Texto de José Enrique Bernabeu Pérez
Desde la moción de censura que descabalgó al Sr. Rajoy de la Presidencia del Gobierno facilitando, con el apoyo de los separatistas catalanes entre otros, la llegada del Sr. Sánchez a la Moncloa, la figura del indulto hacia los condenados por los hechos acaecidos en Cataluña durante los primeros días de Octubre del 17, ha ido adquiriendo mayores signos de verosimilitud.
Tras los fracasos en Murcia, Castilla-León así como el varapalo sufrido por el Sanchismo en Madrid, como en cierta medida en Cataluña donde el efecto Illa no fue suficiente para impedir la formación de un nuevo Gobierno independentista, la prioridad de Moncloa se ha centrado en garantizar el cumplimiento de la legislatura y la continuidad del Sr. Sánchez al frente del Gobierno. Para ello, éste y su caterva de asesores saben que el apoyo de sus hasta ahora socios resulta fundamental y el catalán prioritario. Por ello no hay linea roja que no estén dispuestos a traspasar. Por ello el aparato de propaganda sanchista de palmeros y paniaguados incluido algún que otro barón que amaga pero no discrepa, se lanzan al relato interesado con la intención de que este vaya calando en el sentir y pensar del ciudadano. Un ciudadano que entiende que para que se produzca tal indulto deben cumplirse ciertas premisas. Ha de ser individual y el indultado lo es después de haberlo solicitado y haber mostrado arrepentimiento. Premisas que al parecer no concurren en este caso como ha ratificado el Supremo en su informe, y contra las que chocan el “lo volveremos a hacer” manifestado por los condenados, así como la invitación de alguno de ellos a meterse por sálvese la parte el manido indulto.
El plan está trazado y en su cumplimiento los sanchistas con su jefe al frente, dedican todos sus esfuerzos. Atrás quedaron las intervenciones del Sr. Sánchez en las que aseguraba que las sentencias están para cumplirse o que no era partidario de los indultos, ni políticos ni económicos. Que se sentía avergonzado ante ellos. Claro que como diría la Sra. Calvo, y así hay que entenderlo en ese papel de Dr Jekyll y Mr. Hyde que le concede, tales afirmaciones fueron realizadas antes de su acceso a la Presidencia del Gobierno. Una Sra. calvo que olvidando la posición, palabras y promesas del por el entonces Presidente Sr. Zapatero en tiempos del Sr. Maragall, tira de manual y culpa al PP de la situación en Cataluña y la aplicación del 155. Sin subrayar que el entonces partido socialista se adhirió a tal aplicación, y que de lo que viene acaeciendo en Cataluña son responsables todos los Gobiernos habidos. Bien por inacción o bien por dar alas a un independentismo convencidos de una lealtad que nunca ha existido.
El plan está trazado y para su cumplimiento es preciso hacer ver al ciudadano la bondad e idoneidad del indulto.
Así nuestro Presidente, que ya nos advierte de que hará lo que considere mejor para el interés de España cuando solo su interés es de su consideración, nos habla de que hay que actuar con valentía y generosidad, con magnanimidad. Que hay que mirar al futuro y no quedarnos en la revancha y en la venganza. Que estas no caben en nuestra Constitución. Y lo dice él que ha laminado a todo disidente dentro del Partido. Y lo dice él que debiera saber que la Constitución tampoco recoge la autodeterminación y el derecho a decidir.
Así el “ínclito” Sr. Abalos se atreve a comparar al Sr. Junqueras con Mandela, otorgándole de hecho la condición de preso político e identificando de paso al Estado Español y su sistema judicial con el Apartheid Sudafricano. Así la Sra. Diaz, ministra de trabajo, nos habla de que hay que comprender a los golpistas, sentarse con ellos, escucharlos y mimarlos. Así el Sr. Zapatero osa calificar de bien nacidos a los partidarios del indulto insultando de esta manera a los detractores.
Así se nos quiere hacer ver que el indultar equivale a concordia. Que una calculada y ladina carta es suficiente aval para tal decisión. Que el permitir desafíos al Estado de Derecho supone convivencia. Que hacer cumplir una sentencia del Supremo obedece a un sentimiento de venganza y revancha y no de Justicia.
El plan está trazado, no importa poner en duda la actuación del Supremo. Que importa que con ello se avale el que los independentistas se pasen una y otra vez por el arco del triunfo sus sentencias. Que importa que se dude de la calidad de nuestra democracia, que la imagen y solvencia de la Justicia Española quede en entredicho ante Europa y sus tribunales. Que estos duden de las ordenes de extradición y de los cargos que se imputan a los fugados cuando ven que la rebelión acaba en sedición y finalmente en indulto. Cuando ven que se pretende modificar el código penal para atenuar las penas a los golpistas. Cuando observan la alfombra roja que se está tejiendo para la vuelta del “molt honorable” Puigdemont. Que los condenados entran y salen de la cárcel a su antojo, negocian en ella futuros gobiernos y hasta piden hueco en esa mesa bilateral donde el Sr. Sánchez, humillando a los españoles y a aquellos catalanes que con la aplicación del 155 se sintieron amparados, esta dispuesto a sentarse y de cuyo contenido nada se sabe pero todo se intuye.
Y en el plan trazado, claro está, no puede excluirse la figura del facha. El facha es aquel que no comulga con el ideario sanchista y al que hay que desacreditar. Así hay que hablar de fotos, pero no de todas, pues aquellas en que dirigentes sanchistas aparecen con miembros de Bildu o del independentismo catalán, parecen veladas. Así los convocantes de toda manifestación discrepante con la política sanchista como los asistentes a las mismas, han de ser vinculados inmediatamente a la ultraderecha. Una ultraderecha que en contra de lo afirmado por el Sr. Abalos y al contrario de lo que viene sucediendo en Cataluña por obra de los autoproclamados “demócratas y progresistas” amigos del “apreteu”, no incendió las calles en su manifestación del pasado domingo en la plaza de Colón. El facha se hace indispensable para la subsistencia del actual Gobierno como lo es el apoyo de sus actuales socios. Por ello no importa el que y el como. Se ha de hacer todo aquello que sea necesario. Y si hay que indultar a los sediciosos se les indulta y se les blanquea como se blanqueó y se sigue blanqueando a los proetarras. Lo importante es acabar la legislatura en la confianza de que el verano, la vacuna y el dinero de Europa harán que para el españolito, que es de memoria frágil, el indulto pronto caiga en el olvido. Mas aunque siempre existirán, faltaría más, quienes se sentirán motivados para tirarse por un barranco por nuestro Presidente, puede que cada vez sean más los españoles que ven en el indulto un insulto. Y de insultos como de mentiras esos españoles ha tiempo que están hartos.