La comparsa Negros Zulúes, una de las fundadoras de las Fiestas de Moros y Cristianos de San Vicente del Raspeig, ha celebrado su 50 aniversario (1975–2025) con un emotivo y simbólico concierto de música festera que reunió a festeros, músicos, vecinos y simpatizantes de esta histórica agrupación. Medio siglo de tradición, hermandad y pasión festera fueron homenajeados en un acto que reflejó el profundo arraigo de esta comparsa en la vida cultural del municipio. El evento tuvo lugar el 7 de junio en el Auditorio del Centro Social de San Vicente del Raspeig y contó con la destacada participación de la Sociedad Musical Ciudad de Torrevieja – Los Salerosos y la Colla de Dolçainers Floreal. La cita fue mucho más que una actuación musical: fue una celebración de la identidad, el sentimiento festero y la memoria colectiva de generaciones de festeros.
Fundada en 1975, la comparsa Negros Zulúes ha sido durante cinco décadas una de las formaciones más singulares y reconocibles de las Fiestas de Moros y Cristianos. Su estética, inspirada en las culturas africanas, sus desfiles vibrantes y su espíritu de comunidad han hecho de los Zulúes un referente festero indiscutible. Con motivo de su 50 aniversario, la comparsa quiso rendir homenaje a su trayectoria de una manera muy especial: a través de la música festera, elemento esencial de las celebraciones y vehículo de emoción para los festeros. El programa musical del concierto fue cuidadosamente seleccionado e incluyó obras que forman parte del repertorio tradicional, así como piezas directamente relacionadas con la historia de la comparsa.
La primera parte del concierto incluyó las composiciones “XX Anys de Festa” de Antonio Carrillos, “Negros Zulúes” de Francisco Amat, “Moros Viejos” de Cristóbal Moreno, “Pachi” también de Francisco Amat, y el estreno absoluto de “Zulúes – 50 aniversario”, una obra compuesta por Miguel Hernández especialmente para la efeméride. Esta última pieza fue uno de los momentos más emotivos de la noche, con un enfoque sonoro que evocó el carácter guerrero, rítmico y ceremonial de la comparsa. La segunda parte del programa continuó con un repertorio muy ligado a la historia reciente de los Zulúes: “L’Entrà dels Negres” de Rafael Mullor, “Estefanía Sogorb” de Manuel Lillo, “Capitanía Zulú 2015” de Andrés Molina, “Tímete Deum” de José Fuentes y “La Vereda” de Óscar Navarro. El concierto culminó con la interpretación conjunta del “Himno al Fester”, compuesto por Francisco Amat y Antonio Diéguez, en un cierre cargado de simbolismo, unidad y emoción compartida.
El acto fue también una oportunidad para reunir a diferentes generaciones de festeros zulúes. Miembros fundadores, antiguos cargos festeros y actuales componentes compartieron vivencias, recuerdos y emociones en una noche inolvidable. No faltaron los discursos de agradecimiento y reconocimiento a todas las personas que han contribuido durante 50 años a mantener viva la comparsa.
El auditorio estuvo decorado con los colores distintivos de la comparsa –rojo, negro y blanco– y se exhibieron elementos representativos como escudos, estandartes y fotografías históricas que narraban visualmente el recorrido de la agrupación desde sus inicios hasta hoy. La atmósfera festiva se vivió también fuera del escenario, donde el público, mayoritariamente compuesto por festeros y vecinos de San Vicente, participó activamente con aplausos, cantos y muestras de cariño hacia los protagonistas.
Este 50 aniversario no solo representa una conmemoración histórica, sino también una reafirmación del compromiso de la comparsa con el presente y el futuro de las fiestas. El nuevo pasodoble conmemorativo formará parte del legado musical de la comparsa y pasará a integrar su repertorio oficial, acompañando desfiles y actos en los años venideros. La comparsa Negros Zulúes, que nació con un espíritu pionero y rompedor, continúa mostrando su capacidad de evolución, de mantener la esencia y de sumar nuevas generaciones a su proyecto festero. Tras cinco décadas de historia, la llama zulú sigue más viva que nunca, y esta celebración ha sido una prueba contundente de que su legado sigue latiendo con fuerza en el corazón de San Vicente del Raspeig.
