Somos L'Alacantí

El nuevo periódico de la comarca

COMERCIO DE SAN VICENTE

San Vicente del Raspeig

Las conversaciones inacabadas y sus secuelas y retos por cumplir

Pascual Andrés Tévar nos envía este artículo propio

A veces, cuando las circunstancias nos obligan, casi de una forma intransigente, y sin tiempo para responder, tenemos problemas para intentar sobreponernos, y reaccionar a tiempo, para poder continuar nuestra vida diaria.

Me refiero, a hablar, a conversar, sin pensar en el tiempo, y los mensajes que inconscientemente estamos recibiendo en nuestra mente, que nos hacen poner barreras hasta en la libertad de pensamiento, porque de alguna forma, la pandemia, nos ha cambiado las buenas sensaciones
de seguridad y autoconfianza, y hasta en la libertad de nuestros pensamientos.

Cuando la desescalada se va abriendo paso poco a poco, unido las normas desafiantes y confusas, unidas a los protocolos, y con la ansiedad de tantas ganas de hablar, que se entremezclan las ideas, nos falta fluidez, para decir de verdad lo que nos empuja el corazón.

Y al final solo salen los saludos, emoticonos, y los buenos deseos, y lo importante, no nos atrevemos a expresarlo, por temor a que no lo podamos cumplir, bajo la solapada e invisible amenaza de la pandemia y sus miedos.

Tal vez, nos tendremos que reinventar, aquellas conversaciones sanas y equilibradas en todas sus dimensiones. Y mientras tanto, ir construyendo, en un camino distorsionado y confuso, la vuelta a la normalidad.

Hemos estado, y de alguna manera seguimos inmersos, en una esquizofrenia, que la pandemia nos ha convulsionado, y que, tendremos sin prisas, pero sin pausa, ir saliendo, algunos y algunas, con ayuda, para saber entender dónde están las conversaciones sin cortapisas, y las rutinas de
auto amparo donde refugiarnos, porque, no queremos o no podemos, todavía, enfrentarnos a la realidad pura y dura.

Tenemos que ser capaces, de alejarnos de ilusiones infundadas, y con los pies en el suelo, ir reconstruyendo las relaciones, y las buenas costumbres, que todo este inmenso y tortuoso túnel de la pandemia, nos ha dejado instalado en nuestra forma de vivir, con sus secuelas, y oscuras
ambigüedades.

Vamos a tener que trabajar muy duro, para reconocer, y cambiar, todo lo que en nuestras vidas ha quedado trastocado, sin que todavía seamos capaces de entender hasta qué punto. Pero ante todo, tenemos que empezar por aceptar, que no somos como antes de la pandemia.

Así que, dado el enorme trabajo que tenemos con nuestras vidas, empecemos por el principio, reconociendo, que nos faltan sonrisas, y nos sobran miedos. Y que no llegamos a sacar de verdad, las buenas sensaciones, que nos llenan la vida de hermosas y sinceras palabras, en una
conversación, que al mismo tiempo, transmita ideas y pasión por vivir.

Tal vez, tenemos que alejarnos de las grandes pretensiones, y que el camino para intentar salir adelante, es recuperar , la ilusión despampanante , que cada pequeño detalle , por insignificante que pueda parecer, tiene una magia especial , que nos empuja a saber que estamos ganando la
batalla, que avanzamos sin mirar atrás, y que al mismo tiempo, vamos transformando las dudas y tambaleos mentales, en certezas, y mensajes positivos, llenos de argumentos para darle sentido y emoción a la vida , en todas sus expresiones y posibilidades.

Es pues vital, es necesariamente imprescindible, que las CONVERSACIONES INACABADAS, faltas de moral y de fe, les demos la vuelta, y les devolvamos las alegrías de verdad. No solo las de estar en una terraza de un bar comiendo y compartiendo, que también ayuda y mucho, sino
también añadiendo las ideas que pueden darle la vuelta a la desesperanza , y dar luz a lo que de verdad, sabemos que es nuestro camino .

Y lo que es más importante, que lo queremos compartir con nuestra compañera o nuestro compañero en la vida, con nuestra familia, con
nuestros amigos y amigas, con nuestra peñistas y amigos, con nuestras aficiones, en definitiva, luchar sin descanso por ser nosotros mismos, en todos los sentidos.

Así que, las conversaciones inacabadas, hay que vencerlas, convencidos, que aunque tengamos que convivir con las dudas a cuestas, y lo desalientos amenazantes, vamos por el buen camino, investidos de coraje, sufrimiento, paciencia e ilusión, bajo la increíble luz mediterránea.


DEJA UNA RESPUESTA

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *