Artículo de opinión de Carlos García Tejerina, militante de Esquerra Unida Raspeig

            El domingo recién pasado, los argentinos fueron llamados a las urnas para decidir en segunda vuelta, quien será el Presidente de la República Argentina para los 4 próximos años.

            En Argentina, el régimen es presidencialista, es decir, el Presidente (y Jefe de Estado) es elegido directamente y no designado por el congreso de diputados o senadores.

            Argentina es un gran país, la tercera economía de la Región y con un inmenso potencial en sectores de la energía (petroleo y gas natural), así como en la producción agro alimentaria y de gran importancia por su situación geográfica al sur del continente y de cara al atlántico sur.

            Sin embargo, los continuos vaivenes políticos, intercalados con golpes de Estado sangrientos y de militares ineptos y políticos corruptos, han llevado a los argentinos a buscar soluciones inéditas en el ámbito político.

            En esta ultimas elecciones y después de la primera vuelta, los argentinos debían elegir entre el oficialista Massa y un recién llegado, Javier Milei.

            Massa, ex ministro de economía y gran responsable del último descalabro de la inflación galopante, es un político de la vieja guardia del Peronismo.

            Milei es el controvertido. Claramente afectado por algún grado de esquizofrenia (el mismo ha declarado que escucha voces y habla con su perro muerto, evidente síntoma de esquizofrenia) y que desde joven ya le llamaban “el loco”. Todo esto, quizás, desencadenado por el maltrato físico y psíquico por parte de su padre (contado por el propio Milei en entrevistas recientes).

                        Lo peligroso del candidato Milei para los argentinos, no es tanto su equilibrio mental (eso se soluciona con un buen especialista) sino, con sus propuestas descabelladas para una nación grande, de más de 43 millones de personas, como el cierre de varios ministerios, como el de salud, el de educación y otros. El cierre del Banco Nacional de Argentina, la venta libre de órganos para trasplantes,  la libre portación de armas por parte de civiles o la dolarización de la economía (desaparecer el Peso argentino y todas las transacciones en dólares), la eliminación de todas la ayudas y subsidios  a los más necesitados. En definitiva, dejar que cada cual salga adelante como pueda y los que no puedan…

            En teoría, la dolarización de la economía pudiera ayudar en algo, pero para eso, el país debe tener abundantes ingresos en dolares. Ecuador dolarizó la economía y ha sido un gran desastre, sin embargo Panamá, que también lo hizo, les va bien porque es un país pequeño y que recibe una grandísima inyección diaria de dolares gracias al transito de buques por el canal de Panamá.

            Argentina tendrá que vender sus principales recursos como los Yacimientos Petrolíferos Fiscales que ya le nacionalizó a Repsol en 2012, quedándose sin una de sus principales riquezas.

            También ya se ha anunciado de la venta de la Televisión Pública, la Radio Nacional y la agencia de noticias Telam.

            ¿Qué seguirá después?

            Lo bueno dentro de lo malo, a pesar del gran poder que tiene el Presidente de la República, Milei no cuenta con mayorías en el Senado ni en la Cámara de Diputados y se le dificultará hacer todos los cambios que propuso y al final cuatro años se pasan rápido, pero serán 4 años de intensas movilizaciones en que no descarto que al “loco” se le ocurra llamar a los militares para “poner orden”, cosa que en la Argentina (y en otros países del entorno) hay muchos militares esperando la llamada.

            Lo sentimos por los argentinos, hace mucho que se merecen algo mejor.“No llores por mi Argentina. Mi alma está contigo”.