“A veces nos miraban por encima del hombro, pero ahora nos van reconociendo”

Esta crisis sanitaria está sirviendo para dar visibilidad a algunos colectivos que hasta hace poco pasaban injustamente desapercibidos. Uno de ellos es Protección Civil, que siempre ha estado allí, pero sólo se les ve ahora. Son los mismos, pero reciben al fin el reconocimiento que merecen por una labor tan desinteresada como arriesgada en los tiempos que corren.

Pepe Rosell y Blas Martínez son dos de los grandes pilares de la agrupación sanvicentera, fundadores hace casi treinta años e incansables en su labor para que el color naranja estuviera presente en San Vicente cuando se les necesitara. Salen cada día de casa con la ilusión de ayudar y la responsabilidad de sumar, sacando sonrisas a niños y aportando luz a hogares más desfavorecidas, a la vez que sacan suspiros de sus propios familiares cuando les ven llegar a casa tras una jornada de exposición.

Blas Martínez, cuatro décadas al servicio de San Vicente

Blas Martínez es el subjefe de Protección Civil, cargo que mantiene tras una trayectoria dedicada al servicio público con una vocación que empezó en los años 80 cuando ingresó en el cuerpo de la Policía Local de San Vicente. Por aquel entonces también complementaba su trabajo con labores de gobernación civil, hasta que hace casi 30 años fue uno de los fundadores de la agrupación de voluntarios en nuestro municipio, de la que tan orgullosos nos sentimos hoy día.

El año pasado se jubiló tras cuatro décadas de servicio a nuestro pueblo. Fue un momento muy especial en el que no podía imaginar lo que el destino le tenía reservado. “En toda mi carrera nunca he vivido una situación de gravedad como la actual”, confiesa Blas, que desde el inicio de la pandemia destina todos sus esfuerzos a las distintas labores que realiza Protección Civil. “Esta situación ha desbordado cualquier previsión, se hace lo que buenamente se puede”, explica, añadiendo que “sólo se puede pensar día a día porque se van modificando decretos y las formas de actuación varían sobre la marcha”.

Blas Martínez: “Sólo se puede pensar día a día porque se van modificando decretos y las formas de actuación varían sobre la marcha

“Esto pasará”, declara optimista, buscando el lado positivo de esta pesadilla. “Está cambiando la conciencia de la gente, a partir de ahora existirá más consideración con algunas personas y colectivos”, indica, destacando que “antes de todo esto ni sabíamos quién era el vecino”. Esa unidad es la que Blas espera que se mantenga cuando volvamos a la normalidad.

“Antes de todo esto ni sabíamos quién era el vecino”

Cada día es una prueba de fuego, en la que los voluntarios se enfrentan a una realidad más cruda de la que se pueden imaginar aquellos que están confinados en sus hogares. “Hemos tenido que repartir cheques de comida a personas que han tenido que cerrar sus negocios, o vecinos que conoces y te miran avergonzados”, cuenta Blas, al que todo esto le “ha reblandecido el corazón”, pese a las muchas desgracias de las que ha tenido que ser testigo en su carrera.

“Hemos tenido que repartir cheques de comida a personas que han tenido que cerrar sus negocios, o vecinos que conoces y te miran avergonzados”

Blas y Pepe son el alma de Protección Civil, los que coordinan cada dispositivo y lideran a “un equipo de voluntarios joven y con ganas de crecer”. Cada día salen de sus casas, dejando a sus familias preocupadas y sufriendo, como ocurre en todos los hogares donde algún miembro sale a trabajar en primera línea de exposición. “Es por ello que hay que respetar el estado de alarma, ser solidarios y valorar a los colectivos que están dando la cara por nosotros”, afirma Blas.

El veterano voluntario está viviendo el momento más intenso de su trayectoria poco después de su jubilación en el cuerpo de policía, donde ha dejado una huella imborrable. En sus años de servicio pasó por distintas unidades, siendo testigo de los cambios que se han vivido a nivel de seguridad: “antes la policía se dedicaba a sancionar y poco más, pero con el tiempo se han desarrollado otras tareas como las relacionadas con la Violencia de Género, la ayuda en accidentes o la ayuda domiciliaria”, señala Blas, que nunca olvidará “los momentos de tu vida en los que ayudas directamente a salvar vidas”.

“A veces nos miraban por encima del hombro, pero ahora nos van reconociendo”

“Cuando tenemos el agua al cuello es cuando se ve la labor que hacemos”, concluye, refiriéndose de nuevo a Protección Civil, a quien “a veces nos miraban por encima del hombro (al igual que a otros colectivos), pero ahora nos van reconociendo”. Por fin han dejado de ser invisibles y se han convertido en indispensables. Aunque realmente, siempre lo han sido, aunque sólo ahora podamos verlo.

Pepe Rosell, el alma de Protección Civil

Luego está Pepe Rosell, curtido en mil batallas, pero ninguna como esta. Presidente y fundador de la agrupación, así como merecedor de cada aplauso y agradecimiento que podamos brindarle, a él y al resto de héroes que nos sacarán de esta.

“Realizamos un operativo de atención al ciudadano, especialmente a las personas mayores y más necesitadas”, explica Pepe. “Trabajamos un grupo de unos 10 o 12 voluntarios fijos en turnos rotativos de 6 o 7 personas diarias”, en una labor coordinada con Policía Local, Guardia Civil e incluso la UME (Unidad Militar de Emergencia).

Las tareas son variadas: realizar la compra, ayudar a personas mayores, recoger mascarillas, repartir cheques de alimentación básica, etc.. Pepe agradece a los muchos que llaman para colaborar, pero ahora con el fin de evitar contagios se están organizando en pequeños grupos aunque anima a la ciudadanía a “una vez finalice esta situación, solicitar el ingreso y realizar la formación complementaria”, deseando que tras la pandemia Protección Civil pueda disfrutar de un salto cualitativo que le permita mejorar su servicio. “Hemos demostrado que estamos ahí cuando hace falta”, indica el presidente.

Pepe Rosell: “Hemos demostrado que estamos ahí cuando hace falta”

“También vamos por los barrios poniendo música e intentando levantar la moral a la gente”, explica, agradeciendo “el gran retorno que estamos teniendo desde los balcones y a través de las redes sociales”.

Pepe es consciente de a lo que se expone cada día. “Siempre hay miedo, pero durante el servicio no pensamos en eso, sólo en respetar las normas y cumplir las indicaciones sanitarias de protección”.

Ellos están haciendo mucho por todos nosotros. Nosotros, al menos, desde aquí podemos contarlo para que su esfuerzo no sea anónimo y se reconozca como merecen. Pepe y Blas son dos de nuestros héroes de hoy, pero detrás tienen a muchas más personas dispuestas a colaborar en un derroche de solidaridad que no deja de impresionarnos. Sólo podemos deciros una cosa…GRACIAS!

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