Jose Enrique Bernabeu Pérez nos envía un nuevo artículo de opinión:
Liberado de las plúmbeas intervenciones del Sr. Sánchez llenas de narcisismo y petulancia. Apagados los aplausos, los conciertos desde los balcones, las variopintas actuaciones a las que el confinamiento llevó a no pocos, y que de forma prolífica abrieron telediarios y colapsaron móviles, hoy, finalizado el estado de alarma e iniciada lo que llaman nueva normalidad, el ciudadano ve con desagrado como instituciones del Estado y diversos medios de comunicación, se empeñan en aflorar cuestiones de importancia relativa con el claro objetivo de minimizar o esconder hechos de mayor calado.
Así, y a modo de ejemplo, se nos habla de la aparición de camisetas con la foto del Dr. Simón, de la solicitud para el mismo de la medalla de su ciudad natal como del Premio Castelar obtenido. De la creación de una Comisión que investigue las andanzas del Rey emérito mientras en diversas comunidades se descuelgan sus fotografías. De la presencia de amantes del “jarabe democrático” ante la casa de los Srs. Iglesias-Montero y del número de miembros de la benemérita apostados en evitación de que el jarabe se consuma en demasía. Del cocinero Sr. Tezanos y sus encuestas. De si el Sr. Abascal entra con armas al Parlamento. De si el Sr. Sánchez, incapaz de contar los muertos producidos por la pandemia, cifre en 450.000 los salvados por la actuación de su Gobierno. De la ola antirracista que llega a cuestionar obras de arte y hasta los deliciosos”conguitos”. De si una vez vuelto el fútbol, “vacuna nacional”, debe haber público en los estadios…. Mas ante las maniobras para entretenimiento del personal, existe otra realidad.
La realidad de la imposición de otra nueva ley de educación para la que educadores y padres han sido apartados de toda negociación. Una ley donde en aras de una educación pública de partido e ideologizada, no solo se persigue a la enseñanza religiosa, también a la concertada e incluso a la especial. Donde la religión desaparecerá como asignatura, y donde alumnos y alumnas aprenderán a ser hijos e hijas del Estado y ellas a volver a casa solas y borrachas. La realidad del decreto que permitirá al Sr. Iglesias, formar parte del Consejo de Seguridad con acceso al CNI. Y donde además de acceder a información sensible, con lo que ello conlleva, compartirá, Oh! Paradoja, mesa con el mismo Monarca para quien promueve sonoras caceroladas.
La realidad de que mientras se nos habla de más inversión en I+D, muchas investigaciones y según recogen medios de comunicación, verán recortados en un 40% sus presupuestos. Lo que supondrá el paro para muchos jóvenes investigadores o su salida de España para acompañar a los cerca de 1200 que ya lo hicieron con anterioridad.
La realidad del enorme gasto que supone el mantener el numeroso gabinete actual donde se duplican ministerios y direcciones generales. Donde prima el nepotismo y la cuota antes que la gestión. La realidad de un Parlamento y Senado bajo mínimos sin que sus señorías renuncien a sus emolumentos. La realidad que supone la contratación de 100 economistas de élite para la era “poscovid”, mientras se anuncian ERTES sin disponer de los medios necesarios en lo económico y en lo humano. Que miles de trabajadores no hayan cobrado cantidad alguna desde Marzo, y que el funcionariado se vea desbordado e incluso violentado por la desesperación de los afectados, sin que los sindicatos mayoritarios alcen por ello la voz. Situación que a seguro se volverá a repetir con el IMV anunciado y aprobado a bombo y platillo, y que siendo una medida plausible por necesaria, se ve abocada a su modificación ya que con lo recogido en el BOE, serán los más vulnerables y apremiados los que se vean excluidos de tal ayuda. Ayuda que tras atribuirse el Gobierno la paternidad, serán las Comunidades y los Ayuntamientos como último eslabón, los que tendrán que asumir, con sus medios y a la espera de la financiación precisa, la gestión de la misma.
La realidad que supone la vuelta a la mesa de negociación sobre Cataluña. Los pactos llevados a cabo con los filoetarras, el blanqueo de su marca política, el acercamiento de sus presos y el nuevo relato en donde el terrorismo aparezca como inevitable y las victimas como un mal necesario.
La realidad que supone, ante el aluvión de demandas y querellas que se avecinan, los intentos nada disimulados del Gobierno de intervenir la Justicia, Supremo y Constitucional incluidos. Una intervención que con la ayuda de la Fiscalía General “que para eso está”, lleve al olvido el caso Abalos y su encuentro, nada aclarado, con la número dos del régimen venezolano. Que sea archivado el caso de la tarjeta de móvil conocido como “Dina”, en donde el Sr. Iglesias, ya convertido en casta, se ve sumergido como actor en las cloacas que denunciaba. O que no se hable del caso de la prostitución de niñas acogidas en centros tutelados de Baleares, competencia del Sr. Iglesias, y cuyo feminista partido se opuso a la creación de una comisión de investigación. O de la mortalidad en las residencias de ancianos, competencia ministerial del mismo Sr. Iglesias y de la que se arrogó bajo el mando único.
La realidad que supone los anuncios hechos por el Bco. de España donde se augura un paro en el segundo trimestre del 20% y una caída del PIB de hasta el 21,8%. Convirtiéndose así en la peor economía de la zona Euro. La realidad de un dinero europeo que al margen de las condiciones con las que sea entregado, servirá para cubrir sueldos del funcionariado, pensiones, ERTES, paro y ayudas varias. Quedando al margen la inversión en la mejora de nuestro tejido productivo como creación de riqueza y empleo.
Y la Realidad de una mas que mejorable gestión de la Pandemia. Una gestión llena de mentiras y rectificaciones. De ocultaciones de todo aquello que apuntara a la culpabilidad del Gobierno. De falta de empatía con fallecidos y familiares convertidos en mera estadística. Fallecidos para quienes se nos anuncia un homenaje sin ser capaces de aclarar su verdadero número.
La realidad es tozuda. Se nos habla de unidad cuando mayor es el enfrentamiento, el insulto y la agresión. Y se nos habla de que seremos más fuertes. ¿De verdad podemos pensar que saldremos más fuertes, que nuestra democracia será más fuerte?.