se quede olvidado en un rincón, sino que sea un bolso que no te quites en toda la temporada y que por muchas modas que pasen siempre te lo puedas
poner. A la hora de diseñar siempre tengo en cuenta que sea superponible, muy cómodo, estético, de líneas elegantes y cuidadas, que quede femenino… La inspiración son vivencias personales. Si mañana crezco y contrato un equipo de diseñadores, cambiaría la esencia de SAG.
Muchas veces me sorprendo por la calle haciendo fotos a lo que me llama la atención y para otra persona puede que pase desapercibido. No puedo evitar mirar qué outfit lleva la gente y qué complementos se ha puesto. También me inspiran los viajes, las revistas, las películas… voy guardando recortes, capturas de pantalla… ahora con Gema de Urban & Go me animado a hacer directos en IG para que mis clientas vean como pueden combinar un bolso con 200 looks, y como un SAG lo puede llevar desde la nieta hasta la abuela, pasando por la madre. Son bolsos con líneas muy cuidadas para que todo el mundo pueda llevarlos.
P: ¿Cómo ves el futuro como emprendedora y como mujer?
R: Realmente como veo el futuro del emprendimiento no lo sé, creo que emprender no es para todo el mundo, igual que todo el mundo no puede ser médico. Y como mujer, pues lo veo igual que para el hombre¡Ojo! Qué no quita que me haya encontrado con algún señoro, como a mí me gusta llamarlos; pero en mi caso es uno de 20…A mí, como emprendedora que trabaja el culto a la artesanía y la piel, me gustaría dar a conocer la marca España y el hecho a mano fuera de España.
Hay mucho camino hecho, pero falta mucho. Tenemos que volver a tener en España, y más en esta zona de la Terreta, nuestra propia fabricación, la tradicional. Tenemos que apostar por nuestro país y hacerlo grande, dejando de externalizar las fabricaciones a países de fuera como pueda ser Asía, Índia, etc. Y para ello, necesitamos la ayuda de los de arriba.