Pascual Andrés Tévar nos envía un nuevo artículo

A estas alturas de los 71 años, te planteas tantas cuestiones existenciales, y en la memoria emocionada e infinita en la que rebuscar, que te abren el corazón de par en par, y con todo el debate del mérito de vivir. Y en esa búsqueda, pienso en el hijo de la generación de 1986, en nuestro hijo, y lo que me sale a borbotones de emociones, sin especificar en datos concretos, es tantos momentos, que han marcado de vivencias irrepetibles nuestras vidas.

Desde la memoria emocionada, recuerdo las vivencias de su ingreso en el Hospital General de Alicante, a los escasos tres años, y verlo ingresado, en esa enorme cama, y con el corazón sobrecogido, y sin palabras para poder explicar los sentimientos. Desde la memoria emocionada ,recuerdo, cuando su madre y mi compañera de la vida, tuvo que tomar la decisión de dejar su trabajo, porque como consecuencia de su ingreso en el hospital,
perdió la confianza en la persona que lo cuidaba mientras estaba fuera de casa. Porque una Madre, no duda donde está su decisión por encima de todo.

Desde la memoria emocionada, recuerdo, cuando tuvimos que acudir a un logopeda, para rompiera a decir y expresar, todas las cataratas y manantiales de palabras que no podía expresar. Desde la memoria emocionada, recuerdo sus años en el colegio, donde a su madre, cada vez le resultaba más difícil, la tarea de ayudarle en casa, porque iba un paso por delante. Desde la memoria emocionada, recuerdo sus años en la universidad , donde la arquitectura se abría camino, como había soñado y disfrutado desde bien temprana edad, y la graduación al mejor nivel de su promoción , y el inicio de su nueva vida , con las ideas más claras que nosotros.

Desde la memoria emocionada, recuerdo el choque frontal y convulsivo con la enfermedad mental de su hermana, y como supo reaccionar a tiempo, como decía un psiquiatra, para lograr salvar su carrera, y sus metas, y no meterse en una depresión, que hubiera cortado sin piedad, todos los caminos del futuro.

Desde la memoria emocionada, recuerdo sus viajes, con los estudios de arquitectura y sus perfecciones a cuestas, por Alemania, Finlandia, Chile, y Sudamérica hasta la Patagonia, buscando hacerse a sí mismo, con la libertad del autodidacta, que a pesar de todo, tiene claro lo que quiere hacer con su vida, en todos los sentidos.

Desde la memoria emocionada, siempre le estaré agradecido por el buen trabajo, para el 25 Aniversario de la Peña Madridista San Vicente del Raspeig, con película, sacado de videos antiguos, para presentar un resumen en la celebración en el 2013, y unos días más tardes completa, en nuestro querido Cine La Esperanza.

Desde la memoria emocionada, entendemos la decisión de marcharse de casa, para culminar su independencia, en todos los sentidos, y con la amenaza controlada, que podía a otro lugar no tan cercano como Alicante, para seguir siendo consecuente con sus ideas y pensamientos, y con las decisiones claras y transparentes y llenas debates intensos al mismo tiempo. Y seguir haciendo de profesión un buen camino, y una buena trayectoria, a su manera, y a su sello personal, con los retos constantes, en los tiempos que corren, y que te exigen no detenerse
nunca de evolucionar.

Desde la memoria emocionada, es necesario, es vital, no presuponer nada , no marcar caminos, de antemano, no poner condiciones con el hijo que queremos merecer cada día, y aceptar, que fluya como el torrente desde la montaña, que se abre paso a paso, el camino único hacia el mar de la vida. Así que, nos lo hemos planteado, porque lo teníamos muy claro, que su vida se iba a forjar, en sus propias decisiones y convicciones, desde bien temprano, desde siempre. Solo hemos procurado, marcarle señales y mensajes, con nuestra formar de vivir y de pensar.

Y que el sacara, en libertad, sus propias conclusiones. Así que, en este debate infinito de sensaciones, vivencias, emociones y sano orgullo, hemos luchado, hemos sufrido, hemos debatido de forma interminable, que la mejor búsqueda del HIJO QUE MERECEMOS, es aceptarlo tal como es .Porque al fin y al cabo, nos ha enseñado el camino , y a él nos aferramos, con la emoción , la ilusión, el sacrificio, y la libertad a cuestas , de saber, queda mucho por descubrir , en esta aventura desafiante de vivir, bajo la increíble luz mediterránea.